El Rey Demonio Y La Princesa Hada

La lluvia y el viento habían cesado, Tiana toca con cuidado el hombro de su amiga y la despierta suavemente. Áine abre sus ojos con dificultad, no había podido dormir casi, la tormenta la había mantenido despierta en la madrugada, pero no porque la asustase, era porque aún podía sentir esa presencia imponente. Pasadas unas horas había desaparecido, pero era muy extraño. La chica se estira y bosteza.

- Buenos días, dormilona, parece que tendremos que quedarnos hoy aquí, con la lluvia, los caminos se vuelven intransitables.

- Sí, me lo suponía ayer cuando vi que comenzaba a llover- Áine mira para afuera, todavía habían nubes grises en el cielo- Aún así podemos hacer algo, en mi última visita al pueblo vi que tenían un mercado muy variado y los puestos de comida local no se veían nada mal. Puedes comprarle algo lindo al general- La princesa la mira con picardía, Tiana se sonroja e ignora a su amiga.

- Vamos, Áine, el alcalde va a desayunar con nosotras.

La princesa se levanta y con la ayuda de Tiana se cambia. Bajan al comedor y ya el alcalde y su nieto las esperaban, los hombres se levantan al verlas y todos pasan a desayunar. Anthony insistía en hablar con Áine, y ella sólo respondía con frases cortas. Al terminar las chicas le cuentan al alcalde sus planes de ir al mercado y la plaza del pueblo, querían explorar la zona, el hombre le da recomendaciones de lugares para comer y dónde encontrar buenos souvenirs. Anthony al escuchar los planes de la princesa se brinda para acompañarla y guiarla, Áine se niega y pide ir sola con Tiana.

Salen a la calle y comienza a caminar buscando el mercado. La avenida principal se veía animada, los puestos ya estaban abiertos y varios pueblerinos hacían sus compras y conversaban entre ellos. Era contagiosa la alegría del lugar.

- Tiana, mira, veamos qué objetos podemos encontrar aquí.

La otra asiente con la cabeza y la sigue. En el primer puesto que visitan habían collares, pendientes y anillos, luego van al siguiente y así van pasando por casi todos. Anthony las había seguido, se mantenía distante, pero las observaba. Áine lo sabía, podía sentir la presencia del chico y le fastidiaba que actuara así, como un acosador. Ya era momento de poner al chico en su sitio, y ella sabía cómo hacerlo, una sonrisa maliciosa se asoma en su rostro.

- Áine, ¿qué estás planeando? Últimamente cuando pones esa cara, me asustas, porque sé que nada normal tienes en mente.

- Amiga, sólo planeo divertirme un poco, nuestra estancia aquí se está volviendo más interesante.

Tiana niega con la cabeza, su amiga había cambiado mucho, pero le gustaba, ya no era la chica tímida y antisocial que se escondía, ahora era más confiada y decidida. Áine antes sólo reía o bromeaba en presencia de sus seres más allegados, siempre estaba estudiando o leyendo en su biblioteca, a penas salía a reuniones o eventos. Cuando pequeñas, Amelia, a pesar de ser la menor, se mofaba de la pelirrosa y le hacía maldades, fingía que Áine la golpeaba o le quitaba los juguetes, logrando que castigaran a la princesa.

Cuando Tiana recién se mudaba al castillo, su madre la había dejado junto a las dos primas para que jugaran, Amelia como de costumbre había hecho de las suyas y en un intento por hacer quedar mal a la princesa, la hace caer, la morena corre a su ayuda y le tiende la mano, cuando los mayores llegan, Amelia lloraba, fingiendo que ella era la que se había caído, pero con Tiana como testigo de su maldad defiende a Áine y por primera vez castigan a la rubia. Desde ese momento inició su amistad.

La princesa y su amiga entran a un local, estaba lleno de personas, era pequeño, pero elegante. Quien las atiende es Emma, las lleva a una mesa cerca de una ventana y les entrega los menús, la chica les hace unas recomendaciones y hacen su orden. Anthony llega al local y finge verlas por casualidad.

- ¡Oh, alteza, qué sorpresa verlas aquí!

Áine mantiene su rostro sereno. Emma llega con su comida y les sirve, pero muy diferente a otras veces, la chica ignora a Anthony, quien la mira extrañado.

- Señor Anthony, disculpe que no lo invite a sentarse, ya nuestra comida está servida como puede ver. Aunque mirándolo bien- lo mira de abajo hacia arriba- creo que usted debería comer más, ¡oh! también debería estudiar un poco de modales, su comportamiento está dejando mucho que desear, pobre Alcalde, me imagino la carga que debe sentir al tener que cuidar siempre de usted- Se burla Áine y llama la atención de algunas personas en el local.

- Princesa Áine, creo que con éste rostro tengo los problemas resueltos- La chica comienza a reír alto, llamando más la atención de las personas del local.

- Dígale eso al tendero que vende los alimentos, o al tesorero cuando vaya a cobrar los impuesto- Áine continúa riéndose- ¡Oh, no!, mejor aún, dígale a un bandido que lo combatirá con su "bello rostro".

Dice con burla y hace unas comillas imaginarias con los dedos de la mano. Todos los que habían escuchado la conversación se ríen también, el pobre chico no sabía que decirle.

- Joven Anthony, debe entender que la belleza no lo va a llevar a nada importante. Aprenda a valorar a las personas por cómo son y actúan, no por cómo lucen.

El chico hace una reverencia y se marcha. Áine lo había avergonzado frente a todos. Emma se acerca a las chicas para hablarles.

- Alteza, usted acaba de hacer algo increíble, desde hace años el Joven Anthony se pavoneaba por el pueblo. Me apena decir ésto, pero incluso yo había caído bajo sus encantos. Nuestros padres querían comprometernos, pero él se negó alegando que nunca se iba a interesar en un hada rechoncha como yo- La chica baja la mirada y se queda observando el suelo.- Por mucho tiempo viví con ese complejo, pero ayer, al verla a usted tan segura de sí misma, me propuse cambiar mi mentalidad y aceptarme como soy- Áine se levanta y toma las manos de la chica, las aprieta suavemente.

- Señorita Emma, usted es un hada bella por dentro y por fuera. Espero que nadie la haga dudar nuevamente. El valor de una persona no se mide por cómo luce, sino, por cómo actúa, por su personalidad. Si algún día decide mudarse a la capital, no dudes en buscarnos, estaré más que encantado de ayudarte, toma, éste es el emblema de la Familia Real, con él podrás entrar sin problemas.

El almuerzo transcurre sin más intervenciones. Tiana le pide a Áine ir a comprar una última cosa antes de irse, la pelirrosa le dice que vaya, mientras la esperará en la plaza del pueblo, quería estar un rato sola.

Se sienta cerca de la fuente que estaba en el medio de la plaza y respira con tranquilidad. El pueblo era muy tranquilo, tenía sus problemas, pero ella esperaba que con la ayuda que estaba por enviar, nuevamente, volvieran a la normalidad. Áine cierra sus ojos y vuelve a respirar profundamente, pero abre los ojos al sentir un fuerte mana, fue sólo por unos segundos, y lo había sentido como si fuese una brisa pasajera, pero estaba segura de haberlo sentido. La chica estaba confundida, quizás era algo que no se había escrito en la novela y por eso desconocía qué podía ser.

Su amiga la llama, sacándola de sus pensamientos. Sonríe a la morena y se acerca a ella para ir de regreso a la casa.

La tarde llegó y comieron junto al alcalde, ésta vez Anthony no se encontraba. El hombre le pide disculpas por el comportamiento de su nieto, pero le agradece por abrirle los ojos al chico, necesitaba que alguien le enseñara un poco de humildad y valores.

Bien temprano en la mañana siguiente, las jóvenes se despiden del alcalde y se marchan. Desde que habían abandonado el camino del pueblo, Áine había sentido la presencia de varios hombres que seguían el carruaje. Se asoma y habla con uno de los Guardias que las acompañaba, le pide estar más atentos. Igualmente le da instrucciones a Tiana, no quería que lastimaran a su amiga.

Los minutos pasan, y una carreta se interpone en el camino del carruaje de las chicas haciendo que fueran más despacio.

- Están a punto de atacar, Tiana, prométeme que no te bajarás- Áine se veía preocupada. Toma la mano de su amiga y la aprieta.

- Lo prometo, no me bajaré hasta que vengas.

El carruaje se detiene bruscamente, Áine saca una espada de debajo de su asiento, abre la puerta y se baja. Tiana se queda dentro asustada. Una vez la pelirrosa baja mira a su alrededor, analizando la situación, había varios bandidos, unos eran hadas, pero también hhabíademonios con ellos.

El que parece ser el líder pide que maten a la chica, varios bandidos se le acercan y sonríen lascivamente.

"Chicos, ¿qué les parece si antes de matarla nos entretenemos con ella?"

"Me pido ir primero."

Áine los ignora y comienza a atacarlos. Usa su espada, y al igual que la vez anterior corta en específicas partes del cuerpo de sus enemigos quienes van cayendo uno a uno.

- Pobres, ni siquiera necesito usar mi magia para derrotarlos. Vamos, necesito un poco más de acción, me están aburriendo- La chica se mofa de los bandidos, que molestos por lo mal que les estaban saliendo las cosas, comienzan a hacer ataques al azar cegados por la ira. La chica aprovecha ésta ventaja y termina de derribar al último. Le pide al capitán de los guardias revisar a los heridos y que buscara entre los bandidos algún sobreviviente, los necesitaban para interrogarlos.

Se acerca al carruaje y abre la puerta. Una aterrorizada Tiana grita y Áine se ríe por el susto que se había dado su amiga.

- ¿Acaso no confías en mí, Tiana?

- Áine, por todos los dioses, ¿estás bien?

- Sí, ya todo pasó, te diría que ya puedes bajar, pero creo que es mejor si te quedas dentro, fuera sólo hay cuerpos y sangre.

- Sí, creo que tienes razón, quiero llegar a casa- Áine entra y la abraza, Tiana no se había dado cuenta, pero sus manos temblaban.

El carruaje vuelve a moverse y continúan su camino. Tiana ya se había calmado, ahora las dos chicas miraban por la ventanilla pensativas. Unas horas después llegan al castillo. El príncipe y el general las esperaban, cuando ven también aparecer una carrera con bandidos amarrados encima se preocupan.

- Hermanita, parece que tuviste diversión en tú viaje.

- Sí hermano, más de lo que esperaba.

- Alteza, no debe confiarse tanto de sus habilidades, la humildad siempre la mantendrá por el buen camino.

- Lo sé general, no se preocupe- Áine le inclina la cabeza en señal de respeto.

- ¡Aich! Mi general es tan serio- Aerin le pellizca los cachetes a Demian, éste último le aparta las manos y mira a Tiana, al darse cuenta el príncipe le dice- Lo siento, Tiana, éste hombre es mío.

La joven aludida se sonroja y desvía la mirada. La pelirrosa se ríe e interviene.

- No le hagas caso, Tiana, mi hermano sólo está bromeando.

- No sé de qué habla el príncipe, ¿por qué debería preocuparme con quién esté el general?- Dice roja como un tomate la morena. El general también se sonroja y los hermanos pelirrosa se ríen.

- Mejor entremos, hermanita, tenemos que hablar, tengo ya lo que me pediste.

- Pues yo también tengo información para compartir contigo. Es mejor que hablemos en mi estudio. Pero antes déjame cambiarme- Se señala la ropa nuevamente manchada con sangre- Esto se está volviendo una costumbre, creo que tendré que teñir de rojo todos mis vestidos, ¿qué crees?

- Princesa, mejor no bromee con eso.

Todos entran al castillo. Áine y Tiana se marchan a sus habitaciones. La princesa termina de vestirse y va a su estudio, le pide a un sirviente que busque a su hermano y lo espera. Tocan y ella manda a pasar.

- Hermano, creo saber quién me intenta eliminar.

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Insertar sonidos de suspenso: Chan chan chan chan....

En el próximo capítulo lo sabrán. En la noche actualizaré sin falta.

Sin más, adiosss 👋 🥰