Alana una chica de 18 años, ha vivido sola con su madre desde que tenía 2 años de edad, yabque su padre las abandono, pero no fue empedimento para ellas, juntas salieron adelante y eran muy felices hasta que un día de pronto apareció su padre y la entregó para saldar una deuda que tenía.
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capítulo. 19
Alana y Luna se sorprendieron al escuchar los fuertes golpes en la puerta y los gritos. Luna se dirigió rápidamente al baño y, tras un breve momento, salió. Alana, al salir, saludó diciendo: Buenos días, señorita, ¿necesita algo?.
Sara, sin previo aviso, la tomó del brazo y la condujo hacia la cocina, afirmando: Este es tu lugar, prepara algo de comer de inmediato, mientras la empujaba.
Alana cayó al suelo, pensando en su madre, quien nunca la había tratado de esa manera. Le parecía inaceptable que esta mujer lo hiciera, así que, recuperando la compostura, se levantó y le dijo: Disculpe, señorita, le ruego que no vuelva a hacerlo. No es la manera adecuada de tratar a alguien.
Sara se ríe y comenta: Así es como se trata a las sirvientas, a las perras y a la basura como tú.
Alana, visiblemente molesta, responde: Basta, señorita. No merezco que me trate de esta manera; no le he hecho nada malo. Ahora, por favor, permítanos hacer nuestro trabajo. Puede ir a arreglarse mientras preparamos algo para usted.
Sara, con desdén, replica: ¿Quién te crees para hablarme así? Te demostraré en este momento que soy tu jefa.
Alana responde: No es mi jefa; yo no trabajo aquí, solo vine a ver a mi amiga.
Sara estaba a punto de golpear a Alana cuando escucharon el sonido de la puerta. En ese momento, Sara le dijo: Muévete, ve a abrir la puerta. Alana, molesta, la esquivó y se dirigió a la entrada, mientras Sara la seguía.
Al abrir la puerta, se encontraron con Martín, quien estaba de pie allí. Sara lo miró y exclamó: Amor, por fin llegaste. Ven, pasa y mira cómo han dejado la casa.
Alana se quedó en silencio, con el rostro triste. Martín la observó; su ropa estaba desordenada y al entrar se percató del estado del hogar. ¿Qué ha pasado aquí?, preguntó. En ese momento, Luna salió y dijo: Señor...
Martín: ¿Qué ocurrió, Luna?
Luna, quien también estaba sorprendida al ver la casa, respondió: No lo sé, señor.
Martín miró a Alana, luego a Luna y a Sara, y volvió a preguntar cuál de las tres le diría qué había pasado aquí.
Sara comentó: Me encargaré de explicarlo, mi amor. Estas dos estaban bebiendo anoche; yo me acosté temprano y, al levantarme, vi todo este desorden, así que fui a levantarlas para que limpiaran.
Alana interrumpió, afirmando: No es cierto, no bebimos nada.
Martín le respondió: Ve a tu habitación.
Alana comienza a subir hacia la habitación, y Sara la observa mientras le pregunta con desdén a dónde va. Alana, visiblemente asustada, continúa su camino.
Sara, confundida, cuestiona a Martín: ¿A dónde va ella, amor? ¿Qué está sucediendo?
Martín responde con firmeza: Sara, sígueme, necesitamos hablar.
Sara, molesta, levanta la voz: ¿Por qué ella está subiendo? ¿Qué ocurre, amor?
Martín se dirige hacia el despacho y, al pasar junto a Luna, le pide: Por favor, encárgate de este desorden. Luna asiente.
Martín llama a Sara, quien entra al despacho y le pregunta: ¿Qué pasa, amor? ¿Por qué esa perra está subiendo? ¿No se suponía que solo era visita de Luna?
Alana comienza a subir hacia la habitación, y Sara la observa mientras le pregunta con desdén a dónde va. Alana, visiblemente asustada, continúa su camino.
Sara, confundida, cuestiona a Martín: ¿A dónde va ella, amor? ¿Qué está sucediendo?
Martín responde con firmeza: Sara, sígueme, necesitamos hablar.
Sara, molesta, levanta la voz: ¿Por qué ella está subiendo? ¿Qué ocurre, amor?
Martín se dirige hacia el despacho y, al pasar junto a Luna, le pide: Por favor, encárgate de este desorden. Luna asiente.
Martín llama a Sara, quien entra al despacho y le pregunta: ¿Qué pasa, amor? ¿Por qué esa perra está subiendo? ¿No se suponía que solo era visita de Luna?
Martín: Por favor, tranquilízate y tómate un momento para sentarte.
Sara: No voy a calmarme hasta que me expliques por qué esa perra está subiendo a las habitaciones de arriba. ¿Quién es ella y qué hace aquí? ¿Es verdad lo que dice Santi, que trajiste a alguien a vivir contigo? ¿Y yo? ¿Me dejarás por una extraña?
Martín: Santi...
Sara se percata de que ha estado llamando a Santiago de una manera que solo utiliza en momentos de intimidad y dice: Sí, cariño, es nuestro amigo, por eso lo llamo así.
Martín: Vamos a ver qué más te comentó Santi.
Sara: No es relevante lo que me haya dicho. Dime, ¿qué hace esa perra aquí?
Martín: Está bien, te lo diré. Ella es la persona que mis padres han elegido para que sea mi esposa.
Sara se inclina hacia atrás, sorprendida. Y dice, ¿Quéee?
Martín: Sabes perfectamente que mis padres no te aprueban.
Sara: ¿Y a ella sí? ¿A esa recién llegada sí? Martín, ¿qué te ocurre? ¿Por qué permites que me traten así?
Martín: Debo casarme. No puedo hacer más; lo nuestro no tiene por qué acabar. Simplemente, te pido que no vengas aquí.
Sara: ¿Qué estás diciendo? ¿Quieres casarte con ella?
Martín: Debo hacerlo. No hay nada entre esa chica y yo; solo será mi esposa durante dos años. Después, se irá y podré hacer lo que quiera. Cariño, puedes estar tranquila, no está ocurriendo nada entre nosotros.
Sara: No puedo creerlo. Te casas con esa chica y pretendes que yo sea tu amante. ¿Sabes cómo me mirará todo el mundo?
Martín: La boda será privada; nadie se enterará, solo mi familia.
Sara salió del despacho y subió a la habitación de Martín, quien la siguió.
Al entrar en la habitación, Sara recoge sus pertenencias. Martín la toma del brazo y le dice: Sara, espera.
Suéltame, responde ella. Si te casas con esa mujer, no pienso seguir contigo, añade.
Martín, visiblemente frustrado, replica: No me hagas las cosas más difíciles. Por favor, ya he tenido suficiente con mis padres.
Solo será una boda durante dos años, explica Martín. Es solo para tranquilizar a mis padres. Además, buscaremos un departamento donde podamos vernos con frecuencia. De hecho, si lo prefieres, podríamos vivir allí y yo vendría aquí cuando mis padres estén presentes. ¿Te parece bien?
Sara lo observa y le pregunta: ¿De verdad te irías a vivir conmigo?.
Martín responde: Por supuesto, solo me quedaría aquí cuando mis padres vengan a la ciudad.
Entonces, Sara lo abraza y le dice: Está bien, entonces vayamos a buscar ese departamento de una vez.
Martín añade: Como prefieras, solo déjame cambiarme de ropa.
Martín entra a ducharse. Sara sonríe y piensa: Es perfecto, este hombre vivirá conmigo y podré aprovecharme de muchas cosas. De hecho, haré que el departamento esté a mi nombre, jajaja.
????????????.Quedé como un Condorito
¿ exigo una explicación ?
se de cuenta del erro que cometio dejar a su hija y la madre de su hija