Luego de vivir una vida de forma sumisa, pensando que de esa forma todo era mejor, Luna muere en manos de un asesino, fuera de un supermercado a sus treinta años, arrepentida por no vivir de la forma en que quería, pide fervientemente una segunda oportunidad. ¡Que luna tan hermosa la de esta noche, lástima que no la podre ver más! piensa antes de morir desangrada. ¿Qué ocurrió?, desperté en un hospital, pero este no es mi cuerpo y ¿porque tengo orejas de conejo? Reencarnada en otro mundo, ocupando otro cuerpo, descubre que la chica tambien se llama Luna y la dificil vida que llevaba, ademas de que la intentaton asesinar y el principal sospechozo es un hombre que aparece en sus sueños, como un recuerdo de lo ocurrio, quien ademas es uno de sus compañeros de clase y un lobo blanco, uno de los principales peligros para los conejos. Asi comienza esta trama dondd Luna buscara al culpable para tomar venganza
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Capitulo 19. Ataque en el Gimnasio
Como todos los días, llegada la tarde fue corriendo hacia el vivero, Rita se encontraba abonando una planta nueva, mientras Matheus regaba las otras plantas, los dos cuidaban del lugar de forma diligente.
- ¡Luna! – le dice Rita en cuanto la vio - ¿te encuentras bien? – le dice revisando su cuerpo con la mirada.
- Si, ¿Por qué lo preguntas? – le dice sorprendida de la actitud de la mujer.
- El problema de hoy llego a todas las aulas – le dice – corrió el rumor de que Isabela te golpeo por aparearte con su pareja – le dice – me preocupe, en cuanto me entere fui a buscarte, pero no te encontrabas allí.
- No fue nada – le dice – pude defenderme, además tuve un poco de ayuda.
- ¿en serio? – la mira preocupada.
- Sí, no me sucedió nada – le sonríe
- ¿Quién te ayudo? – le pregunta Matheus, había parado de regar las plantas para unirse a la conversación.
- Un compañero de clases – no quería inmiscuir a Kaelth en sus problemas.
- Pues que bueno que tuviste ayuda Luna – le dice Rina – Isabela es muy sanguinaria y enloquece cuando tocan alguna de sus parejas – dice
- ¿Tiene muchas? – le pregunta
- Te sorprendería saber cuántas parejas pueden tener los zorros – le dice Rina – y suelen ser muy celosos.
- Pues son unos descarados los zorros, ¿no les parece? – le dice Luna confirmando por qué Kaelth había terminado con la mujer
- No es su culpa – le dice Matheus – su naturaleza los obliga a ser de esa forma
- Pues creo que solo son excusas – dice Luna – bueno, como sea, es mejor que me ponga a ayudarlos – los mira - ¿no cree?
- Si – le dice Rina – gracias al cielo todo salió bien para ti – sonríe y de inmediato se ponen a trabajar.
Llegada la noche, Luna debía hacer su rutina de siempre, ya era una total molestia el solo pensar en ir a lavar su cuerpo, con todas las cosas que debía enfrentar a diario, no podía imaginar lo difícil que era para la otra Luna, llego a su habitación y miro la cama sin sabanas, había olvidado ese detalle también, respiro profundo e intento no prestarle atención por el momento, tomo sus cosas, ropa limpia y una toalla, además de la bolsa con lo demás, salió de allí y fue directo hacia el gimnasio, abrió la puerta lentamente, las luces estaban apagadas, no se podía ver nada hacia adentro, era extraño, ese lugar siempre estaba encendido.
De pronto sintió que la empujaron hacia adentro, seguido de cabello halado, obligándola a entrar, lanzándola, cayó al suelo y cerraron la puerta del lugar.
- Miren que tenemos aquí – dicen en la oscuridad, la voz era la de un hombre, no se podía ver quien era – pero si es la pequeña coneja idiota – dice
- ¡¿Quién eres?! – le grita Luna, sus orejas habían salido y estaban moviéndose de forma descontrolada tratando de hallar al enemigo - ¡Sal de la oscuridad cobarde! – le dice provocándolo para que encienda la luz - ¿acaso le temes a un conejo?
- ¿temerte? – ríe – no sea estúpida, es solo que de esta forma no quedan pruebas de lo que te haremos – dice el hombre, causando un mayor estado de alerta en Luna, “Él dijo haremos, eso quiere decir que hay más de uno aquí”, la respiración de se le empezó a acelerar, no podía visualizar nada, ni siquiera sabía en qué parte exacta se encontraba ella misma.
El primer golpe lo encestaron en la espalda, parecía que había sido con un objeto cilíndrico, ¿quizás un tubo de hierro?, Luna cayo hacia el suelo, intentando levantarse sintió el segundo golpe en su barbilla, ¿Cómo podían darle tan fácilmente?, se suponía que todos estaban en la misma condición, todo estaba oscuro, ¿Cómo era posible que supieran donde se encontraba?, de pronto fue como una voz instintiva “muévete”, movió su cuerpo hacia la izquierda, luego se escuchó el hierro impactar contra el suelo, “levántate”, rápidamente se levantó y se hizo hacia atrás, esa vez sintió que casi la rozaron, ¿Qué era esa voz?, parecía venir de su mente, “corre”, corrió hacia la derecha, no sabía porque, pero algo le decía que era hacia allí que debía ir, se escucharon los pasos de sus atacantes tras ella, llego hasta la pared ¿ahora qué?, estaba pegada de la pared “abajo”, se agacho y el hierro dio contra la pared, “derecha” “izquierda”, Luna se movía rápidamente siguiendo las indicaciones de la voz en su cabeza.
- Maldita coneja – le grita uno de los hombres – quédate quieta, puta de mierda.
- ¿Cómo puede moverse tan rápido esa mal nacida? – se escucha a otro
- Es porque es un conejo – dice el primero – los que son presa tienen un gran sentido para escapar y son agiles – dice molesto – es por eso que es difícil agarrar a esta maldita.
Luna se mantenía en silencio, creía que si hablaba podría perder el aliento y la energía para seguir huyendo, debía atacar, pero ¿Cómo?, no sabía dónde se encontraban los atacantes, sin poder verlos lo único que podía hacer era seguir a la voz que le indicaba como evadirlos. Si tan solo pudiera verlos.
De pronto se comenzaron a escuchar golpes fuertes, parecía ser que estaban golpeando la puerta, uno tras otro se escucharon los golpes seguidos hasta que por fin lograron romper la cerradura y la puerta se abrió, brindándole paso a un rayo de luz en el lugar, dejando ver la silueta dos de los atacantes frente a ella, mientras los hombres se distrajeron con la puerta, Luna sintió un impulso en sus piernas, dio un gran salto, estiro bien su pierna y le dio una patada en la cara al hombre, exactamente en el mentó, luego al caer, apenas sintió que su pie toco el suelo, utilizo el impulso y dio un segundo salto directo hacia el segundo hombre, dándole una patada justo en el estómago.
- ¡Luna! - escucho que le gritaron desde la puerta, Luna corrió hacia la salida al reconocer a la persona parada en la puerta.