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Duquesa Por Tiempo Limitado

Duquesa Por Tiempo Limitado

Status: En proceso
Genre:Malentendidos / Matrimonio arreglado / Hija rica en bancarrota / Amor-odio / Atracción entre enemigos
Popularitas:14.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Amunets

Eliza, una noble empobrecida, está desesperada por pagar sus deudas cuando recibe una oferta inesperada: convertirse en espía para Lady Marguerite en el ducado del Duque Richard. Sin embargo, su misión toma un giro inesperado cuando el duque, consciente de las amenazas que rodean a sus hijos, le propone un matrimonio por contrato para proteger a su familia. Eliza acepta, consciente de que su vida se complicará enormemente.

Tras la muerte del duque, Eliza se convierte en la tutora legal de Thomas y Anne, y asume el título de Duquesa de Gotha. Pero su posición es amenazada por Alexander, el hijo mayor del duque, un hombre frío y calculador respaldado por la poderosa familia de su difunta madre. Alexander de Ghota.

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Capitulo 9

Eliza nunca había imaginado que un día como este llegaría. Su boda con el

duque fue un evento formal y lujoso en la capital, marcando un cambio radical

en su vida. El castillo estaba decorado con flores frescas y ricos tapices, y

la ceremonia se llevó a cabo en la grandiosa catedral, con la presencia de

nobles de todo el reino. Incluso el rey asistió, subrayando la importancia y

magnitud del ducado.

Eliza se sintió como en un sueño mientras caminaba por el pasillo, su

vestido de novia adornado con encaje y perlas. Los niños, Thomas y Anne,

caminaron a su lado, desempeñando sus roles con solemnidad. Eliza sabía que su

vida cambiaría para siempre después de este día.

Entre la audiencia, Eliza notó a Lady Marguerite. La condesa estaba

observándola con una mirada que mezclaba curiosidad y desdén, lo que hizo que

Eliza se sintiera nerviosa. Pero decidió confiar en el duque y en su decisión

de proteger a los niños.

La ceremonia se desarrolló sin contratiempos, y cuando el duque le puso el

anillo en el dedo, Eliza sintió una mezcla de alivio y determinación. A pesar

de las miradas y los susurros, sabía que estaba haciendo lo correcto.

Durante la recepción, Eliza pudo escuchar los murmullos de los nobles. La

gente murmuraba que ella era una oportunista, una desvergonzada cazafortunas

que se había aprovechado de la situación para escalar socialmente.

Mientras estaba con Thomas, uno de esos comentarios llegó a sus oídos. Una

noble comentó despectivamente sobre Eliza, llamándola "una trepadora sin

vergüenza".

Thomas, con el rostro enrojecido de ira, no dudó en intervenir. —¡Mi madre

no es una oportunista! —gritó, mirando fijamente a la noble—. Debería cuidar su boca,

¿O quizás quisiera repetir lo mismo frente a mi padre?

La noble quedó en silencio, sorprendida por la valentía del niño y mención del duque,

si eso llegaba a oídos del duque estaba acabada.

Eliza sintió una oleada de orgullo y cariño por Thomas. Se arrodilló a su lado y lo

abrazó, susurrándole palabras de agradecimiento.

Después de la boda, al regresar al castillo, Eliza fue recibida

calurosamente por el personal. Sus miradas reflejaban respeto y gratitud por su

dedicación a los niños y al ducado.

Sin embargo, esa misma noche, la salud del duque empeoró. Pasó más tiempo en

su habitación, apenas saliendo después de días. Eliza sabía que debía ser

fuerte, no solo por los niños, sino también para no decepcionar al duque.

Cuidaba de Thomas y Anne con dedicación, asegurándose de que se sintieran

amados. Al mismo tiempo, comenzó a conocer a los familiares que

codiciaban el ducado. Observaba sus movimientos y conversaciones, tomando nota

de sus intenciones.

Eliza también se sumergió en la administración del ducado. Pasaba largas

horas revisando documentos, aprendiendo sobre las finanzas y la gestión de las

tierras. Aunque era difícil, su determinación y capacidad para aprender

rápidamente la ayudaron a mantenerse a flote.

Una tarde, mientras revisaba unos informes en su despacho, un criado se

acercó con una expresión de urgencia. —Mi señora, el duque ha pedido verla.

Eliza dejó los documentos y se dirigió rápidamente a la habitación del

duque. Al entrar, lo encontró acostado, su rostro pálido y marcado por el

dolor. Se arrodilló junto a su cama y tomó su mano.

—Estoy aquí, su excelencia —dijo suavemente.

El duque abrió los ojos y la miró con gratitud. —Eliza, has hecho más de lo

que jamás podría haber esperado. Sé que los niños están en buenas manos

contigo.

Eliza apretó su mano, sintiendo la tristeza y la responsabilidad que pesaban

sobre ella. —Prometo cuidar de ellos y proteger el ducado. No lo decepcionaré.

El duque sonrió débilmente antes de cerrar los ojos, su respiración

volviéndose más suave y regular. Eliza se quedó a su lado, vigilando su sueño,

sintiendo la gravedad de su promesa y el camino que tenía por delante.

Al día siguiente, Eliza continuó con sus deberes, sabiendo que cada acción

contaba. Se reunió con los administradores del ducado, revisó las finanzas y

supervisó las tareas diarias. También pasó tiempo con Thomas y Anne,

asegurándose de que sintieran su amor y apoyo constante.

Aunque enfrentaba desafíos, Eliza estaba decidida a cumplir con su papel

como duquesa y madre. Sabía que el camino sería difícil, pero con cada día que

pasaba, se sentía más segura de su capacidad para enfrentar cualquier

adversidad que se presentara.

Los días se volvieron más sombríos en el ducado mientras la salud del duque

se deterioraba. Eliza se mantenía firme en sus responsabilidades, pero la

tristeza empezaba a impregnar el ambiente. Sin embargo, había obligaciones

sociales que aún debía cumplir.

Una tarde, Eliza organizó una hora del té con varias señoritas nobles. Era

una oportunidad para fortalecer su posición en la sociedad y mostrar su

liderazgo como nueva duquesa. Entre las invitadas estaba Lady Marguerite, cuya

presencia siempre irradiaba una mezcla de astucia y desdén.

Eliza, vestida con un elegante vestido de seda azul, recibió a las damas en

el salón principal del castillo. Las mesas estaban adornadas con finas

porcelanas y delicadas flores, creando un ambiente refinado y acogedor.

—Bienvenidas, señoras —dijo Eliza con una sonrisa cálida—. Es un honor

tenerlas aquí.

Las damas respondieron con cortesías, pero Eliza podía sentir la tensión en

el aire. Lady Marguerite se sentó con una expresión altiva, sus ojos escrutando

cada detalle.

—Lady Eliza, es un placer verte tan radiante —dijo Marguerite con una voz

dulce pero envenenada—. Debe ser un gran desafío para ti adaptarte a tus nuevas

responsabilidades.

Eliza mantuvo su sonrisa, pero sus ojos brillaban con determinación.

—Gracias, Lady Marguerite. Es un desafío, pero uno que abrazo con todo mi

corazón. El bienestar del ducado y de mis hijos es mi mayor prioridad.

Eliza notó que algunas damas intercambiaban miradas, esperando ansiosas el

desarrollo de la conversación. Marguerite continuó, sus palabras cuidadosamente

medidas.

—Debe ser difícil para alguien sin experiencia previa manejar tales

responsabilidades. ¿No temes que algo se te escape de las manos?

Eliza respiró hondo y respondió con voz firme y segura. —Lady Marguerite,

agradezco tu preocupación, pero he aprendido rápidamente y cuento con el apoyo

de un excelente personal. Además, como duquesa, mi posición me otorga ciertas

ventajas y apoyos que quizás otros no comprendan completamente.

La respuesta de Eliza fue meticulosa, colocando a Marguerite en una posición

inferior sin ser grosera. Las damas presentes murmuraron entre ellas,

impresionadas por la compostura y autoridad de Eliza.

Marguerite frunció ligeramente el ceño, pero no se rindió. —Es bueno saber

que estás aprendiendo. Aunque, como dicen, hay cosas que solo la experiencia

puede enseñar.

Eliza mantuvo su sonrisa, pero su mirada se endureció. —Ciertamente, Lady

Marguerite. Y espero poder aprender de mis experiencias y continuar mejorando

en mis responsabilidades. Como duquesa, tengo el deber de proteger y guiar a mi

familia y a mi ducado, un deber que asumo con toda la dedicación posible.

Eliza se inclinó ligeramente hacia adelante, manteniendo contacto visual con

Marguerite. —Y hablando de responsabilidades, es esencial recordar que, en la

jerarquía social, el título de duquesa lleva una gran responsabilidad y también

una gran autoridad. Como tal, es mi deber y privilegio asegurarme de que

nuestras tradiciones y valores sean mantenidos con el más alto estándar.

Marguerite, atrapada por las palabras de Eliza, solo pudo sonreír

tensamente. La superioridad de la duquesa había quedado clara, y las demás

damas asintieron en aprobación.

La conversación continuó en un tono más suave, y la hora del té concluyó con

una nota de respeto y admiración hacia Eliza. Lady Marguerite, aunque derrotada

en este enfrentamiento, se despidió cortésmente, pero con una mirada que

prometía futuros conflictos.

Esa noche, el duque empeoró significativamente. Eliza estaba en su despacho

cuando un sirviente la llamó con urgencia.

—Mi señora, el duque está muy mal. Debe venir de inmediato.

Eliza corrió hacia la habitación del duque, donde encontró a Thomas y Anne

al lado de su cama, sus rostros marcados por la tristeza. Los sirvientes

también estaban presentes, sus expresiones sombrías.

El duque, pálido y débil, abrió los ojos lentamente. Miró a sus hijos y a

Eliza, y trató de hablar.

—Thomas, Anne... lo siento tanto... —dijo con voz entrecortada—. Lamento no

haber sido el padre que necesitaban...

Los niños lloraban, sus pequeñas manos aferrándose a las del duque. Eliza se

arrodilló junto a la cama, tomando la mano del duque con ternura.

—Has hecho lo mejor que has podido, su excelencia —dijo Eliza, con lágrimas

en los ojos—. Y ellos lo saben.

El duque asintió débilmente y luego, en su estado de debilidad, comenzó a

divagar, sus ojos desenfocados. —¿Alexander? Perdóname, hijo... Lamento

tanto... todo...

Eliza sintió un nudo en el estómago al escuchar esas palabras. Sabía que el

duque estaba hablando de su hijo mayor, Alexander, el hermano mayor de Thomas y

Anne. Aunque Alexander no estaba presente, las palabras del duque resonaron en

la habitación.

Ese hijo nunca respondió las cartas de Eliza,

quien informaba de la delicada situación de su padre.

El duque sonrió ligeramente antes de cerrar los ojos por última vez. Su

respiración se detuvo y la habitación se llenó de un profundo silencio. Los

sirvientes, Eliza y los niños lloraron juntos, compartiendo el dolor de la

pérdida.

Eliza abrazó a Thomas y Anne, sus corazones rotos por la pérdida de su

padre. Sabía que, aunque el duque había partido, su promesa de proteger a los

niños y al ducado seguía en pie. Con renovada determinación, se preparó para

enfrentar los desafíos que vendrían, sabiendo que debía ser fuerte por Thomas,

Anne y el legado del duque.

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Heidys Campo
que mala eres elisa pence que podrias aberiguar por que alexandro odia a su padre y ser justa con el por que el y su madre fueron los que mas sufrieron y solo quieres defender a los hijo de la amante que era una vibora por que no solo te casas y te vas con tus hijos y le dejas lo que por derecho es de alexandro para mi tambien eres una oportunista igual a la madre de los niños pueda ser y alexandro te descubra a tiempo y te eche como un perro
Heidys Campo
que triste que alexandro aya sufrido con su mama por un padre infelis y una oportunista engañadora y manipulista ta mi bueno y asy como mato a esposa ella tambien murio era una mala mujer lastima los niños que dejo no tienen culpa pero como dice el dicho tu recoges lo que siembras y ella sembro mal eso ban a recoger sus hijos
Yalani Díaz
muy buena trama tiene mucho trabajo para sacar a las aves de rapiña pro por amor a los niños lo va a lograr
birrahelada
Me fascina esta historia!!
Shaiellove: tu historia es hermosa, no te rindas.. ¡tu forma de escribir también es estupenda!
Amunets: 💕Me alegra, recibí más comentarios negativos que positivos sobre la historia, creí que si era mala, pero alegro que te guste
total 2 replies
Shaiellove
¡Me encantó! Esperare los siguientes capítulos
birrahelada
Me encanta la trama y lo bien relatada que está
Valeria Mendoza
Muy malo
Valeria Mendoza
Malo
Osiris Vanegas
Normal
Osiris Vanegas
Malo
Melancolik
Richard????
Lu Lar
Excelente
Melancolik
se llama igual que la condesa que secuestro a Thomas
Melancolik
no es Duquesa?
Amunets: si perdón, escribo de noche y suelo confundirme en nombres o titulos /Facepalm/
total 1 replies
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