Un chico solitario, incrédulo de lo fantástico, ve su vida tranquila y aislada tras tocada por un encuentro inesperado con lo desconocido.
Ese momento cambiará todo: su corazón, antes apagado, latirá con fuerza, y la soledad que lo envolvía comenzará a desvanecerse poco a poco.
Ahora deberá enfrentarse a una decisión que definirá su destino:
¿Elegirá la luz o se rendirá ante la oscuridad?
NovelToon tiene autorización de J.WOLF para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Imposible
12/01/2019
Me quedé atónito, incapaz de procesar las palabras que acababan de salir de su boca. Todo en mi interior gritaba que era imposible, que ese tipo de cosas no existían, que solo eran historias para asustar a los niños. Pero ahí estaba ella, y todo en su mirada, en su sonrisa cargada de peligro, me decía que estaba equivocado.
Intenté moverme, hacer algo, cualquier cosa, pero mi cuerpo no respondía. El aire a mi alrededor parecía más denso, cargado de un frío extraño que calaba hasta los huesos. La habitación, antes tan mundana, se había transformado en algo completamente distinto; las sombras en las esquinas parecían moverse, como si estuvieran vivas, susurrando secretos que no podía entender.
Antes de que pudiera reaccionar, sentí sus manos en mis hombros, firmes, pero sorprendentemente frías. Mi corazón golpeaba con fuerza en mi pecho, un tamborileo frenético que no podía detener. Y entonces, inclinó su cabeza, sus labios acercándose a mi cuello, mientras mi mente se debatía entre el terror y una extraña fascinación que no lograba comprender.
Losert: Por favor, detente —dije, asustado y confundido, mi voz apenas un susurro.
¿?: ¿Mmm? Pero tengo tanta hambre... —su voz era suave, casi dulce, pero cargada de un peligro latente mientras se acercaba a mi cuello—. No sé si podré contenerme. Además... me intriga el sabor de tu sangre.
Losert: ¿Te intriga? ¿Por qué? —logré preguntar, aunque cada palabra me costaba más que la anterior.
¿?: Porque ningún ser humano puede resistirse a mi seducción —respondió con una sonrisa que parecía tallada en mármol, hermosa y aterradora a la vez—. Y tú... tú ni siquiera parpadeaste al verme.
Losert: Eso no es un motivo suficiente. No puedo... no puedo creer en esto. —Mi voz se quebró mientras me aferraba a mi incredulidad como si fuera un salvavidas en medio de un océano oscuro.
¿?: Pues créelo, Losert. —Su tono cambió, volviéndose grave, casi como una orden ineludible.
Solo pude sentir el leve roce de sus colmillos perforando mi piel. El dolor que esperaba nunca llegó; quizás fue el estado de shock, o tal vez algo más profundo, algo que no podía comprender. Mi mente estaba nublada, atrapada entre el terror y una inexplicable calma que no era mía.
Esperaba que todo terminara ahí, rápido, que el final fuera tan frío y definitivo como lo había imaginado. Pero lo que ocurrió después fue algo completamente distinto, algo que no habría podido prever ni en mis peores pesadillas.
Un calor extraño empezó a recorrer mi cuerpo, como un fuego líquido que me invadía desde el punto donde sus colmillos se hundían en mi cuello. No era desagradable, pero tampoco normal. Era... abrumador. Mi visión se nubló, y el mundo a mi alrededor pareció desvanecerse en un remolino de luces y sombras.
Algo más profundo que el miedo se agitó en mí: una sensación primitiva, casi familiar, que despertaba algo oculto en mi interior. No era muerte lo que me esperaba, sino algo más oscuro y aterrador.
Losert: Antes de que muera desangrado… —dije, luchando por mantener la voz firme a pesar de la debilidad que empezaba a invadirme—. Quisiera saber tu nombre.
¿?: —(Se detuvo de repente, sorprendida. Sus labios aún rozaban mi cuello mientras levantaba la cabeza lentamente). Mmmm... —hizo una pausa, como si estuviera considerando si responder o no, sus ojos ahora cargados de curiosidad—. Qué extraño eres, Losert. La mayoría ruega por su vida, pero tú… tú solo quieres saber mi nombre.
Después de eso, mis fuerzas me abandonaron por completo. Caí al suelo como un muñeco sin cuerdas, mi cuerpo incapaz de sostenerse un segundo más. Mi visión se volvió borrosa, las sombras de la habitación parecían alargarse, envolviéndome en un abrazo frío y oscuro.
Antes de que el silencio me reclamara por completo, escuché su voz. Su tono era suave, casi un susurro, pero cargado de un peso que no entendí en ese momento.
¿?: —Esta sangre... —susurró, lamiendo sus labios con deleite—. Es más que un simple manjar.
Su mirada se clavó en la mía, intensa y calculadora, como si estuviera decidiendo qué hacer conmigo. Entonces, sonrió.
¿?: —Aún es muy pronto para que mueras, Losert —dijo con una dulzura que solo hacía que sus palabras fueran más inquietantes.
Pasó una hora... tal vez más, antes de que despertara. Mi cuerpo estaba pesado, como si cada músculo se hubiera vuelto de piedra. Abrí los ojos lentamente, pero la oscuridad me envolvía por completo, tan densa que apenas podía distinguir mi propia mano frente a mi cara. El aire estaba viciado, denso, y la sensación de frío penetraba hasta los huesos.
Aún sentía el leve dolor en el cuello, una punzada sutil, como si la marca de su mordida permaneciera grabada en mi piel, recordándome que no había sido un sueño. El silencio era absoluto, no había ningún sonido, ni el crujir de madera, ni el susurro del viento. Solo el eco de mi respiración, que sonaba demasiado fuerte en esa quietud.
Intenté moverme, pero mi cuerpo seguía reacio, como si estuviera encadenado a algo invisible. El miedo volvió a invadirme, pero esta vez era diferente, más palpable, como si todo lo que conocía ya no tuviera sentido.
Losert: (confundido) ¿Dónde estoy? ¿Acaso... estoy muerto?
¿?: No, no estás muerto. Decidí que vivirías.
Losert: (la miré, desconcertado) ¿Cómo te llamas?
¿?: (sonríe, como si disfrutara de la confusión en mis ojos) Vaya... qué reacción tan curiosa, considerando todo lo que ha sucedido. (Se acercó lentamente a mí) Ya no te ves tan asustado.
Losert: He... asimilado la situación, pero aún no creo que seas una vampiro.
¿?: Lo sé... (su voz se hizo más grave) Sin embargo, lo soy. Y tú lo serás también, pero serás un vampiro a medias.
Losert: (negando con la cabeza) Me niego.
¿?: (sonríe, casi con diversión) Sí, lo sé... es grande... (Se detiene y frunce el ceño, como si no pudiera creer lo que acaba de escuchar) ¿Qué dijiste?
Losert: (con firmeza) Que me niego rotundamente. Así que mejor... mátame.
¿?: (su rostro se queda boquiabierto, sorprendida) Eres un chico muy extraño.
Losert: (con tono desafiante) Aquí la extraña eres tú. Crees que eres un vampiro, pero hay muchas cosas que pasas por alto. Por ejemplo, los vampiros no salen de día. Y tú... vas al colegio de día. Eres solo una loca que casi me mata.
¿?: (se ríe, un sonido que retumba en la habitación) Ahh... (su risa se hace más fuerte) Cariño, estás muy equivocado sobre lo que significa ser un vampiro. Tu especie ha torcido la realidad. (Ríe de nuevo) Qué ternurita. Una vez seas un híbrido, verás que los vampiros somos reales.
Losert: Ya te dije... no te creo nada.
¿?: (se acerca tan rápido que apenas pude reaccionar) No te estoy preguntando. Desde hoy serás mi fuente de alimento.
Losert: (quedo sorprendido, la sensación de impotencia me invadió) ¿No tengo de otra... o sí?
¿?: No.
Losert: (con un suspiro) Estaré totalmente convencido si logras lo que quieres.
¿?: (sonríe con satisfacción) Bien dicho. (Su sonrisa se agranda) Ya está todo listo. Mi veneno corre por tus venas. Solo necesitas saber mi nombre, y te convertirás en un híbrido.
Losert: (cínico) Sí, claro. Bien, comprobaré que solo eres una loca psicópata. ¿Cuál es tu nombre?
¿?: (sonríe con malicia) Me llamo Elisabeth.
Justo después de que mencionara su nombre, algo dentro de mí cambió. Mi corazón comenzó a latir desbocado, como si estuviera intentando escapar de mi pecho. El dolor que siguió fue indescriptible, como si todo mi cuerpo estuviera siendo desgarrado desde adentro. Mi visión se nubló, y la sensación de que algo terrible estaba sucediendo me paralizó por completo.
El dolor aumentó con cada latido, cada segundo se volvía más insoportable, y entonces... sentí cómo mi corazón, ese órgano que siempre había latido de manera tan constante, comenzó a detenerse poco a poco. El ritmo se fue apagando, como si alguien estuviera apagando una vela en una habitación oscura, lentamente, sin piedad.
Solo quedaba un latido. Uno. El último. Y en ese último latido, sentí cómo mi vida se desvanecía, cómo todo lo que había sido se desmoronaba en un abismo insondable.
Losert: (llorando, desesperado) ¿Qué carajos me está pasando? ¡Voy a morir esta vez!
Elisabeth: (su voz calmada, casi como una advertencia) No morirás, Losert. En este momento, tu corazón latirá más y más lento, como si estuviera en su último aliento.
Losert: (grita, incrédulo) ¡Esto es imposible! ¡No puede estar pasando!
CONTINUARA...