Laurent fue invitada a un evento, allí se encontró con una extraña situación, a ella le dieron un afrodisiaco, debido a esto pasó una noche con un hombre, que además es el hijo de su jefe. Pero todo se tornó de una forma inesperada, ella no quería que la tacharan como una oportunista, para Santiago fue así, por eso decidió irse y no volver.
Laurente decidió esconder el secreto de quién era el padre de su hijo, algo que hasta el momento no le había afectado, su pequeño hijo creció rodeado de amor y con la compañía de una madre amorosa.
Pero él volvió y está dispuesto a recuperar lo que perdió 4 años atrás, esto hará que muchas cosas cambien, y en especial la relación de ambos.
¿Podrá su pequeño hijo unir nuevamente a ambos? ¿Podrá ganar el amor en esta batalla de orgullos?
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Capítulo 8
Santiago Vólkov
Era sábado y estaba en casa de mis padres junto a mis hermanos. Estábamos todos en la sala y ellos platicaban de temas que no entendía, ya que estaba inmerso en mis pensamientos. No sé, pero por alguna razón no podía dejar de pensar en Laurent.
¡Es que dios! Ella debe estar odiándome, le quité su virginidad. Me aproveché de ella al dejarme arrastrar por ese beso que me removió hasta el alma. Aun recuerdo cada expresión, cada gemido, cada caricia que recibí de su parte. Y es que debo admitir, que por encima de la culpa que siento en este momento por haberme aprovechado de ella y el hecho de haber engañado a mi novia. Es que si disfruté haciéndola mía y si no me hubiese topado con esa barrera y visto la mancha de sangre sobre la sabana. Hubiese jurado que era una experta en el arte del sexo. Sus movimientos de cadera y la manera en la que se aferraba a mí dejaban mucho a la imaginación.
Al darme cuenta de mis pensamientos. Dejo escapar una risa algo frustrante, pero alegre.
_ Dicen que el que solo se ríe, de sus maldades se acuerda _ Me dice mi hermano menor de manera burlona.
_ ¿Qué pasa hijo? Has estado en las nubes desde hace rato _ Pregunta mi padre con curiosidad.
_ No me pasa nada _ Digo tratando de cerrar el tema.
_ A mí se me hace que esa sonrisa, se la debemos a la sexy chica de vestido azul de anoche _ Sentencia Darío.
_ ¿Hablas de Laurent Vitale?_ Pregunta Bruno.
_ ¿Estás así por ella hijo mío? _ Pregunta mi padre con un notorio entusiasmo.
_ ¿Se están escuchando? _ Digo algo enojado porque no me gusta que me conozcan tan bien _ Esta sonrisa es por Aurora y en cuanto a la señorita Vitale, no le encuentro nada de sexy como ustedes dicen.
¡Mierda! Sé que estoy diciendo la mentira más grande del mundo, pero no voy a admitir que tienen razón. Ellos estallan en risas debido a lo que acabo de decir, por lo que me hierve aún más la sangre. Miro a todos lados buscando como escapar de esta y es ahí cuando veo que mi madre e Inca no están ¿En qué momento se fueron? Ni idea, pero estos locos me van a comer vivo de eso no hay duda.
_ ¡Hay hijo mío! Eso que acabas de decir, ni tu mismo te la crees. Y con respecto a Aurora, en el tiempo que llevas con esa mujer jamás te he visto sonreír así.
_ Concuerdo contigo papá _ Dijo Bruno.
Si había algo que me molestara en esta vida, es el concepto que tiene mi familia de Aurora. Dicen que es una casa fortunas, cosa que yo me niego a pensar porque ella siempre es muy amorosa conmigo. Por lo tanto, aunque no les guste deben aceptar y respetar mis decisiones.
...
El fin de semana pasó y yo no dejé de pensar en Laurent desde que se montó en ese taxi. Llame a la agencia para que me dieran información y saber si había llegado bien y en efecto así fue. Llego el lunes y tenía que ir a la empresa para de ese modo ponernos al corriente de todo su manejo. Me arreglo y salgo en mi deportivo negro.
Al llegar a mi destino estaciono el auto para luego bajarme y acomodarme mi traje. Cuando volteó a la entrada, veo un hermoso cabello marrón. Laurent está de pie junto a la entrada y se ve hermosa. Cuando avanzo para hablar con ella, debo apresurar el paso porque es muy rápida. Para cuando logro alcanzarla debo detener el ascensor con mi mano. Ella me mira como si estuviese viendo a un fantasma y la entiendo. Subo a la caja metálica y presiono hasta el último piso, para luego ponerme detrás de ella.
No puedo evitar mirarla y acordarme de todo lo que sucedió entre nosotros. Quiero decirle algo o tal vez preguntarle si está bien, pero las palabras no salen de mi boca. De un momento a otro la veo perder el equilibrio y la sostengo cuando de la nada ella empieza a llorar ¿Será que me odia por lo que pasó?
Cuando me dispongo a hablar con ella de lo sucedido entre los dos, me interrumpe para decirme que le tiene fobia a los ascensores. Por lo que decido callarme y no decir más. Al ver que solo nos faltaban tres pisos, le digo que tenga calma porque casi llegábamos.
Los presentes que estaban allí, al vernos vinieron rápido a ayudarle. Luego del regaño de mi padre y de ponerse terca al no querer mi ayuda, se fue con su secretaria a su oficina.
_ ¡Hijo! ¿Por qué no vas a la cafetería de abajo y pides un café con miel para ella?
_ ¡Está bien! _ Y sin decir más nada, vuelvo a bajar en el ascensor.
Al regresar de la cafetería estoy afuera de la oficina de ella, pero me detengo al escuchar como llora y se lamenta ¡Lamentándose! ¿Escuché bien? Yo soy quien debería lamentarse por haberle sido infiel a mi novia. Decido quedarme afuera tras este lado de la puerta, para así poder escuchar lo que dicen.
_ Y lo peor de todo es que le entregue mi virginidad a él _ Dijo en un sollozo ahogado ¡Por dios! ¿Tanto le importa eso a una mujer? Y yo porque opino, si llevo todo el fin de semana comiéndome la cabeza con eso.
_ ¡Hay mujer! ¿Sabes? Deberías sentirte alagada de que él fuera el primero. Aparte él esta como quiere _ La loca de Adella tiene razón.
_ No Adella, no entiendes. Él podrá estar guapo, bueno y todo eso que tú quieras. Pero yo quería que mi primera vez fuera con alguien que me amara, no una noche de borrachera. Para colmo fue con nada más y nada menos que el hijo de mi jefe ¡Dios! Debe pensar que soy una cualquiera.
_ Ya amiga, calma. Tal vez no fue con la persona que amas, pero por lo menos él te hizo sentir bien y te cuidó. Muchos hombres no hacen de la primera vez de una mujer algo para recordar y tu primera vez fue linda.
_ Supongo que me conformaré con eso. Voy a hacerme la que no recuerdo nada _ Ahora era yo él sorprendido.
No podía escuchar más, era suficiente con que ya me sintiera un miserable. Como para escuchar sus lamentos. Si ella iba a actuar como que nada pasó, pues mejor. Así me ahorro el rollo de decir que solo fue un favor que le hice y que no significó nada para mí. Al fin y al cabo fue solamente sexo y no se volvería a repetir. Tocando a su puerta y Adella fue quien abrió, por lo que deje el café en su mano y sin decir una palabra me fui de ahí.
Llegue a la oficina de mi padre y estaban mis hermanos con el abogado. Ingresé sin decir una palabra, ya que si lo hacía explotaría. Todos me miraron debido a mi cambio notorio de humor, pero nadie comentó al respecto.
Y por eso, en lo que mi concierna dejaré lo que pasó con ella en el pasado. Me concentraré en los pendientes de la empresa y cuanto antes regrese a Rusia mucho mejor.
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Laurent Vitale