El Guerrero Del Fuego

NARRADOR

Al fin había llegado el momento. Hoy era el cumpleaños número 18 de la princesa Ember, por lo que se llevaría a cabo una gran fiesta, donde las personas más importantes e influyentes del reino estarían presentes, por lo cual, desde muy temprano, Ember fue preparada con sumo cuidado por sus doncellas.

Cyra por su parte también fue preparada, puesto que debía lucir especialmente hermosa el día de hoy, para evitar que su padre negara que Cyra es su hija frente a todos los presentes, Ember había decidió que su hermana usaría un vestido azul imperial, dado que este era el color preferido de la reina, y de las dos, era Cyra quien más se parecía a su madre, y Ember quería hacer resaltar el parecido entre madre e hija.

Una vez ambas estuvieron listas, ambas se dirigieron al gran salón, Ember sabía que los guardias tenían órdenes no dejar entrar a Cyra, es por eso, que con ayuda de Cole, colaron a Cyra al palacio principal, donde la ingresaron a una sala cercana al salón donde se estaba llevando a cabo la fiesta, para que espere hasta que llegara su momento de salir.

- Espera aquí, Cole vendrá por ti en unos momentos – le dijo Ember a su hermana, mientras la abrazaba  y le daba un beso en la frente. Lo que no sabía Ember era que esa sería la última vez que besaría y abrazaría a su hermana.

Ember salió, y Cyra, guiada por la curiosidad, salió tras su hermana, para no ser reconocida, uso el fuego de la chimenea para colorear su cabello a un tono amarillo, y también creo la ilusión de que su vestido era rojo, y no azul, por lo que lista, se dirigió al salón donde quedo impresionada por todo lo que veía, nunca en su vida creyó que vería algo así, era realmente hermoso, con emoción se unió a la fiesta y con ilusión busco a Cole entre los asistentes, puesto que quería bailar en los brazos de su amado esa noche, pero por más que lo buscaba, no lo encontró por ningún lado.

Cyra se paseó por la fiesta, admirando todo lo que veía, pero sin dejar de buscar a Cole. Entonces, su padre, el rey Flint, hizo acto de presencia, lo que causó pánico en la joven, que se dirigió raídamente al fondo del salón, para evitar que este la viera.

- Hoy estamos reunidos para no celebrar el cumpleaños número 18 de mi hija, sino para también celebrar su compromiso con el joven Cole Feurer, cuya unión se llevará a cabo cuando el joven Cole cumpla la mayoría de edad – anunció el rey, mientras que Ember y Cole, daban un paso al frente.

La pareja, como dicta la tradición, se dirigió al centro de la pista, para así bailar su primera pieza de la noche, era obvio para los ojos de todos los presentes que la pareja se amaba, se podía ver en sus ojos, y quién también lo noto fue Cyra, que sintió como su corazón se rompía al ver al hombre que amaba en brazos de su hermana.

Totalmente destrozada, Cyra abandono el salón y se adentró en los jardines, donde se permitió llorar, se sentía una tonta por no haberlo notado antes, es más, ella era consiente que Ember y Cole estaban comprometidos desde niños, pero en su cabeza, ella pensaba que ese compromiso podría romperse, Cyra se consideraba una mejor candidata para Cole que su hermana, puesto que la diferencia de edad entre Cyra y Cole era menor que la de Ember y Cole, por lo que ante los ojos de la joven, una relación entre ella y Cole era más factible, incluso, en más de una ocasión pensó que Cole sentía lo mismo por ella.

Cyra había confundido el cariño y la amistad de Cole con amor y se había negado a ver lo evidente, y ahora su joven corazón lloraba por eso.

- Ella te engañó,  nunca te amó, ellos jugaron contigo – le dijo una voz a Cyra, una voz que no había vuelto a oír desde hace 5 años.

- ¿Señor D? – preguntó la joven, y entonces una sombra aparecía frente a ella.

- Mi hermosa Cyra, me duele mucho verte llorar, pero más me duele es ver cómo jugaron contigo – le dijo el señor D, mientras la rodeaba.

- Ember no jugo conmigo, ella me quiere – le contestó Cyra muy segura.

- ¿segura?, al fin a cabo esa mujer es hija del hombre que te encerró, y también fue criada por él, seguramente ella también te culpa por la muerte de su madre, solo fingió darte cariño, para luego lastimarte, estoy seguro de que ella sabía lo que sentías por el joven, y decidió traerte aquí para restregarte su compromiso en la cara – le dijo el señor D.

- Eso no es cierto, Ember nunca haría algo así, ¿o sí? – ante las palabras del que fue muchos años su amigo, Cyra comenzó a dudar.

Una parte de la joven, siempre creyó que lo que le había pasado había sido muy bueno para ser verdad, la mayor parte de su vida la hicieron creer que no valía nada, y ese sentimiento de inferioridad la había acompañado toda su vida, y si a eso le agregábamos que Cyra era desconfiada con la mayoría de las personas, no era muy difícil hacer dudar a la joven de que aquellas personas que decían que la querían solo la estuvieran engañando.

- Siempre estuve aquí para ti, pude ver cómo ella te engañaba, Ember nunca te amo, solo te engaño para hacerte sufrir – le volvió a repetir el señor D.

- Eso no puede ser cierto, no puede, no puede – comenzó a repetirse Cyra, pero la duda ya estaba en su corazón, lo que hizo sonreír al señor D.

- Ven conmigo, te llevaré a donde puedas pensar mejor lo sucedido – le ofreció el señor D a lo que una dolida Cyra aceptó.

Un humo negro envolvió a la hermosa joven para lujo desaparecer, llevándose a la joven consigo, mientras tanto en la fiesta, Ember buscaba con desesperación a su hermana, puesto que después de su baile con Cole, este último fue a buscar a su amiga, descubriendo que ella había desaparecido, Ember se encontraba muy preocupada, puesto que temía que a su hermana le hubiera sucedido algo malo, Ember no descansara hasta ver a su hermana de nuevo, lamentablemente cuando eso pasó, su recuentro no fue para nada feliz.