Herencia Silente

Esa cosa media al menos 20 metros de altura.

El lagarto se sumergió de nuevo y todos dentro del barco se quedaron en shock.

El destino de todos nosotros estaba presente.

Solo pude quedarme en blanco al ver el monstruos.

'Jamas debí haber venido al mar'.

Sonreí amargamente por ver cómo sería el final pero el capitán se quedó inmóvil.

Fue cuando sentimos una jalón.

El barco estaba siendo acechado por el lagarto marino que tenía hambre.

Todos los rateros estaban sometidos y el capitán pensó mientras los miraba.

'¿En serio?'.

El capitán pensaba seriamente lanzar comida que no sería extrañada hacia el mar esperando que el lagarto se alejara, pero también había posibilidad que el olor a sangre atrajera a más monstruos marinos.

El lagarto brinco una vez más buscando hundir el barco.

Todos estábamos aterrorizados.

"Sabía que nos seguía pero no creí que hiciera algo esa cosa".

"Es temporada de apareamiento de los lagartos así que es normal que ellos estén por la zona".

"Cualquier decisión es difícil".

El vicecapitán estaba hablando mientras empezaba a conjurar un hechizo.

La espada del capitán estaba impregnada de aura verde.

"Espero que me cubras".

El capitán le dijo a su vicecapitán que asintió dándole magia de vuelo.

El lagarto volvió a brincar está vez, está vez iba hacia el barco.

El capitán atacó directamente al monstruo haciendo que se partiera en dos.

Un baño de sangre cayó en el barco.

Y con magia los restos cayeron a los lados del barco.

"..."

La gente tosía y gritaba por la sensación de lluvia de sangre pero poco a poco el vicecapitán conjuro agua para que nos limpiaremos.

"¿Que clase de servicio es esto?".

Resignado termine limpiando me la sangre de la capa.

Después de que cayera el agua el capitán que llegó al barco dijo.

"El vicecapitán los limpiará, apurarse hacia el puerto, es más peligroso si nos quedamos aquí".

A los únicos que no se limpiaron fue a los que intentaron asaltar.

Pero uno logro liberarse para cuando el vicecapitán estaba cerca de nosotros atacará.

"¡Cuidado!".

Grite al vicecapitán que termino siendo noqueado por uno de los rateros.

El capitán miró la escena y se acercó más rápidamente pero el movimiento extraño hacia el barco se sintió de nuevo.

Un lagarto más pequeño salto del lado de donde estaba parado.

Termine cayendo de pompas hacia la orilla.

El capitán corrió cortando al ratero y apurandose al otro lagarto.

Sentí de nuevo la lanza que estaba guardada y la tomé mientras el lagarto más pequeño se abalanzaba hacia mi.

Había logrado detener al lagarto por el hocico con la lanza y lance el aura que tenía.

La lanza se llenó de aura blanco que hizo que el lagarto jadeara mientras el capitán clavaba con su espada de aura verde por la cabeza del lagarto.

El capitán me observó y sonrió irónico.

Volteo a ver al vicecapitán que se tocó la cabeza y dijo.

"Pon atención".

El capitán regaño a su vicecapitán que suspiro.

"Sabes que no soy tan perceptivo cuando se acercan a mi de esa manera".

El vicecapitán se excuso y me observó.

"Este niño se parece al perro de los Cib".

Dijo el vicecapitán.

Abrí los ojos en par.

¿Que dijo?.

"Eso mismo pensé, el primer capitán del ducado Cib, es igual a este mocoso".

Los dos me observaron fijamente.

"¿Acaso es tu padre?".

Negué con la cabeza.

"Niño, irás con nosotros al norte".

Dijo el capitán con una mirada fría y severa.

"Viajas solo, es decir te escapaste de una familia cruel o solo no tienes familia".

"¿Cuál de las dos es?"

Pregunto el capitán con una sonrisa fría mirando viendo como me quedaba sin salidas.

"..."

Me quedé en silencio viendo que podía responder.

Sin embargo recordé a la mujer que me llevo al orfanato mi verdadera madre.

"Mi madre, mi madre se llama Yuli".

Dije recordando los vagos recuerdo que tenía al llegar a este mundo como un bebé recién nacido.

El capitán miró esperando a que dijera más.

"¿Yuli?".

Pregunto el vicecapitán.

"¿Yulissa la del bar?".

El capitán miro al vicecapitán esperando respuestas.

"No pensé que ella tuviera un hijo, ¿Es decir es una mujer algo agresiva?".

Fue cuando el capitán recordó a la mujer que tenía un bar en el pueblo costero del marquesado Vicen.

"No pensé que abandonaría un hijo".

Los dos se quedaron pensando que la mujer solo se había desecho de sus responsabilidades.

"Ella está en la capital, ¿Vienes a verla?".

Pregunto mirando al niño y el asintió con un rostro incómodo.

Los dos miraron con compasión al niño.

"Si ves que no va bien la reunión, puedes tener una vida con nosotros".

"Es decir, ella no es muy agradable que digamos".

El vicecapitán dijo pensando en ella.

"Si, ve y verifica que realmente no vale la pena y cuando volvamos del norte puedes acompañarnos".

"Deja te doy la dirección que recuerdo".

Con eso escribió un papel con los datos.

El bar de la esperanza.

El nombre de la tienda tenía un nombre extraño.

¿Desde cuándo un bar está lleno de esperanzas?.

Aún así tomo la nota con el nombre de la mujer que lo había abandonado en el orfanato.

.......

En el ducado Sak, la asistente Elena de Manik estaba ayudando al nuevo duque de Sak pars tomar el control completo.

La familia Manik que es conocida por ser una familia de eruditos parecía que estaban en plena plaga por todo el imperio.

Elena Manik es la prima del actual duque Manik.

Henrick Sak, el hombre que recibió el título del ducado Sak por orden de los emperadores.

Por ser fiel y por varios logros que no están muy bien específicos más que en los altos rangos se le otorgó el título de duque a Henrick.

El nuevo guardián del norte, el estado tiene fronteras con el imperio Canek y junto el mar del norte que está rodeado de montañas infestadas de monstruos.

En vez de ser un premio parecía que habían puesto al mejor hombre en ese lugar para mantener la paz y el orden de ambas cosas que podría ser un gran problema.

Elena suspiro pensando que sería mejor regresar a su estado que estaba en el centro del país.

Al ser solo eruditos los Manik siempre están cerca de la corona expandiendo sus conocimientos.

Había aceptado ya que ella quería independizarse pero no pudo evitar lamentarlo después del primer día.