Little Hope

Sus ojos apenas me miran -estan vacios- como si con la vida de su esposo también se hubiera ido la suya «es deprimente» pienso al ver su aspecto descuidado, a pesar de eso, puedo decir que tiene una belleza llamativa, los mechones rubios se rizan debajo de sus hombros, formando remolinos dorados, su mirada -brillante y perdida- es una mezcla indescriptible de sentimientos, el resultado del dolor y la perdida, aún asi resaltan la forma almendrada de sus ojos, figura delgada y alargada -elegante- aunque puedo notar la extrema delgadez de su clavícula, no creo que eso sea normal, pero tampoco pienso mencionarlo.

Silvestre dijo que el científico murió hace dos años, de no saberlo, diría que fue hoy mismo, veo el rojo vivo de la carne de sus dedos, se ha comido todas las uñas, ahora no puedo dejar de verlo.

Siento pena por ella, aunque trato de que no se me note en la mirada.

-Me permites... -arrastro apenas en un suspiro y su tembloroso índice señaló debajo de mi rodilla

La sonriente foto del científico me saluda por debajo, levanto la pierna avergonzada y los ágiles dedos de la mujer lo toman para protegerle, acurruca la fotografía en su regazo y se queda unos minutos viendo el desfile de pertenencias que siguen en el suelo.

Es un misterio lo que pasa por su mente, aunque se que seguramente ella aún siga lidiando con el trauma de la perdida, lo entiendo, más de lo que imaginaria cualquiera.

Los vagos recuerdos sobre Jena aún me atormentan por dentro.

Quizás yo igual debería hacer algún tipo de ceremonia para honrarla, cuando regrese a casa, seguro pensare en algo lindo para ella.

Levanto los cuadros con delicadeza, uno a uno, seguido de títulos y más títulos, tantos, que en verdad me siento sorprendida «es una persona muy preparada, bueno, era» el Dr. Phil Davids tenia estudios avanzados en física, genética y otras cosas que ni aunque pudiera leer, entendería, hasta ahora comprendo la insistencia de Jena con los estudios, tal vez si me hubiera esforzado un poco más, no me estaría cuestionando este tipo de cosas.

Tomo los certificados y los acomodo en la caja de pertenencias de la mujer, ella levanta la mirada y sonríe, aunque el gesto es débil -y forzado- correspondo el gesto y me atrevo a romper el silencio que nos embargaba.

-Lo lamento mucho, Silvestre me menciono lo de su esposo, fue una gran persona...

Digo entrelazando los dedos, en realidad no se cómo tomara mis condolencias.

-Si que lo era... -la sonrisa se desvaneció- Phil era un buen hombre, demasiado bueno...

«Demasiado bueno ...» repito en mente, esas palabras daban un hincapié a algo más. El rostro de la viuda, era hermoso, pero en el se había marcado una fea mueca, llena de desagrado.

-Él hizo tanto por esta organización... - continuo- y al final ni siquiera pudieron dar una repuesta.

Las dos nos quedamos estáticas por un segundo, de pie, ella esperando su respuesta y yo, tratando de entender lo que querría decirme con eso. La caja de pertenencias se balancea entre sus brazos, entre sus recuerdos, veo una fotografía familiar: el Dr. Phil Davids sonriente y ella cargando a un pequeño niño de por lo menos cinco años.

Trago saliva y me aventuró a hablar, aunque sigo insegura con lo que diré.

-No quiero ser imprudente, pero ¿Que quiere decir con su respuesta? Es sobre su falleci...

-Phil fue asesinado -interrumpe sin titubear las palabras

-Wow -me sobresalto tanto que siento un nudo en la garganta

«¡¿Asesinado?!» exaltó tratando de encontrar la lógica en eso, en el fondo me imagino que es una simple premisa para aceptar su realidad, o tal vez una forma de culpar a la SSMH por la muerte de su esposo, después de todo, él era un científico y Silvestre también lo es, no me viene ninguna situación potencialmente peligrosa en donde él pudiera arriesgarse.

Ahora que lo pienso bien.

Barbara menciono en el comedor «que había muerto en función de su deber» pero, «¿Que tipo de deber?» que parte de su trabajo había sido el fin de su vida.

Mi cabeza era un remolino y la de ella, seguramente una tormenta.

-Es una declaración muy fuerte.

-Lo sé... -expreso cansada-pero es la verdad, o porque mas no me darían detalles de su muerte.

Me vienen a la mente un mar de respuestas para esa pregunta en específico, aunque resaltan las posibilidades de una «muerte accidental» «falso blanco» o «errores de comunicación» es sorprendente la cantidad de veces que ocurren muertes inesperadas en este rubro, en especial en una organización grande como la SSMH.

Su deceso pudo ser desde un ataque enemigo, hasta una simple bala perdida.

-Supongo que solo es difícil de determinar... -digo convencida

Aunque no era algo presumible, había archivado en muchas ocasiones, defunciones por muertes absurdas, era el pan de cada día en la agencia, no veo porque este caso sería distinto.

Aunque puedo notar que la viuda no está de acuerdo conmigo, sus labios siguen fruncidos y su mirada escéptica, para ella esa posibilidad no era ni cerca la de su marido.

-Se nota que nunca has perdido a alguien -las palabras de la viuda me atraviesan cuál navajas.

Estuve a punto de responder, pero la lengua se traba a medio camino y permanezco en silencio.

Ya ni puedo llevar la cuenta sobre eso, van una, dos, cinco, diez veces ¿Quizás? Sus nombres quedan grabados en mi mente, pero sus rostros terminan por desvanecerse de mi memoria con el paso del tiempo.

Solo espero que no ocurra lo mismo con Jena... O papá...

La mujer me mira y agacha la mirada, su expresión se torna algo dulce y decide darme una palmada en la espalda como muestra de verdadero arrepentimiento.

-Perdona, no debí decir eso, es solo que no estoy de acuerdo en como llevan las cosas.

-No se preocupe, lo comprendo, yo estaría igual. -digo limitando la cantidad de verdad en mis palabras.

Ella asienta ligeramente con la cabeza.

-Es difícil, aunque el tiempo me ha ayudado, aún así me gustaría saber que fue lo que pasó.

«Datos y fechas» me digo para mí mientras me llevo la mano al mentón, los expedientes suelen tener ese tipo de respuestas, mis ideas bailan sobre las líneas imaginarias de las carpetas que estuve archivando hace algunos días, no recuerdo nombres, pero el rostro del Dr. Davids luce verdaderamente fresco en mi cabeza.

La pregunta es ¿Debería mostrárselo?

«No, por supuesto que no» me regaño dándome dos golpes imaginarios en la frente, si Silvestre se entera que estoy compartiendo datos privados y en mis primeros días de ingreso, estoy muerta.

Ni siquiera el Sargento podria abogar contra eso, estaría fuera de la SSMH igual de rápido que la anterior vez y ya no podía seguir arriesgando la misión.

Estaba a punto de negarme, pero los ojos de la viuda me miran con una chispa de esperanza de ellos, no soy capaz de arruinarla aún más.

-Bien, creo que puedo intentar responderte eso.

La viuda abre los ojos y una blanca sonrisa aparece en su rostro, quitándole veinte años de encima.

-¡Enserio, lo harías! -exclama ilusionada, más de lo que debería

Algunas personas que pasan por el pasillo nos miran y hablan entre ellas, la mujer no es capaz de contener su alegría y yo siento que la siguiente muerte accidental será la mia.

-Shhh, tranquila, no alces la voz.

La mujer guarda silencio y me mira sin comprender el porque del frenar su celebración.

-¿Ocurre algo?

-Si, de hecho, lo que pasa es que soy nueva por aquí. -explico bajando la voz «siguen mirándonos»- voy a ayudarte, investigaré sobre la muerte de tu esposo, pero tienes que prometerme que no dirás nada sobre esto a nadie.

Sin pensarlo ella asienta enérgicamente con la cabeza.

-Gracias por ayudarme.

-No es nada, me gusta ayudar.

«Solo espero no arrepentirme pronto de esto» pienso y me doy un respiro, es hora de probar mis habilidades de investigación, pero sobre todo, debo conseguir que nadie más se entere, lo tomare como un calentamiento para lo que viene.

Si no puedo con esto, no podré con nada.

-Se que es tarde para presentarse, pero me llamo Haley Davids, ¿Cuál es el nombre de mi "investigadora privada"?

Río ante su título.

-Carrie Jones, es un placer Hayley, esperemos que pronto consigamos lo que esperas.

-Asi será -aseguro con el ánimo elevado

-Asi será... -digo para ambas, «en verdad espero no equivocarme»

El bolígrafo gira en mis dedos antes de lograr escribir algo en la libreta. Hayley me mira con detenimiento, como si con eso aprendiera algo nuevo, la verdad es que no se por donde empezar.

Debería ser desde la raíz de todo o tal vez debería balancearme por la ramas, enfocarme en el trabajo del Dr. Phil Davids, en sus últimos días, en su relación laboral con el hermano del Sargento, o tal vez... Debería fijarme en esos detalles, que seguramente pasaron desapercibidos por los ojos cercanos.

Suspiro y abrazo mis piernas con los brazos.

En otro momento, supongo que hubiera decidido ir directamente por los documentos relacionados con el Dr. Davids, todo lo que pudiera recuperar de la oficina, si, así es, soy una descuidada, pero al menos ya soy más consciente de mis decisiones.

No puedo ir directamente por los datos, pero si puedo recuperar todo lo que pueda de Hayley Davids.

La lengua se me enreda en el paladar, golpeó un par de veces el bolígrafo en mi rodilla antes de poder formular las palabras.

-Phil Davids, ¿él que trabajo tenía?

Hayley tuerce su boca.

-Era genetista -aseguro aunque titubea un poco- nunca supe exactamente en qué consistía su trabajo, pero se que siempre estaba con Silvestre.

-¿Trabajaba con Silvestre? -pregunto recordando las pertenencias en su oficina

-Si, así era, eran buenos amigos.

«Buenos amigos»

Me repito con ironía, parecía que Silvestre lo ocultaba, justo el había dicho que solo eran colegas.

-Okey, ¿entonces se reunían fuera del trabajo?

-Si... -dijo extrañada de mi duda- Phil lo invitaba regularmente a las cenas en familia.

-En alguna de esas cenas, ¿escuchaste algo que te preocupara?

-¿Preocuparme? ¿Cómo qué?

-No se, una charla fuera de lo común.

-Ellos no hablaban mucho sobre su trabajo, era más sobre futbol o gustos en común.

-¿En ningún momento mencionaron a alguien más?

Hayley vaga un momento la mirada hasta que parece que ha recordado algo.

-Ahora que lo dices, en una ocasión si mencionaron a alguien.

Mis ojos se abren ante la esperanza de una pista.

-¿Era cercano? -apresuro a preguntar

-Bastante, no sé su nombre, pero Phil dijo que era importante, al parecer habían tenido una reunión con esa persona para trabajar un proyecto.

-¿Proyecto? ¿Que clase de proyecto?

«Un proyecto» trato de imaginar las posibilidades, la importancia de ese plan en común.

Hayley parece notar mi impaciencia y sus ojos bailan en la nada, tratando de recordar los detalles, su postura sigue relajada, con los pies desnudos en el césped y el viento meciendo sus rizos.

-Con seguridad nacional o ¿era protección civil? -dijo haciéndose nuevamente la pregunta- No lo recuerdo bien, pero Phil estaba muy emocionado.

«Seguridad nacional»

Las palabras resuenan en mi cabeza, ¿Seguridad? ¿Porque estarían específicamente en eso? ¿Silvestre está involucrado? Las ideas dan vueltas y vueltas, antes de conseguir organizarse, vienen las imágenes a escena; Phil en una reunión donde se tratan temas delicados, posiblemente confidenciales, ¿quién sabe? a lo mejor algo salió mal.

-¿El proyecto era de él?

Hayley niega con la cabeza.

-No, era de Silvestre en conjunto con otros colaboradores.

-¿Participo entonces?

Hayley asentó.

-Si, aunque muy poco, el iba más para apoyarlo.

Phil no participo en el proyecto, pero si iba a apoyar a Silvestre, okey, al parecer las cosas empezaban a tomar forma.

-La persona que mencionaste, de la reunión, ¿Que más puede decirme sobre ella?

Hayley chasque la lengua.

-Lo unico que se, es que era líder de seguridad, algo como el SWAT, pero nada más.

-¿SWAT? ¿Estás segura de eso?

-En realidad no, no del todo, pero vi esas siglas en un sobre.

-¿Decía algo más en el sobre?

Hayley niega con la cabeza con decepción.

-Hmm, no lo se, Phil guardo la carta y no me dejó leerla.

-Okey, supongo que es bueno para empezar.

Suspiro y trato de acomodar los datos lentamente en mi memoria «un proyecto importante» «el Dr.Phil Davids siendo el colega y apoyo de Silvestre con sus proyectos» «Alguien que trabajo con ambos, pero no se conoce su nombre» y finalmente las siglas del «SWAT» aparecen en escena, en verdad no sé en dónde acomodar eso, «¿Que papel interpretaba?» «¿Que importancia tenían esos datos?» Doy una y otra vuelta más, pinto un pizarrón imaginario en mi mente, con las fotografías de los implicados, lazos incompletos y la misteriosa carta del «SWAT» colgada con un pincho en una esquina del corcho, a la deriva, desconectado al resto de información.

Conexión, lo único que necesito es algo que una el resto de hilos en una sola línea.

Y sobre todo, necesito investigar a Silvestre....

Sin que él me investigue a mi.