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El Alfa Y Su Presa

El Alfa Y Su Presa

Status: En proceso
Genre:Hombre lobo / Romance oscuro
Popularitas:5.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Marta Garcia

Una luna perdida. Un alfa maldito. Una marca que arde más fuerte que la sangre.

Cuando el reino de Nyra Veyra cae ante la brutal invasión de los clanes lobo, ella se convierte en botín de guerra. Sin títulos, atrapada en un templo de piedra, solo le queda su cuerpo… y un fuego desconocido que empieza a despertar bajo su piel.

Pero hay algo que ni ella ni su captor esperaban:una Marca antigua arde en su vientre. Una conexión salvaje la une a Varkhan, el alfa más temido del norte.
Y él está dispuesto a reclamar lo que el destino le ha entregado. Con placer. Con sangre. Con colmillo.


Entre rituales, deseo y magia dormida, El Alfa y su Presa es una novela de romance oscuro, brujería ancestral y erotismo salvaje, donde el mayor enemigo no siempre es el que te encierra… sino el que arde dentro de ti.

NovelToon tiene autorización de Marta Garcia para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 8 – La grieta y el eco

El amanecer llegó cubierto de bruma.

Desde la torre, Nyra observaba cómo la niebla descendía sobre los patios y techos del templo como una presencia viva. La niebla no era natural. Lo sabía por el leve cosquilleo en la nuca, por el pulso de advertencia en la sangre. Había aprendido a no ignorarlo.

—¿Lo sientes? —preguntó Mairen, que había aparecido sin hacer ruido.

—Sí —respondió Nyra sin apartar la vista—. Como si algo intentara cubrirlo todo. Como si se ocultara.

—Porque lo hace. Hay algo entre nosotros. Algo que no debería estar aquí.

Esa misma mañana, durante la primera sesión de entrenamiento, Nyra se esforzaba por abrir el Velo: una antigua práctica que permitía a las brujas ver más allá del plano físico, adentrarse en los ecos del pasado, las intenciones ocultas y los rastros de energía que los seres dejaban tras de sí.

—Concéntrate en la piedra —dijo Mairen, colocando una hoja de plata sobre una losa tallada—. No la mires. Siente lo que ocurrió aquí. Mira con los ojos cerrados.

Nyra obedeció. Cerró los ojos. Respiró hondo.

Y entonces, la vio.

Una figura encapuchada, moviéndose en la oscuridad de los pasillos. Tocaba las paredes. Susurraba en una lengua que Nyra no comprendía. El eco de esa voz le heló el pecho. La figura se desvanecía al ser vista, como si supiera que alguien la espiaba.

Nyra abrió los ojos de golpe.

—Alguien ha entrado al templo —dijo—. Hace dos noches. No es de los nuestros. Pero tampoco es uno de los cazadores.

Mairen se tensó.

—Entonces ha comenzado.

—¿Qué?

—La traición.

Esa noche, el consejo de ancianos se reunió a puertas cerradas. Nyra y Varkhan aguardaban en las escaleras exteriores, con el viento silbando entre los arcos.

—¿Confías en todos ellos? —preguntó Nyra.

Varkhan negó con la cabeza, sin apartar la mirada del horizonte.

—No. Pero no necesito confiar. Solo necesito que me teman más de lo que deseen desobedecerme.

Ella lo miró en silencio. No por la dureza de sus palabras, sino por la carga que llevaban. Por el cansancio que asomaba a veces en sus ojos.

—Puedo ayudarte —dijo—. No solo con magia. También con la verdad.

—¿Qué verdad?

Ella le tomó la mano. El contacto fue sencillo, pero bastó para que un temblor eléctrico los recorriera.

—Puedo ver cosas que tú no. Puedo sentirlas. Si me dejas entrar en las cámaras ocultas del templo… puedo rastrear al intruso.

Varkhan la miró con algo entre orgullo y temor.

—No quiero que te expongas.

—Ya estoy expuesta. Soy tu luna. Soy su faro. Y si me apagan, la oscuridad vendrá para todos.

Él la besó. No como un lobo, sino como un hombre que ama con la misma fiereza con la que lidera. Sus labios eran hogar y promesa, y cuando se separaron, ambos sabían que la decisión ya estaba tomada.

Esa misma noche, Nyra descendió sola a las cámaras olvidadas. Mairen le había dado una piedra de ónice como protección. A cada paso, los símbolos antiguos resplandecían a su paso, reconociendo la sangre que corría en sus venas.

Al llegar a la cámara central, se detuvo. Cerró los ojos. Extendió los brazos.

—Muéstramelo.

El aire vibró.

Una imagen surgió en su mente: una figura femenina. Joven. Hermosa. Con la Marca de las Guardianas en la frente y el odio en los ojos. Estaba viva. Estaba cerca.

Y conocía a Varkhan.

Nyra abrió los ojos de golpe. Se llevó la mano al pecho. No era miedo lo que sentía. Era celos. Rabia.

Y una certeza:

No era la única bruja en la fortaleza.

Varkhan la esperaba en su habitación, sentado junto al fuego. Se levantó al verla, pero se detuvo al notar su expresión.

—¿Qué viste?

—Una mujer. Como yo. Pero diferente. Tenía la Marca.

—¿Quién?

—No lo sé. Pero tú sí.

El silencio entre ellos fue más denso que el aire.

Varkhan inspiró hondo.

—Se llama Serelis. Fue una de las nuestras… hace años. Juró lealtad. Luego nos traicionó. Intentó hacerse con el poder del clan del Norte usando hechizos prohibidos. Yo mismo la desterré.

—¿Por qué ha vuelto?

—Porque ahora sabe que el poder ya no está en ella. Está en ti.

Nyra asintió, con el rostro endurecido.

—Entonces que venga.

—¿Qué harás?

Ella se acercó. Lo tomó del rostro. Lo besó, esta vez con una mezcla de deseo y desafío.

—Lo que haga falta.

Esa noche, hicieron el amor como si no quedara tiempo.

No fue suave, ni lento. Fue salvaje, instintivo. El deseo acumulado estalló en cada caricia. Varkhan la alzó con las manos marcadas por la batalla, la sostuvo contra la pared como si solo ella pudiera sostenerlo también. Sus bocas se buscaban como animales sedientos.

Nyra se arqueaba bajo él, cada gemido mezclado con susurros de conjuros. La magia danzaba en la estancia: chispas en el aire, humo en los espejos, vibraciones invisibles.

Cuando llegaron al final, juntos, una ráfaga de calor expandió su energía como un latido ancestral.

Varkhan se desplomó a su lado, jadeante.

—Eres un incendio —susurró—. Y ni mil tormentas podrían apagarte.

Ella cerró los ojos, envuelta en el calor de su cuerpo.

—Pues quédate. Y arde conmigo.

Y fuera, en la espesura, unos ojos observaban el templo con una sonrisa oscura.

Serelis había regresado.

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Irma Ruelas
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Irma Ruelas
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Irma Ruelas
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Irma Ruelas
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Francisca Perez
excelente gracias 👌
Grace Cornejo
genial
Tae Kook
Quiero saber qué pasa después!
Mara Crimson: Sigue leyendo!! =)
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Fathi Raihan
Siento como si conociera a los personajes
Mara Crimson: Me alegro que sientas que los conoces, espero que te guste la historia y su evolución!
total 1 replies
Princesa Khun Ria
Me encantó cada detalle en el cap, sigue así y tendrás una lectora fiel ❤️
Mara Crimson: Gracias! Espero que te siga gustando =)
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