En esta nueva aventura, Liz Asiria, la sirena bruja, se embarca en una travesía con su variado grupo de amigos: Kai, un vampiro con habilidades sobrenaturales; Basil, un dragón legendario conocido como Leviatán; Demian, un semidios con la esencia de Anubis en sus venas; Sirius, un hombre lobo Alfa con un instinto agudo; y Melissa, una cazadora experta. Juntos descubren una antigua puerta escondida en las profundidades del océano que los transporta a Akvy, un mundo lleno de enigmas y desafíos.
En Akvy, el grupo debe enfrentar una serie de pruebas mágicas y secretos oscuros que podrían desestabilizar tanto su mundo como el nuevo al que han llegado. Cada uno utilizará sus habilidades únicas para resolver misterios, luchar contra criaturas y descubrir la verdad detrás de la puerta interdimensional. La aventura pondrá a prueba su valentía y la solidez de su amistad mientras exploran este enigmático y peligroso nuevo reino solo para cumplir con la profecía de la "hija de Poseidón."
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Capítulo 5: En "Fauna Silvestre"
Demian compartió habitación con Kai, mientras que Sirius se instaló con Basil, y Melissa decidió quedarse con Liz. Las habitaciones de los chicos estaban alineadas una junto a la otra, mientras que la de las chicas quedaba justo enfrente.
Los primeros en entrar en su habitación fueron Basil y Sirius. Sirius, con una sonrisa de satisfacción, exclamó: "¡Esto es increíble! Voy a darme una ducha rápido, para poder ir a comer."
Basil asintió, acomodando sus cosas en la cama.- "Date prisa, porque yo también necesito asearme."
Mientras Sirius se dirigía al baño, Demian y Kai entraron en su propia habitación. Kai se lanzó sobre la cama con un suspiro de alivio.- "Esto parece cómodo," - comentó, acomodándose entre las sábanas.
Demian se dirigió al baño sin dudar. -"Me daré una ducha, si no tienes inconveniente en que entre primero."
"Adelante," - respondió Kai, cerrando los ojos y disfrutando del momento de relajación.
Por último, Melissa y Liz entraron en su habitación, sintiendo de inmediato una cálida acogida por el ambiente rústico y elegante que la envolvía. El espacio estaba cuidadosamente decorado en tonos terracota, que aportaban una sensación de calidez y confort. Las paredes estaban recubiertas con una textura suave que recordaba a la arcilla, mientras que algunos detalles en madera oscura aportaban un contraste elegante al conjunto.
Las dos camas, cubiertas con edredones de lino suave en tonos beige y naranjas, estaban situadas una al lado de la otra, con una mesita de noche entre ellas. La mesita, de madera tallada a mano, sostenía una lámpara con una pantalla de mimbre que arrojaba una luz suave y acogedora, perfecta para leer antes de dormir. A los pies de cada cama, un pequeño banco de madera rústica proporcionaba un lugar para dejar las maletas o simplemente sentarse a contemplar la habitación.
Un gran ventanal ocupaba la mayor parte de una de las paredes, ofreciendo una vista impresionante de la cascada que caía majestuosamente en la distancia. Las cortinas, hechas de un tejido ligero y translúcido, se movían suavemente con la brisa que entraba por la ventana abierta, dejando entrar la luz natural que iluminaba la habitación con un resplandor cálido y dorado.
El suelo, de piedra natural, tenía alfombras tejidas a mano en tonos complementarios, proporcionando una sensación de confort al caminar descalzo. En una esquina de la habitación, una pequeña chimenea de piedra, decorada con detalles de hierro forjado, estaba lista para encenderse en caso de que la noche se volviera fría, añadiendo aún más encanto al ambiente rústico.
Frente a las camas, una cómoda de madera envejecida sostenía un espejo ovalado con un marco ornamentado, mientras que encima, algunos jarrones de cerámica en tonos tierra estaban llenos de flores frescas que llenaban la habitación con un suave aroma a naturaleza.
En conjunto, la habitación era un refugio de calidez y elegancia, donde cada detalle, desde la vista de la cascada hasta la textura de los muebles, invitaba a relajarse y disfrutar del entorno natural con un toque de sofisticación.
"¡Qué precioso se ve todo!" - exclamó Melissa, fascinada por la vista.
Liz sonrió, asintiendo en acuerdo. - "Es un lugar muy acogedor."
Melissa se acercó a la ventana, contemplando la naturaleza.- "Esto me da tanta paz..."
"¿Quieres bañarte primero?" - le ofreció Liz.
"Puedes ir tú si quieres."- respondió Melissa sin apartar la vista. -"Yo quiero disfrutar un poco más de esta hermosa vista."
Liz sonrió antes de dirigirse al baño, donde abrió el grifo del agua caliente y se dejó envolver por el vapor. El baño, con su estilo rústico pero elegante, le ofrecía una sensación de confort que no había esperado encontrar, una puerta de madera con vidrio esmerilado. Sus paredes de terracota y piedra, junto con detalles en bronce, creaban un ambiente de serenidad y lujo, perfecto para relajarse después de un día lleno de aventuras.
Mientras tanto, en la habitación de Basil, Sirius salió de la ducha envuelto en una toalla que colgaba de sus caderas, dejando su torso completamente al descubierto. Su piel aún brillaba con las gotas de agua que no se habían secado del todo, y su musculatura, bien definida por años de entrenamiento, era claramente visible. Los músculos de su abdomen formaban un marcado six-pack, y su pecho amplio y fuerte se movía ligeramente con cada respiración.
Los hombros de Sirius, anchos y poderosos, se conectaban con sus brazos esculpidos, que mostraban venas prominentes y bíceps firmes. Al sacudir su cabello para secarlo, sus músculos se tensaron brevemente, resaltando aún más su físico atlético. El cabello blanco, mojado y desordenado, caía en mechones sobre su frente, dándole un aire despreocupado y natural.
Sirius sonrió con confianza, una sonrisa que irradiaba energía y vitalidad. -"¡Eso estuvo refrescante, hermano!" - exclamó, con un tono de voz que reflejaba satisfacción. La toalla, ajustada alrededor de su cintura, cubría justo lo necesario, dejando al descubierto la parte superior de sus caderas y acentuando la V que se formaba desde su abdomen bajo, un rasgo que atraía la atención y destacaba su excelente forma física.
Cada movimiento que hacía era fluido y controlado, demostrando una mezcla de fuerza y gracia. Aunque estaba envuelto solo en una toalla, Sirius se mostraba cómodo y seguro, como si no le importara exponer su físico bien trabajado. La luz suave de la habitación realzaba las sombras y líneas de su cuerpo, creando un contraste que hacía que su figura se viera aún más definida y poderosa.
Basil, ansioso por usar el baño, respondió impaciente: "Date prisa, Sirius. Yo también necesito ducharme."
"Ya voy, ya voy,"- replicó Sirius mientras se apartaba del baño. -"Además, necesito ir por comida."
Basil le dedicó una sonrisa irónica.- "Solo hazte a un lado, voy a entrar... nos vemos en un rato."
En otra habitación, Demian se secaba el cabello con una toalla, dejando al descubierto su cuerpo bien definido. Solo una toalla cubría su cintura, ajustada justo lo suficiente para cubrir lo necesario, mientras dejaba expuesta la perfección de su físico. Su torso, marcado pero no excesivo, mostraba un equilibrio entre fuerza y agilidad, con los músculos de su pecho y abdomen bien esculpidos pero sin caer en la exageración.
La luz natural que entraba por la ventana resaltaba las líneas suaves de sus pectorales y la ligera definición de su abdomen, que se movía rítmicamente con cada respiración. Sus hombros, anchos y proporcionados, se conectaban con unos brazos firmes, con bíceps que se marcaban ligeramente mientras se secaba el cabello, reflejando la disciplina de un entrenamiento constante.
Demian, absorto en sus pensamientos, parecía ajeno a su propia apariencia. Su mirada estaba perdida, como si estuviera reflexionando sobre algo más allá de la habitación.- "Creo que deberíamos comprar algo de ropa. La que tenemos no durará para siempre," - murmuró en voz alta, su voz grave resonando en el espacio silencioso.
La toalla colgaba de sus caderas de manera casual, revelando la V natural que se formaba en su abdomen bajo y que acentuaba su figura atlética. Aunque su cuerpo era notablemente fuerte, lo que más destacaba era la naturalidad con la que se movía, como si no le diera importancia a su apariencia física, sino más bien a los pensamientos que lo ocupaban.
Cada gesto que hacía, desde secarse el cabello hasta caminar por la habitación, reflejaba una confianza tranquila, propia de alguien que conoce su fortaleza, pero no siente la necesidad de demostrarla. El contraste de la suave luz con su piel morena como la arena del desierto añadía un toque de elegancia a su figura, haciendo que su presencia llenara la habitación de manera sutil pero innegable.
Kai, aún acostado, asintió.- "Tendremos que buscar un lugar y decírselo a Liz, porque no sabemos cuánto tiempo estaremos en este mundo."
"Le comentaré cuando la vea en el comedor. Nos vemos," - dijo Demian, mientras buscaba la ropa para vestirse.
"Bueno, iré a ducharme. En un rato los alcanzo," - añadió Kai, levantándose con pereza.
Demian y Sirius se cruzaron en el pasillo mientras salían de sus habitaciones. Se miraron con desprecio, el ambiente entre ellos se tensó al instante.
"Tsk... tenía que toparme con un animal,"- murmuró Demian entre dientes.
"Rayos... ¿por qué siempre me topo con este tonto?"- respondió Sirius en un susurro.
Ambos intercambiaron miradas fulminantes durante unos segundos antes de empezar a caminar, empujándose mutuamente.
"¡Eres un estorbo!" - exclamó Demian, irritado.
"¡Quítate de mi camino!" - replicó Sirius, sin ceder un paso.
En ese momento, Liz salió de su habitación, dirigiéndose también al comedor.- "Hola, chicos. ¿También van al comedor?"- les preguntó con una sonrisa.
"¡Sí!"- respondieron ambos al unísono, cambiando al instante su actitud al verla.
Sirius, ansioso por su atención, le preguntó: "¿Quieres hacerme compañía, pececito?"
Demian, tratando de mantener la calma, añadió: "¿Puedes venir conmigo si prefieres?"
Liz, con una risa suave, respondió: "Claro, iré con ambos. Vamos al mismo lugar y podemos comer juntos."
Demian y Sirius intercambiaron otra mirada de desafío, pero finalmente se relajaron, caminando a cada lado de Liz mientras se dirigían al comedor.
Cuando llegaron al restaurante, Sirius exclamó emocionado: "¡Esto se ve delicioso!"
El lugar, de estilo rústico pero elegante, ofrecía un bufé abundante.
Un mesero se acercó a ellos y los saludó cortésmente.- "Bienvenidos al comedor de 'Fauna Silvestre'. Les informo que hoy tenemos un bufé con una amplia variedad de platillos y bebidas incluidas. El costo es de dos monedas de plata Akvy por persona, o pueden pedir algo de nuestro menú."
Liz, asintiendo, dijo: "Creo que la opción del bufé es lo mejor. Puedes cobrarme seis, por favor. En un rato, tres de mis amigos nos acompañarán."
"Por supuesto, señorita,"- respondió el mesero con una sonrisa.
Sirius fue el primero en tomar un plato y servirse generosamente.- "¡Estoy listo para comer!" - exclamó, sus ojos brillando de emoción.
Demian lo miró con escepticismo.- "¿En serio vas a comer todo eso?"
"¿Cuál es el problema?"- preguntó Sirius, mientras continuaba llenando su plato.
"No, ninguno," - replicó Demian, resignado.- "Supongo que es normal en alguien como tú."
Liz sonrió ante la escena.- "Sí que tienes apetito, Sirius. ¡Menos mal que es bufé! Así podrás comer hasta llenarte."
Sirius le devolvió la sonrisa.- "Jajaja, creo que sí, pececito. Es que necesito mantenerme fuerte para ti."
Mientras tanto, en su habitación, Basil se preparaba para unirse al grupo, su mente ocupada en pensamientos sobre Liz. Había salido de la ducha recientemente, y el vapor aún flotaba ligeramente en el aire, envolviendo la habitación en una atmósfera cálida. Su cuerpo bien definido y marcado estaba apenas cubierto por una toalla que colgaba baja sobre sus caderas, ajustada lo suficiente para cubrir lo necesario. Los músculos de su torso, perfectamente esculpidos, eran visibles, con los pectorales firmes y un abdomen que mostraba cada línea de su definición, reflejando el esfuerzo y la disciplina de su entrenamiento.
Basil sostenía otra toalla con la que secaba su cabello, sus bíceps se marcaban ligeramente con cada movimiento mientras la pasaba por su cabeza, sacudiendo las gotas de agua que aún quedaban. Sus hombros anchos y fuertes, junto con su espalda bien definida, capturaban la luz suave que se filtraba por la ventana, creando sombras que acentuaban cada contorno de su musculatura.
Su mandíbula estaba tensada en una expresión de concentración, sus pensamientos claramente en otro lugar, en otra persona. -"Me pregunto si Liz ya estará en el comedor..." - murmuró para sí mismo, su voz profunda y llena de una mezcla de ansiedad y deseo. -"Extraño tener un momento a solas con ella."
El contraste entre la fuerza física que emanaba su cuerpo y la vulnerabilidad de sus pensamientos sobre Liz era evidente. Mientras buscaba qué ponerse, sus movimientos eran seguros, pero había una suavidad en la manera en que sus dedos rozaban la ropa, como si su mente estuviera demasiado distraída por los sentimientos que Liz le despertaba.
Kai salió de la ducha, envolviendo su cuerpo en una toalla que cubría de la cintura para abajo y dejaba al descubierto su musculatura sutil y bien definida. Sus músculos, aunque no exageradamente marcados, estaban esculpidos con una claridad que reflejaba una vida activa y saludable. Se sentó en el borde de la cama, el vapor aún flotando alrededor mientras se secaba con movimientos cuidadosos.
Mientras pensaba en voz alta, - “Detesto no tener tiempo a solas con Liz. Aunque podría aprovechar que estamos en un nuevo mundo para salir con ella a conocer el lugar.” - su mirada revelaba tanto frustración como una chispa de esperanza. Con la toalla enrollada y su piel ligeramente húmeda, Kai se preparaba para enfrentar el día, deseando compartir momentos especiales en este nuevo entorno.
Ambos llegaron al comedor poco después. Liz los vio llegar y les hizo señas para que se acercaran. - "¡Basil! ¡Kai! Por aquí. Escogí un bufé para todos, creo que fue la mejor opción para que pudieran escoger lo que quisieran de ahí."
"Muchas gracias, Liz," - dijo Kai con una sonrisa.- "No te preocupes, estaré bien, después buscaré algo más para saciar mi sed."
Basil, agradecido, añadió: "Te lo agradezco mucho, especialmente porque tengo mucho apetito."
Liz sonrió, sintiendo una calidez especial por sus amigos.- "No fue nada. Estamos sentados aquí por si quieren acompañarnos al terminar de servirse. Y Kai, en caso de que sea necesario, sé que detestas saciar tu sed con seres mágicos, pero puedes hacerlo conmigo si no te queda otra opción."
Kai negó con la cabeza, conmovido. - "No es necesario, Liz, pero lo agradezco. Ahora vuelvo."
Basil, por su parte, sonrió pícaramente.- "Ahora vuelvo para poder comer a tu lado, ya que veo que no hay nadie junto a ti, preciosa."
Liz simplemente sonrió mientras veía a Basil y Kai dirigirse al bufé.
Poco después, Melissa llegó al comedor, su cabello todavía húmedo por la ducha.- "¡Aquí estás, Mel!"- dijo Liz con alegría.- "Pensé que ya no vendrías. Puedes escoger lo que gustes, ya está todo pagado."
"Gracias, Liz,"- respondió Melissa, aunque con cierta preocupación. - "Pero, ¿cuánto costó todo esto? Aún no revisamos cuánto tenemos y no sabemos bien el valor de cada moneda Akvy."
"No te preocupes, Mel. En un rato, antes de dormir, revisaré cuánto tenemos y, de acuerdo a lo que he visto, tengo una vaga idea de cuánto equivale."- dijo Liz con una sonrisa al final.
Y así, entre risas y conversaciones ligeras, todos se quedaron disfrutando de su comida. Por un instante, el peso de sus problemas se desvaneció, y lo único que importaba era la compañía y el calor compartido en ese raro y preciado momento de paz en un mundo nuevo.
lo que no confío es en la loca de Liz... ella y sus sensaciones es profundas...ya me va a corromper a mi Nessi.../Smug/
Nessi te trasnformaste que emoción que emoción.. Ahora sí Ahora sí Liz va a tener sus sensaciones profundas...
/Grin//Grin//Grin//Grin/
pero tranquilo no te preocupes que cuando te conviertas en adulto ella va a tener sus sensaciones profundas lo repito va a tener sus sensaciones profundas de ataques hormonales y todo lo demás que va a querer abrirte las piernas totalmente así que cálmate ah no mejor no no no no abrirnos las piernas abrir las aletas 🤣🤣🤣🤣🤣
así fue con el lobito así fue con el vampirito que lo rechazó y mira cómo resultó así que cálmate mi niño lindo hermoso dragón que tú vas a tener lo tuyo...hay una parte por allí....Liz es así ..
Me encantó No importa la ausencia siempre y cuando todo esté bien todo esté bien y todo como siempre digo hay que bajar las aguas para poder seguir..
pero bueno nuevamente esa sirenita hace de las suyas
porque yo veo que cuando se transforme, para volver otra vez las profundas sensaciones profundas porque siempre es así
no sé porque este momento es tan tierno tan sublime es el segundo acto para decirlo de esa manera que me pareció muy tierno muy lindo en vez de salvaje bueno es el segundo el segundo acto que que no sé me me llena así como de ternura así como con suavidad con amor con delicadeza