Juana Garcia es una joven mexicana que huyó de su país a Italia para salvar su vida, pero lo que no sabe es que solo estará realmente protegida en manos del Mafioso, el Don de toda Italia, Filippo Romano...
⚠️Atención: La obra contiene escenas de sexo explícito🔥, violencia, tortura, lenguaje soez y asesinato. Por lo tanto, está indicada para mayores de 18 años. Si eres sensible a este tipo de contenido, no lo leas, ya que contiene desencadenantes. La autora no está de acuerdo de ninguna manera con tales atrocidades. Es solo una historia ficticia.
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Capítulo 9
Filippo- María, has llegado, ya te echaba de menos.
María- Sí, hijo mío, aproveché las vacaciones para visitar a mi hija, ven, el café ya está en la mesa.
Filippo- No sé qué sería de mí sin ti…
María- Lo estoy viendo.
Filippo- María, quiero que prepares un café con todo tipo de cosas y lo lleves a la habitación de atrás para la persona que está allí.
María- Hijo mío, ¿qué has hecho? ¿Cómo me pides algo así? Sabes que no me meto en tus asuntos. ¿Para qué quieres alimentar a alguien a quien pretendes matar? ¿Y encima me pides que arriesgue mi vida llevándoselo? ¿Y si este tipo se escapa o intenta matarme?
Filippo- No es un tipo, es una chica. No le hará ningún daño. Mejor aún, después de darle el café, llévala a la habitación de invitados. Yo arreglaré algunas prendas para ella, pero por favor, cierra la puerta con llave y déjala ahí encerrada…
María- Filippo Romano, ¿qué has hecho? ¿Has secuestrado a una chica a la fuerza y la has traído aquí? ¿Es eso lo que estoy entendiendo?
Filippo- María, no te enfades conmigo. Es una larga historia. Solo haz lo que te he pedido, ¿de acuerdo? Tengo mucho trabajo por hacer. Volveré más tarde… le da un beso en la frente.
María- Fui a hacer lo que Filippo me pidió y, cuando llegué allí, vi a una hermosa chica pálida, con labios blancos, parecía deshidratada. ¿Qué le ha hecho este chico a esta pobre chica, Dios mío?
Juana- Si has venido a matarme, hazlo de una vez.
María- Tranquila, querida, no te haré daño. Te he traído algo para comer, debes de estar débil…
Juana- No sé si podré… llora. Creo que sería mejor que me dejara morir pronto.
María- No llores, chica, no sé por qué Filippo ha hecho esto. No es una mala persona. Ven, salgamos de aquí, te ayudaré a darte un baño y a alimentarte, vamos.
Juana estaba muy débil y aún enfadada, pero de todos modos aceptó la ayuda de María. María la llevó a la habitación, le pidió que primero comiera y luego la ayudó a darse un baño, la vistió con una bata y le ayudó a peinarse.
María- Descansa un poco, Filippo te conseguirá ropa. Desafortunadamente, tendré que cerrar la puerta por su orden, pero no te hará daño, puedes confiar en mí. Considera que soy tu amiga.
Juana- Gracias, te has ocupado de mí como una madre, aún me siento muy débil... No entiendo qué pretende Filippo con todo esto, solo quería vivir mi vida… llora. Si es para vivir encerrada, ¿por qué no me mata de una vez?
María- ¿Por qué no me cuentas cómo llegaste hasta aquí?
Juana- Ni yo misma lo entiendo hasta ahora. Conocí a Filippo cuando iba a una entrevista en la cafetería donde trabajo, él me dio un aventón y después exigió que solo yo lo atendiera. Luego fui a la discoteca con mis amigos y estando allí, Filippo vino a buscarme y me trajo hasta aquí…
María- Lo entiendo, solo no entiendo por qué ha hecho esto.
Juana- No lo entendí muy bien, pero por lo que parecía, él pensaba que me dedico a venderme por las noches porque estaba con un amigo que es un chulo. Entonces, él pensó eso de mí, cómo pudo pensar algo así si ni siquiera me conoce.
María- No llores, solo descansa. Por ahora, no puedo hacer mucho por ti, pero prometo que él no te hará daño, ¿de acuerdo? Me llamo María. La puerta estará cerrada, pero si necesitas ayuda, puedes gritar y vendré.
Juana- Está bien, gracias, María. Mi nombre es Juana.