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Cuando El Amor Te Aplasta

Cuando El Amor Te Aplasta

Status: Terminada
Genre:Completas / Grandes Curvas / Malentendidos
Popularitas:247.3k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Mel yan

Ella es alegre, divertida, atrevida, rebelde, y de un gran corazón, pero a los ojos del mundo está defectuosa. Él es guapo, adinerado, malcriado y caprichoso, es el más popular y codiciado por todas. ¿Qué pasará cuando se encuentren? Averigüémoslo juntos.

NovelToon tiene autorización de Mel yan para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo Nueve

Al día siguiente, una fuerte lluvia cayó sobre la ciudad. Todos los chicos salían corriendo hacia sus autos y taxis que los esperaban. Rose como todos los días salió en su bicicleta, pedaleando sin ninguna prisa bajo la lluvia. Franco estaba parado bajo su paraguas, en la entrada. Al parecer no lo habían venido a buscar. La joven lo vio y bajo aún más la velocidad, se detuvo frente a él.

_ ¿Estás sin auto?

_ Sí y creo que mi padre se olvidó de mí - sonrió avergonzado

_ ¿Quieres que te acerque, a algún lugar?

Al joven le pareció una excelente oportunidad para acercarse a ella y lo mejor era que no había nadie cerca.

_ Sí no es molestia, mi casa no está muy lejos.

_ Sube - dijo la chica indicándole que se siente en la parte de atrás.

_ No prefieres que yo conduzca - dijo no muy convencido.

_ No, anda vamos - el joven se sentó en el porta equipaje, donde solía ir sentada Laurita e inmediatamente la chica se puso en marcha.

Él levantó su paraguas y la cubrió también a ella de la lluvia. Anduvo con mucho cuidado para no salpicarlo. Mientras marchaban la brisa llevaba hasta las fosas nasales de Franco el perfume de Rose. Él lo aspiró y se llenó el pecho y la mente con ese hermoso y delicado aroma.

_ Me gusta - dijo en voz alta.

_ Sí, es divertido andar en bicicleta - le respondió, pensando que hablaba de eso.

El muchacho rodeó la cintura de Rose con un brazo. A ella casi le da un vuelco el corazón, sintió que todo su rostro se sonrojó. No dijo nada.

Pararon frente a la casa de Franco.

_ Gracias por traerme - la miró y vio como se marcaban sus pechos debajo de su camisa mojada, se sacó el abrigo y se lo pasó - ponte esto. Estás muy mojada, te puedes enfermar.

La joven le sonrió algo avergonzada.

_ No te preocupes, no creo que quepa en tu abrigo - se lo devolvió.

_ Tengo hombros anchos. Seguro te queda - le dijo y se lo puso por la espalda e hizo un gesto para que metiera los brazos por las mangas.

Ella lo hizo e increíblemente le quedaba perfecto, incluso sus mangas era más largas.

_ ¿Ves? Te queda bien - dijo sonriendo, la miró a la cara y vio que estaba ruborizada. Sintió que su corazón empezó a latir muy rápido.

_ Gracias. Ya me voy, te lo devolveré mañana - la chica iba a ponerse marcha y él la sostuvo del brazo. Ella lo vio.

_ Me gustas, Rose. Me gustas mucho - esas palabras que al principio le parecían imposibles de pronunciar. Salieron de su boca de una forma tan natural y precisa, como si hubiera sido un exhalación.

La joven lo miró con detenimiento, por unos instantes.

_ Lo siento, tú a mí no. Nos vemos Ibáñez - se puso en marcha y se alejó. Dejándolo bajó la lluvia, totalmente confundido y rechazado.

Se sintió el imbécil más grande del mundo. Se había confesado a la chica menos popular de todo el colegio y lo rechazó.

Al día siguiente, Franco la espero a media cuadra de su casa. Ella iba en su bicicleta y le atravesó el auto justo en la esquina. La muchacha casi cae de la bicicleta.

_ ¡¿Qué haces, idiota?! - el joven bajó del vehículo y se acercó a ella.

_ Necesito que hablemos, por favor - Franco con sentida urgencia

_ Nosotros no tenemos nada de que hablar.

_ Claro que sí. Sube al auto, por favor.

_ No subiré a tu coche si tienes algo que decir. Dilo aquí mismo.

_ Por favor, Rose. No es algo para hablar en el medio de la calle. Sube a mi auto. No me moveré, solo quiero privacidad - la muchacha dudó un segundo, pero luego accedió dejó su bicicleta justo al lado del coche y entró.

_ ¿De qué quieres hablar?

El joven parecía nervioso, movió los labios como si fuera a decir algo y se detuvo.

_ Sí no dirás nada, entonces me voy - iba a abrir la puerta.

_ ¿Por qué no te gusto? ¿Qué hay de malo en mí?

La joven lo miró incrédula, había venido hasta ahí para preguntar eso.

_ ¿Qué sucede? ¿Insulté tu ego? No entiendes por qué la gorda no quiero contigo.

_ No es eso, Rose. Yo no dije eso. Solo quiero saber.

_ Sí, es eso. O si no lo hubieras aceptado como cualquier chico normal.

_ No es eso. Es solo que me pareció que a ti te pasa lo mismo. Ayer vi como te sonrojabas cuando agarré tu cintura.

A la joven la tomó por sorpresa su conclusión, pero no dejó que se le notara.

_ Eso fue porque me sentí avergonzada, no estoy acostumbrada a que me toquen. No fue porque fueras especial.

_ Vamos, Rose. No soy un niño, ni tampoco estúpido. Sé que te gusto - se acercó más y casi toma su mano, pero ella la retiró - y quiero saber por qué lo niegas.

La chica escudriñó su rostro por un segundo y habló con total frialdad.

_ No lo niego. Realmente, no me gustas y hay varias razones por lo que es así. La primera, estás muy flaco. Me gustan los hombres fornidos y fuertes. Segundo, tenemos gustos muy diferentes incluyendo a la gente que nos rodea. Y tercero, pero la más importante eres un cobarde.

_ ¡¿Qué soy que?! - dijo asombrado y ofendido.

_ Eres un cobarde ¿Por qué no esperaste a que llegara al colegio para hablar? Yo te diré: porque te da vergüenza que te vean hablando conmigo. Porque no sabes como enfrentarás las burlas y reproches de esos que llamas, amigos. Por eso viniste hasta aquí.

_ No es así, Rose. - su voz se tornó débil, al igual que su determinación de intentar convencerla. La muchacha tenía razón, en todo lo que había dicho. Él era un cobarde y no merecía a alguien como ella. La joven notó la expresión de pesar en su rostro.

_ No tienes que sentirte mal. Tampoco está mal ser como eres. Puede que yo piense así, porque soy muy diferente a ti. Pero te entiendo, es muy difícil y solitario, salirse del molde - le sonrió compasiva. Eso lo destruyó aún más por dentro. Abrió su mochila y le devolvió su chaqueta - toma, muchas gracias. Y gracias por tus sentimientos, es halagador y esperanzador - le volvió a sonreír y se bajó del auto.

La vio alejarse en su bicicleta y por primera vez en su no tan larga vida. Conoció el amargo sabor de las lágrimas de un corazón roto.

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Lerida Garcia de Puga
buena
Vera
Excelente
Rosalinda Quintanilla
hermosa historia, diferente a otras que he leído, con valores, emotiva, romántica, me encantó la trama, la narración muy amena, interesantes personajes, gracias por compartirla, sigue deleitándonos con tus novelas, bendiciones y éxitos, esperemos tu próxima historia
Rosalinda Quintanilla
buen cambio de Vanessa, ojalá sea para bien
Rosalinda Quintanilla
espero que el cambio sea para bien
Rosalinda Quintanilla
reconciliación, ahora que harás viborita????
Rosalinda Quintanilla
son buenos chicos, espero que ganen
Maria Galarza
Excelente
Rosalinda Quintanilla
ay no, la víbora también va a ir, ojalá que no le haga nada a Rose
Rosalinda Quintanilla
Franco debe ser valiente y hablar con su papá
Rosalinda Quintanilla
que bonita amistad
Liessel Myriam Gutierrez Niño
Excelente
Maria Barrera
q hermosa historia! el amor verdadero es lo más hermoso 💚
Chela Aguirre
Excelente
Alejandra PEREZ TORRES
espectacular/Rose/
Alicia
repiten capitulo o me parece
Caridad Hernández Rodriguez
Normal
Carmen Mena
Felicitaciones autora por la historia
Dorkis Huerta
Excelente
Carmen Mena
Que gran ímbecil fuiste Liam, dañaste los sentimientos de Laura.
Gracias por los capítulos autora
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