4 jóvenes mexicanos emprenden un viaje a un municipio de Alemania en busca de nuevas aventuras, paisajes nuevos para capturar y experiencias para contar, lo que no imaginaban era vivir una una aventura que jamás olvidarían, para su mala suerte será en un mundo completamente desconocido lleno de criaturas gigantes y plantas inimaginables que los acecharán,en este nuevo mundo tendrán que luchar por mantenerse a salvo entre tantos peligros y encontrar la manera de volver a casa.
¿Lograrán Sobrevivir?
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Capitulo 7
Pasaron más de media hora, según lo que ellos calculaban por el tiempo y aún nadie decía nada, no querían discutir por una gran verdad. Winder cargaba a Renata, sin dejar de decirle lindas palabras, que la tranquilizaban. Pero eso destapó la rabia de Alicia, una que no la dejaba casi respirar, de tantas emociones que sentía en ese momento.
—Por eso estamos aquí, porque todo le aplaudes a Renata— Hablo Alicia, molesta, estando en la espalda de Gabriel.
—No voy a discutir contigo, Alicia— respondió Winder muy calmado, siguiendo su camino, estaba consciente de su error.
—¡Claro, no quieres aceptar que estamos aquí, por culta de Renata!— replicó ella, casi gritando, incomodando a Gabriel.
—Beby...— Quiso hablar Gabriel.
—¡No vengas a defenderla tu también Gabriel!— le exclamó Alicia, molesta, se bajó de la espalda de Gabriel y quiso caminar, pero la voz de Winder la detuvo.
—Yo no obligue a nadie, fui yo quien tocó el portal, ¿No debieron salir corriendo y buscar ayuda o algo así?, ¡ah, pero no!, todos me siguieron— Hablo Winder extremadamente molesto, sintiendose mal porque todos lo culpaban.
— A Ali, la traje yo— defendió Gabriel a su novia, pero no era correcto.
—Ella no se hubiese quedado sola, también nos hubiese seguido, así que no la defiendas— reclamo Winder, dejando todo claro.
Renata estaba en silencio, con la cabeza agachada y llorando, no sabía qué decir, jamás paso por su cabeza que su aventura fuera tan extrema. No estaba en sus planes pasar, por tanto, tal vez una serpiente era suficiente.
—Entiendo que se sientan cansados y estresado. Pero si alguien es culpable, somos todos por nuestras decisiones. Nadie nos obligó— dejo claro Winder, un poco más calmado.
Nadie decía nada, aclarando sus sentimientos y calmando sus cabezas
—Perdón, Reni...— susurró Alicia llorando, arrepentida de sus palabras.
—Estoy cansada, me duelen los pies, tengo mucha hambre— expresó Alicia, sus palabras salían distorsionadas por su llanto.
—Perdóname tú, Ali, no pensé en esto, no pedí algo así, solo quería vivir una aventura como la montaña rusa, que solo fueran minutos— declaró Renata haciendo reír a los chicos.
—Discúlpame Winder, sé que amas a Renata y eso me alegra mucho, como la cuidas y la defiendes, aunque a veces te pasas — Le hablo Alicia con sinceridad.
—Tranquila, entiendo todo el estrés que tenemos. Pero debemos estar unidos, calmado para salir de aquí— Explicó Winder.
Alicia estaba por decir algo a su novio, pero este solo beso sus labios y la abrazo, acarició su cabello sintiendo su calor.
—Te amo, beby— susurró Gabriel, Alicia levantó su mirada, y sonrió.
—Yo también te amo, beby— respondió ella con una sonrisa.
Era imposible negar que el capricho de Renata de querer vivir una gran aventura, los llevo hasta ahí. Pero, ella no lo obligó a tocar el portal y mucho menos que todos la siguieran.
Cada uno era responsable de sus decisiones y eso tenían que entenderlo y aceptar que debían estar unidos para tratar de salir con vida de ese lugar, de ese terrible sueño y pesadilla. Una aventura difícil de superar si salían con vida.
El momento de tensión había pasado, dejándolos más tranquilos, haber sacado toda la rabia y el estrés en esa pequeña discusión, fue necesaria para pensar que hacer. Ya estaba oscureciendo y debían pensar en donde pasar la noche.
—Busquemos un lugar donde pasar la noche— Propuso Winder, como todo un líder.
—Dejemos que las chicas descansen— Dijo Gabriel.
—Nosotras podemos ayudar— Hablo, Renata.
—No estamos tan cansadas— aseguro Alicia.
Los chicos aceptaron su ayuda, buscando el mejor lugar para armar una especie de choza o casita, que los resguardará de cualquier cosa que los quisiera dañar.
Un tiempo después, ya tenían donde dormir seguros, Aunque no tan cómodos, estaban abrazados con los ojos cerrados pensando en la felicidad que sentirían al encontrar la salida a su hogar. Lo deseaban como nunca habían deseado algo. Tanto pensar, se quedaron profundamente dormidos, sin imaginar o pensar en algún peligro.
Solo querían descansar para seguir en buscar de la salida.