A M A N E C E R

Como siempre, Amanecer se levantó temprano y siguió la rutina de siempre, hasta que llegó a la universidad.

Hola Amanecer, saludó Jonas.

Jonas, hoy nos vamos a encerrar otra vez en la biblioteca.

Pero debemos tomar todas las clases.

Claro, comemos algo, cualquier cosa y nos ponemos a investigar. El lunes debemos entregar.

Creo que vamos a tener un fin de semana muy movido.

Así es Jonas, vamos a trabajar muy duro.

Amanecer, si no terminamos el sábado, tendremos que seguirle el domingo.

Qué te parece si nos vamos desde el viernes a la casa de la playa.

Nos llevamos todo.

Bueno, allá también hay biblioteca. No tan grande como la de aquí, pero tiene lo suficiente para sacarnos de apuros, abre el sábado todo el día, el domingo nos podríamos dedicar a imprimir y encuadernar todo.

Me parece bien, respondió Jonas.

Llegó Paul Jones y pidió a Amanecer las fotos que tomaron sus Padres en Florencia, al entregárselas, roso la mano de Paul y una descarga eléctrica recorrió todo su cuerpo y ella quiso correr de regreso a su lugar, pero se controló y el retorno fue a paso normal. Sintió que se puso colorada, y ya en todo el resto de la clase se la pasó pensando en esa sensación que le dejó el contacto con Paul. Nunca le había sucedido algo así.

La hizo perder el control y de repente sintió un empujoncito: Amanecer ya terminó la clase.

Cuál clase?.

Cómo cuál?. Ya se fue el señor Jones.

Adónde?.

Me imagino que a otro grupo.

Amanecer, te encuentras bien?.

Me parece que sí.

Pues prepárate, ya va a comenzar la siguiente clase.

Sí, está bien.

El resto de las clases Amanecer las pasó en el Limbo, no escuchó nada, no tomó apuntes, no leyó nada.

Al terminar clases, se fue al comedor de la universidad y Jonás le dijo, Amanecer, has estado distraída todo el día.

Jonas lo siento mucho, no sé que me pasó.

Te perdiste nada más ver al Sr. Jones.

Lo siento en verdad Jonas.

Vamos a pedir de comer.

Si, ya sabes, mi ensalada verde, ahora con pollo y jugo de frutos rojos.

Jonas fué al mostrador y fueió lo que le encargó Amanecer y para él una Hamburguesa y refresco de Cola.

Creo que hoy no te quieres nutrir bien.

Hoy desayuné mucho, casi no tengo hambre.

Hay que apurarnos y nos vamos a la biblioteca.

Así lo hicieron, comieron y se fueron con rapidez a la biblioteca y ahí se dedicaron a seguir con la investigación.

A media tarde llegó Paul Jones y dijo: Qué bueno que te encuentro Amanecer, quiero devolverte tus fotos, Gracias Sr. Jones.

Son magníficas.

Que bueno que le hayan gustado.

La foto del mural de la Última Cena está súper.

Crees que podría sacar una copia.

No traigo los negativos.

Fue con una cámara de rollo?.

Si Sr. Jones.

Amanecer pensaba: Maldita sea, con las ganas que tengo de darle un beso.

Paul Jones se despidió, los dejo con su investigación.

Gracias Sr. Jones.

Amanecer, quieres que ponga una tasa debajo de tu boca?.

Eh?. Ah. Por qué dices eso?.

No cerraste para nada la boca mientras hablamos con el Sr. Jones.

Ay Jonas, no sabes lo que dices.

En verdad te gusta el Sr. Jones?.

Jonas, tenemos un trabajo que entregar? ¿Lo olvidaste?

No, pero si quiero que me pases el número de tu hermana Luna.

No me digas que te gusta mi hermana.

En verdad no lo sé. Pero me atrae mucho la forma en que hablas de ella.

Pues no te he dicho mucho.

Lo poco que has dicho es suficiente para darme cuenta de que es especial.

Escúchame bien Jonas, te voy a dar su número, pero si mi hermana termina sufriendo por tu culpa, eres hombre muerto.

Después siguieron estudiando y avanzando en su investigación.

Y al terminar, otra vez estaba oscuro y Amanecer volvió a dejar su bicicleta en el depósito.

Nuevamente tomó un taxi para ir al departamento.