NO SERÉ TU AMANTE

... Al día siguiente todo vuelve a la normalidad, Olga se levanta de madrugada para bañarse y salir a realizar sus tareas. Cuando llega a la casa prepara el desayuno y pregunta por Erick. Hilda le cuenta que sigue dormido.

— Lo supuse. Hilda por favor pon su desayuno en una charola.

— ¿Eso por qué?

— Ponlo y no hagas preguntas.

— Si señora. — Hilda obedece, Olga espera a que todo esté acomodado y se lo lleva a su esposo.

— Erick, despierta. — Ella lo mueve de un lado a otro.

— Déjame dormir.

— Hoy tienes una reunión importante.

— La pasé para mañana. Hoy lo único que quiero es dormir.

— Te traje el desayuno. Come algo. — Erick se da la vuelta y ve el desayuno en la charola, una pequeña sonrisa se le forma, pero de inmediato la disimula.

— ¿Y ese gesto?

— Te hice trabajar muy duro. Creó que merecías una recompensa.

— Quiero otra recompensa. — El la jala a la cama.

— Pensé que hoy sólo querías dormir.

— Cinco minutos.

— No. — Ella lo empuja y va con su hija qué empieza a hacer ruido. — ¿Tienes hambre mi vida? — La pequeña empieza a llorar y Olga se la lleva al comedor. Mientras comen ven a Erick bajar. — ¿Ya se te pasó el cansancio?

— Más o menos.

— Papá. — La pequeña Lilia le estira los brazos.

— Amor el no es papá. — Dice de inmediato Olga.

— Papá. — Vuelve a decir la pequeña y sonríe.

— Amor, el es tu tío. Dile tío.

— Papá. — Erick se contagia con la sonrisa de la pequeña. Pero al ver que Olga lo observa se muestra indiferente.

— Amor, mira. Un avión. — Olga lleva una cucharada de comida hasta la boca de su hija. Está come muy feliz.

— Papá. — Erick se siente incómodo. No es la primera vez que ella lo llama así, pero igual lo incómoda.

— Tengo que ir a trabajar. Con permiso.

— Propio. — Contesta Olga. — Amor, el no es tu papá. El es tu tío. Dí tío.

— Papá.

— Me rindo. — Comenta resignada.

... En el despacho, Erick está en una videollamada con Bruno. Termina de darle instrucciones y está por colgar cuándo el le pregunta si paso algo malo, Erick responde que todo está en orden.

— Señor, lo conozco, se que algo le pasa.

— ¿Alguna vez has deseado ser padre?

— ¿Yo?

— ¿Hay alguien más conectado?

— No.

— ¿Entonces? ¿Lo has deseado?

— La verdad no. Mi novia y yo aún nos consideramos jóvenes para eso. Acaso, ¿usted quiere ser padre?

— No. Sólo me preguntaba que se siente tener un hijo. Era curiosidad.

... Unas horas después, Olga lleva a Lilia a dar un paseo por el campo, la pequeña juega en el pasto con su madre. Erick las observa a unos metros de distancia, deseando unirse. Sin embargo, no lo hace.

Los colores del cielo cambian, la noche empieza a llegar y Olga creé que es momento de llevar a su pequeña a dormir.

— ¿Tienes sueño mi vida? — La pequeña cierra sus ojos y los vuelve a abrir. — Eso es un si. — Olga la lleva a su habitación, Erick ya está ahí, acostado, ella deja a Lilia en su cuna. Y le canta hasta que se queda dormida. — Mi nena, sueña bonito. Te amo. — Olga la envuelve bien, y va a ponerse una pijama, luego se acuesta en la cama. — ¿Estás dormido? — Erick no responde. — Oye. — Olga le toca la espalda. Pero el no hace ningún gesto. — Quiero sexo. — Erick se da la vuelta de inmediato.

— También quiero.

— Idiota, sabía que no estabas dormido. — Ella le da un manotazo en el pecho. Erick agarra su mano.

— ¿Por qué eres tan enojona?

— No lo soy.

— Claro que lo eres. Después de verte por primera vez, siempre estabas sería, con los labios fruncidos, evitando mi presencia.

...Flashback....

...Años atrás, Olga y Erick se conocen en un club deportivo. Ella trabaja haciendo limpieza en las instalaciones. Lleva una vida bastante tranquila, ha trabajado en ese lugar desde que cumplió 18 años, estudia cada sábado y está a solo nueve meses de concluir su carrera.

Antes de poder lograr sus objetivos escucha una conversación que no debe.

— Estoy embarazada. — Cuenta una mujer a su probablemente novio.

— Felicidades. — Responde el hombre con frialdad.

— No seas idiota. El bebé es tuyo.

— No bromes.

— Erick no estoy bromeando. Esté hijo es tuyo. Nos acostamos hace dos meses. Tengo exactamente ese tiempo de embarazo.

— Si es mío aborta. — Olga se queda paralizada con lo que acaba de escuchar. Desde ese momento, empieza a sentir un profundo rechazo hacia el, a pesar de no conocerlo.

— Erick no puedes dejarme sola en ésto. — Ella intenta tomar su brazo, pero este lo mueve antes de que ella pueda.

— Te daré dinero para que abortes. No puedo hacer otra cosa por ti. — El se da la vuelta y ve a Olga. Se molesta al descubrirla espiando. Va con ella y la agarra fuerte de la muñeca.

— Si dices algo de lo que escuchaste.

— No escuché nada señor. — Afirma Olga para no meterse en problemas.

— Si me entero que dices algo. — Olga levanta su mirada y viéndolo a los ojos le afirma que no escuchó nada. — Estás advertida.

— Si señor. — Contesta ella y va dónde la chica. — ¿Necesita algo?

— De ti nada. — Responde grosera. Olga sólo quería ayudar. Pero al parecer ella no necesita su ayuda. Regresa a sus labores y al terminar pasa por la panadería para comprar el pan favorito de su madre.

Unos minutos después, llega a casa, su madre la recibe con un beso y un abrazo.

— ¿Cómo te fue?

— Bien.

— Esa carita me dice que algo paso. — Olga da un suspiro.

— Alguien en el club me trató mal pero, yo tuve la culpa.

— ¿Por qué? ¿Qué hiciste?

— Sin querer escuché una conversación ajena. El hombre se molestó y me advirtió que no diga nada.

— Hija te he dicho muchas veces que...

— Si, ya lo sé. Pero fue sin querer. Yo iba a limpiar y fue entonces que pasó todo.

— Bueno. Por favor no te metas en problemas. Esa gente es rica, y se creen que por tener dinero son superiores a todos.

— Por eso tú y yo nos vamos a ir al campo, ahí vamos a tener una vida tranquila. Con gente que no se creerá superior a nosotras.

— ¿Sigues pensando en eso?

— Si. Lo sigo pensando, sobre todo después de que mi tío me heredo su terreno, lo ví, es muy grande, es perfecto para construir nuestra casa y mi huerto.

— Si eso quieres así lo haremos. Yo te voy a seguir a dónde vayas.

— Amo ser hija única.

— Y yo amo tener una hija cómo tú. — Ambas se abrazan.

Fin del flashback.

— Tu eras un miembro del club, y yo una simple empleada. No tenia por qué hablarte.

— Pero tampoco tenías por qué evitarme cómo si fuera una enfermedad.

— ¿Debí insinuarme? ¿Ponerme de tapete? ¿Así hubieras estado contento?

— Quizás sólo quería ver una sonrisa. Una cómo las muchas que le regalaste a Maximiliano.

— No te compares con el.

— ¿Por qué? ¿Por qué a el si lo amabas?

— Piensa lo que quieras.

— No. No quiero suponer, quiero escuchar la verdad. Dime si lo sigues amando.

— No te amo. Eso debería ser suficiente para que comprendas. — Ella se da la vuelta. Erick de nuevo siente ese dolor en el pecho, llevan ya dos meses juntos, pero al parecer nada ha cambiado.