Marcel Dávila había pasado la noche con un desconocido al haber sido drogada por su madrastra. Como resultado de esa noche, ella quedó embarazada y, por sugerencia de la malvada mujer de su padre, ella se vio obligada a casarse con un hombre cruel, muriendo en manos de este.
Pero el guardián de las almas decidió darla una nueva oportunidad a Marcel, regresándola al pasado, justo cuando ella descubría su embarazo y para cambiar su destino, ahora ella debe de encontrar al padre de su hijo, sin imaginar que se trata de Anubis Salvatore, duque del imperio de Azulea, un poderoso y temido hombre lobo. ¿Qué pasará cuando Marcel lo encuentre? ¿Anubis aceptará a su hijo?
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Sueños lujuriosos
Él se dejó llevar por la pasión, y allí en ese sueño se entregó como si no hubiera mañana, total, él en su conciencia sabe, que al día siguiente estará solo, y que solo puede disfrutar de esa dama, en sus sueños.
En sus sueños él puede tener su cuerpo una y otra vez, y hasta que su lobo, al igual que él no están totalmente satisfecho de ella, es que la dejan ir, y solo hasta entonces, él despierta de sus sueños y al hacerlo, está con dos tremendos problemas.
El primero es que sus sábanas están empapadas de su propio fluidos.
El otro es que esa parte del cuerpo en dónde el sol no le da, está fuertemente levantado, y listo para la pelea, como lo estaría un soldado en tiempos de guerra.
Ambas cosas son molestas, y la culpable es una dama que no conoce, de la cual solo puede recordar su delicioso olor y por el sueño que acaba de tener, él recuerda que esa mujer tiene la piel tan suave como un bebé, y tiene el cuerpo como una jodida diosa del caos, lo que la hace peligrosa, ya que una mujer así, si lo quiere, puede acabar con él, y llevarlo al caos más terrible de todo, esa mujer es más fuerte que un escuadrón de hombres lobo, pues es capaz de dejarle totalmente indefenso, y con la cabeza en blanco.
Antes esos pensamientos tan poco sanos, Anubis Salvatore tomó la decisión en su corazón de tomar para sí a aquella dama tan jodidamente tan exquisita.
"Hay pequeña y escurridiza dama, si te encuentro, te daré un castigo por dejarme, aún no te conozco, y la razón me abandona cada vez que pienso en ti, no sé quién eres, pero estoy seguro, que no te dejaré ir, una vez que puede poner mis garras sobre ti, te has metido en mis huesos, y de ahí solo saldrás, el día que yo muera. No sé si hoy o mañana, la cosa es que tú serás mía para siempre "_ _ piensa él y su lobo al escuchar esos pensamientos estaba feliz, ya que él también opina lo mismo.
Con esos pensamientos, Anubis se levantó de la cama y se fue a bañar con un aspecto totalmente satisfecho de sí mismo, pues algo en él se siente motivado de seguir adelante en su búsqueda.
Pero en cuanto colocó los pies en el piso de su baño unas terribles ganas de vomitar le invadieron de repente y terminó vaciando su estómago hasta que él lanzó hasta el agua que se tomó antes de dormir.
Él atribuye dichas náuseas al vino que tomó anoche, y aun así, sintiéndose con el estómago tan malo, su humor estaba excelente, porque guarda las esperanzas en su corazón de que algún día pueda encontrar a esa ardiente mujer, por la que lleva un mes totalmente perdido.
Las esperanzas, son lo último que se pierde
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Mientras Anubis estaba de buen humor, en el imperio Galatea estaba Marcel teniendo un sueño similar al del lobo.
En el sueño, el hombre con el que pasó la noche, la hacía suya de mil maneras, y ellas como ministra del pecado, y sierva de la lascivia, una que es guiada por la concupiscencia, se dejaba hacer todo, y también cooperaba de buena fe con él.
Ella no sabe que está pasando, pero lo cierto aquí es que ella disfruta todas aquellas cosas lujuriosas que ese descarado y desconocido hombre le hace, todo lo que él le hace es algo demasiado rico, y el olor a pinos y madera que desprende su piel, también lo son.
Lo más que la emociona, es escuchar aquel ronroneo de gatito malo que se le escapa de la garganta al caballero mientras la hace suya, y por más que trata de ver quién es, no ve nada en lo absoluto, y eso le hace fundir el ceño.
Cuando pensó que vería la cara del hombre, cuyo cuerpo se siente como una escultura de mármol, alguien la despierta.
– ¡¡Dios Marcel, porque te mueres así!! ¿Qué estabas soñando que tenía la cara toda roja? – pregunta la Nana curiosa, ya que desde que llegó a la habitación, llamó a Marcel muchas veces, y está, no respondía.
Cuando ella se acercó más, puedo ver la cara roja de la niña, la cual al tocarla estaba sin fiebre, y eso le hizo pensar cosas como: que tal vez Marcel estaba soñando algo lujurioso, o algo por el estilo.
Al escuchar eso, Marcel se sintió avergonzada, y se puso más roja aún.
– ¿Qué dices Nana? No estaba soñando nada, solo tenía calor, no ves que estoy llena de sudor _ dice ella señalando a su misma y en efecto estaba llena de sudor y también tenía otro problema, su ropa interior estaba empapada de otra cosa.
Ella ruega que la nana no se dé cuenta de eso, o no podrá explicar nada.
– Bien, será mejor que nos demos prisas y te bañes apestas a sudor, el marqués te está esperando – dice la Nana para luego irse al armario a buscar ropa para la joven, y Marcel al ver eso, en ese momento aprovechó y se fue al baño y se baño sola, y de paso lavo su ropa interior, borrando así la evidencias del pecado.
Cuando la nana llegó a ayudarle, ella se estaba ya secando el cuerpo
"Menos mal que me di deprisa, o la Nana me descubriría infraganti, debo olvidarme de ese hombre, aunque no sé si pueda, ya que él es el papá de mi hijo"– piensa ella preocupada mientras la Nana la lleva a la habitación y la ayuda a terminar de ponerse ropa.
– Listo, vamos ahora a desayunar, hoy te espera un gran día – dice la Nana para luego ambas salir de la habitación.
No mucho después, ambas estaban en el comedor y allí estaban el dúo de víboras venenosas lanzando su veneno como siempre.
* * * * * * * * * * * *Nota
Jajaja este capítulo me acuerda a la Chabelita y el padre jajaja, ella en una dice ministra del pecado, y sierva de la concupiscencia 😄
Espero que todos tengan un excelente inicio de semana☀️
Nos vemos el miércoles si Dios quiere
Suerte que logró despertar su poder, lo va a necesitar