Marina ante los ojos de todos lleva un lindo matrimonio con una hermosa hija, su vida pareciera casi perfecta, pero detrás existen muchos secretos...
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El reencuentro
MARINA
¿Estaba soñando?, solo tres personas en este mundo me dicen Mar, al voltear me encontré con esos ojos color aceituna, que a pesar de haber pasado 24 años, los reconocí al momento, era Darío, pero ya no era un joven de 18 años, sino todo un hombre de 42 años, su mandíbula era cuadrada y varonil, su espalda era ancha, su torso estaba fornido y musculoso, su cabello tenía algunas canas que le sentaban muy bien, era un hombre muy atractivo, en ese momento me avergoncé, que iba a decir de mí.
Con una gran sonrisa, me da un abrazo muy efusivo que hace que mis pies despeguen del suelo y da una media vuelta conmigo en brazos, me dice:
-Mar ¿no esperaba encontrarte aquí?, pero cuando escuché tu nombre y te ví te reconocí a la primera, eres una mujer tan hermosa, tal como me imaginé que serías.
Estaba sin palabras, solo pude preguntar ¿Qué haces aquí?.
DARÍO: ¿Te acuerdas que siempre quise trabajar en la editorial Planeta?, pues he alcanzado mis sueños, bueno, casi todos, me faltan dos.
MARINA: La verdad estoy muy sorprendida, tengo tantas cosas que preguntarte, ¿cómo está Laura?, ¿qué ha sido de Luis?, ¿cómo están tus papás?...
DARÍO: Tenemos tanto para ponernos al día, creo que podemos ir a otro lugar y platicar, ¿te parece bien?
(Darío cierra un ojo de forma coqueta y yo solo alcanzó a balbucear, ¡claro!).
Bajamos por el ascensor y le pregunto a dónde quiere ir, yo tengo mi coche, el me da la opción que yo elija un lugar tranquilo dónde platicar, le sugiero un café muy cerca de ahí y el asiente.
Llegamos al café, era un lugar tranquilo con luz suave y un exquisito aroma, los dos al entrar dijimos en coro, ¡que delicioso huele!, ambos reímos por la coincidencia.
Nos sentamos uno frente al otro, yo lo veía embelesada y él no apartaba la mirada de mis ojos, yo no podía sostener la mirada, en ocasiones trataba de ver al suelo, a la mesa y al regresar la mirada me encontraba de nuevo con sus ojos verdes viéndome directamente.
DARÍO: Pues bien, Ponme al día.
MARINA: Yo pregunté primero
DARÍO: Está bien, pero después quiero saber todo de tí.
-(Sentí que una descarga eléctrica pasaba por mi cuerpo cuando lo escuché con su voz baja y suave).
DARÍO: Como tú sabes, al terminar la preparatoria me fuí a España a estudiar Comunicación en la Universidad Complutense de Madrid, hice mis prácticas profesionales en la Editorial de la oficina de Arte y ediciones, ahí me fue muy bien y gané un premio como escritor revelación, lo que me abrió las puertas a la editorial que yo soñaba, "Planeta", ahí inicie desde abajo y fuí escalando puestos, ahora soy el Director Editorial.
Mis padres lamentablemente murieron hace 10 años, después de mudarse de casa, tuvieron ese fatal accidente que a todos nos dejó devastados, Laura estaba terminando la universidad en ese entonces y decidió terminar su escuela en Alemania y ahí se quedó a vivir, Luis se dedicó un tiempo a las artes marciales, estuvo en competencias por todo el mundo, pero ahora se dedica a su familia, es un gran Padre, vive en Barcelona y tiene un par de gemelos que son torbellinos.
(Se acerca el mesero y nos toma la orden, yo pedí un capuchino con licor de cereza, mi favorito y él un expreso)
MARINA: guau, yo solo los ví mudarse y les perdí la pista. Siento mucho lo de tus padres. (le dije sinceramente y le di una palmada suave sobre su mano que estaba sobre la mesa, el respondió poniendo su mano sobre la mía).
Espero que puedas pasarme el contacto de Laura, me encantaría poder comunicarme con ella.
Y ¿cuánto tiempo estarás aquí?
DARÍO: Solo mañana, por la noche regresamos a Madrid.
MARINA: (Que tristeza solo lo pude ver por unos instantes y lo volveré a perder de vista) Que poco tiempo, espero que si regresas a México, podamos vernos de nuevo.
(intercambiamos contactos de celular)
DARÍO: ¿Y tú qué me cuentas de tu vida? (toma un sorbo de su café)
MARINA: (le contaré la versión corta). Pues soy una feliz mamá de una hermosa niña de 4 años, voy a cumplir 12 años de casada, mi esposo, Iván es militar, y trabajo en la editorial Alebrije.
DARÍO: ¿Conozco a ese tal Iván?
MARINA: No lo creo, lo conocí en la preparatoria, tu ya estabas en España.
DARÍO: Me encantaría conocer a tu hija, ¿cómo dijiste que se llamaba?
MARINA: (La verdad omití el nombre a propósito, pero tendría que decirle). El nombre de mi hija es Dayra, es una niña hermosa e inteligente, ojalá en alguna ocasión pueda presentarla.
DARÍO: Dayra, que hermoso nombre, tenemos el día de mañana, quizá podamos seguir platicando y tener la oportunidad de que puedas presentármela.
MARINA: (Veo el reloj y me doy cuenta que es tardísimo) Lo siento Darío, pero me tengo que ir, mañana seguimos charlando, cuando te encontré iba de camino a casa.
DARÍO: No puedes andar sola a estas horas de la noche, te acompaño a la puerta de tu casa y de ahí tomo un vehículo para el hotel.
MARINA: No es necesario, muchas gracias
DARÍO: Eres como mi hermana pequeña, no tiene discusión, voy contigo.
MARINA: (No sé porque ese último comentario en lugar de hacerme feliz, sentí que me rompía el corazón, que tonta, por un momento olvidé que para él siempre seré la pequeña amiga de su hermana, no importa que seamos adultos). Está bien Darío, el camino ya lo sabes, vamos a casa de mi mamá, ahí está Dayra.
DARÍO: ¿Y tu esposo, como dices que es su nombre?
MARINA: Iván, está encuartelado, cada tres meses debe estar dos semanas como encargado pues el General sale de descanso.
DARÍO: No me tocará conocer al hombre que se sacó la lotería, en fin, habrá otra ocasión.
Subimos al coche, me pidió conducir como muestra de caballerosidad, dice que él es "chapado a la antigua", se me hizo un gesto muy lindo y le dí las llaves del auto, condujo despacio hasta la casa, mientras platicábamos algunas anécdotas de nuestra niñez, reíamos como dos chiquillos.
Al llegar estacionamos el coche, me dice, "espera, voy por tí", y se baja rápidamente para abrirme la puerta. (Tenía tanto tiempo sin sentir tantas atenciones a mi persona, que me sonrojé).
Me dice, te ves tan hermosa cuando te sonrojas, pareces una niña de 12 años y se suelta a reír.
Ambos volteamos a ver su antigua casa, suspiramos y al mismo tiempo decimos ¡tantos recuerdos!, veo su rostro se tornó triste, de seguro le da melancolía, sobre todo porque los mejores recuerdos con sus padres fueron en ese casa.
DARÍO: Mar, te dejaré descansar es tarde, por favor mañana le das mis saludos a la Señora Mariana, ¿A qué hora paso por tí?.
MARINA: (No sabía que contestar, mañana es sábado, quizá mi esposo venga a pasar el día con nosotras al parque de diversiones) Darío, tengo algunos planes que aún no se concretan, ¿puedo llamarte mañana?.
DARÍO: Lo siento, estoy siendo muy insistente, no hay problema hablamos por la mañana, solo quiero aprovechar el tiempo que estaré aquí, estaré esperando tu llamada.
Nos despedimos, hice el ademán de darle la mano, él me tomó de los hombros me acerca y me da un abrazo muy apretado como si quisiera que se quedara grabado en su memoria, yo no hice resistencia, disfruté el abrazo y hasta me recargue en su pecho, cuando empecé a sentir que disminuía su fuerza me aparté lentamente y le dije gracias, nos vemos mañana.
Esperé a que llegara el vehículo de plataforma que solicitó, me despedí de lejos y entré a casa, di un gran suspiro y volví a mi realidad, ¿qué estás haciendo Marina?, ya me imagino si en ese momento hubiera llegado Iván, aunque nunca ha sido celoso conmigo, no sería una escena agradable para él verme en los brazos de otro.
Subí a la habitación y me recosté al lado de Dayra, le dí un beso y me dormí.