Edward Sackler El CEO Cruel Y Despiadado

Annie por favor responde, dice Alice con desespero al ver que su amiga no a su llamada, –Si, bueno. Responde por fin Annie.

–Amigaaa te necesito tanto. Alice apenas y logra articular una frase.

–Dios mío Alice, que sucede por qué me espantas de esa manera, pregunta Annie desdé el otro lado de la línea.

–Te necesito en verdad, ¿podríamos vernos?

–Claro que sí, vamos al lugar de siempre? Propone Annie.

–Sii claro, porque necesito distraerme, te veo haya en 1 hora sólo me cambiare y voy.

Edward se estaba apresurado para llegar al restaurant a la hora pactada con Rebecca ya que odiaba el tener que esperar, era una mujer muy exigente, bajo de su lujoso coche y le entregó las llaves al valet parking, al entrar una señora algo mayor le pregunta si tenía alguna reservación a lo que él respondió de una forma seca. –Soy Edward Sackler y alguien me está esperando. 

La recepcionista al escuchar el apellido se puso algo tensa y le habló al mesero. –Por favor lleva al señor Edward a su mesa. El mesero hace una reverencia para indicar hacía dónde ir. –Por aquí por favor.

Rebecca al ver a Edward alegró su semblante. –Mi amor por fin llegas.

Edward se acercó a ella y le dió un rápido y seco beso. –oh vaya Edward lo bueno es que te alegras de verme. Chillo Rebecca por la frialdad de su prometido.

–No empieces Rebecca, que he tenido un día sumamente difícil, necesito un respiro. Suplicó Edward.

–Ay amor es que trabajas demasiado deberíamos irnos de vacaciones a París o Roman sería genial pasar unos días contigo tu y yo sólo.

–Basta Rebecca, sabes que es imposible que pueda hacer un viaje y menos de vacaciones ahora. Dijo Edward cansado y estresado de la insistencia de Rebecca sobre el tema.

Se sobaba la cien intentando disminuir el dolor de cabeza provocado por tantos problemas, estaban a punto de ordenar su cena cuándo su teléfono sonó. –Amor, amooor no respondas, es nuestro momento ahora. 

–Lo siento, es mi padre tengo que responderle, sólo serán unos minutos.

Edward se levanta de la mesa para tener un poco más de privacidad, pues ya sabe que le llama por el asunto del compromiso, camina hacia el pasillo al momento de responder. –Y ahora qué suceden Mark Sackler. Se le hacía difícil llamarlo padre en estos momentos.

–Felicidades hijo, acabas de comprometerte con Alice Smith tú boda será en dos días así que prepara todo para que tengas el día miércoles libre. Edward ya no dijo ninguna palabra y solamente colgó la llamada, estaba atónito pensó que con sus amenazas Alice había descartado el firmar el dichoso contrato. Estaba sumergido en sus pensamientos cuándo observa a lo lejos viendo un rostro conocido. 

–No puede ser, maldita sea cómo se atreve a venir aquí, vió a lo lejos a Alice entrar junto a una amiga al restaurant y con una sonrisa de oreja a oreja, todo esto me deja pensando en que ella sí estaba enterada y sólo estaba fingiendo. Dijo Edward para sí mismo y apretando tanto los puños que no sus manos se tornaron de un color pálido por la falta de circulación. Lo que él no sabía es que esa era de unas cualidades de Alice, ser alegre.