dos gemelas que fueron separadas desde su nacimiento se reencuentran.
un romance con mi cuñado
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suegrita
Cuando Sebastián salió del baño me apresure a salir de la bañera y cerrar con pasador las puertas, me seque y me puse un vestido señido al cuerpo, Pero al recordar que mi cuerpo es más curvilínea que el de mi hermana decido colocarme un piyama blanco.
Cuando bajo las escaleras veo a una señora y un señor de unos 55 años más o menos entrando por la puerta y detrás están mis padres, supongo que son sus padres así que me acerco a saludar.
El señor era educado, Pero la señora...
Marlén: Pensé que se trataba de una cena "formal" (Haciendo entre comillas con sus dedos) pero supongo que no todos sabemos el significado de esa palabra.
Sebastián: Vayamos a la mesa, mamá.
Marlén: Ok, Pero yo solo lo decía.
Cuando ya estuvimos en la mesa las trabajadoras empezaron a servir la comida, me levanté y levanté la copa para decir unas palabras.
Estefany: Les pido un minuto de su tiempo, quiero agradecerles por dejar sus deberes de lado para acompañarnos está noche, nos encanta compartir en familia y el día de hoy no es la excepción, doy gracias por estos alimentos y de verdad espero que la exquisita comida de nuestra gran cocinera sea de su agrado; Provecho.
Marlen: Es tan corriente ( Risas) de...
Manuel: (Interrumpiendo) Estamos complacidos de estar aquí y es de verdad un placer cenar con la mujer que nuestro hijo escogió como esposa.
Estefany: Es un amor suegro.
Cuando terminamos de comer trajeron el postre.
Marlén: Y dinos querida, ¿Por qué has decido ponerte un piyama está noche?
Manuel: Verle el lado positivo, es blanca
Marlen: Eso no quita lo corriente que se ve, además ahora es la prometida de nuestro hijo, él se merece algo mejor.
Sebastián: mamá.
Estefany: No te preocupes mi amor, lo que pasa suegrita, es que últimamente me siento algo mal, me la paso con náuseas y algunos antojos, creemos que estoy embarazada y decidimos que me pondría un piyama para no hacer presión en mi vientre hasta mañana que vayamos al médico... ¿No querría que a su posible futuro nieto le pasase algo cierto?
La señora se quedó callada y cuando nos estábamos despidiendo hizo otro comentario.
Marlén: cuida la lengua de tu prometida, querido hijo, no vaya a ser que sus malas palabras se hagan realidad.
Estefany: Que tenga buenas noches, suegra y para que quede claro, yo soy la prometida y futura esposa de su hijo no su criada ni mucho menos, tengo todo el derecho de vestir y hacer lo que se me venga en ganas y si a alguien le molesta debe ser a su hijo, Pero hasta ahorita él no a hecho más que seducirme con roses por debajo de la mesa y de decirme que me veía bien cada que podía, así que no le encuentro lugar a sus comentarios.
Nos terminamos de despedir y yo no podía con la risa que me daba la cara que había puesto la señora Marlen.