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El Viaje De Los Perdedores: Aetheria

El Viaje De Los Perdedores: Aetheria

Status: En proceso
Genre:Acción / Romance / Mundo de fantasía / Superhombre / Espadas y magia
Popularitas:238
Nilai: 5
nombre de autor: Hector Vazquez

La humanidad siempre ha creído que su mayor amenaza vendría de la guerra, la enfermedad o la escasez. Nunca imaginaron que el verdadero peligro se gestaba en un reino que pocos pueden ver: el Mundo Astral. Un plano donde los sueños y la conciencia convergen, donde los pensamientos tienen peso y las emociones dan forma a la realidad misma. Para la mayoría, es un espacio inaccesible, un misterio olvidado por la civilización moderna. Pero para unos pocos, es un campo de batalla.

NovelToon tiene autorización de Hector Vazquez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

A contra tiempo pt. 6

Leon suspiró, aliviado, pero agotado por el esfuerzo y poco después, Meave corrió hacia él y lo abrazó con fuerza, buscando consuelo y apoyo en medio del caos que acababan de enfrentar.

—¿Estás bien? —preguntó Meave, su voz cargada de genuina preocupación mientras lo miraba a los ojos, buscando cualquier señal de dolor o agotamiento.

—Yo debería preguntarte eso, estás muy herida —respondió Leon con suavidad, mientras con cuidado limpiaba las mejillas y la frente de Meave, quitando el polvo y la sangre que se habían acumulado durante la batalla.

Su toque era delicado, casi reverente, como si temiera causarle más dolor. Pero algo le llamo la atención, Leon frunció el ceño al sentir la inconfundible presencia de una magia distinta, una que irradiaba un calor sereno y una paz reconfortante.

Sus ojos se movieron rápidamente por el área, observando cómo los portales se deshacían uno a uno, dejando solo motas brillantes que se desvanecían en el aire. —tú estás haciéndolo? —preguntó la pelirroja con visible confusión.

—No, no soy yo —respondió mientras sus sentidos se agudizaban —. Es magia de estilo santo... Tiene que ser Coralie.

Meave se relajó levemente, aunque su expresión mantenía un toque de incredulidad. —¿Coralie? Así que por fin ha llegado.

—Se ha tomado su tiempo pero es bueno que esté aquí. —admitió Leon mientras giraba su atención hacia Ariel, quien seguía esforzándose por mantener su barrera alrededor de la chica —. Ariel, baja el escudo. No creo que sea necesario seguir gastando tu energía.

Ariel asintió con dificultad, su rostro pálido y agotado, mientras dejaba caer lentamente las manos. La barrera desapareció con un tenue destello, dejando a la chica de la casa visiblemente aliviada.

—¿Ella está bien? —preguntó Leon mientras su mirada evaluadora pasaba de Ariel a la joven.

—Sí... Solo un poco asustada. —respondió Ariel mientras limpiaba el sudor de su frente —parece que no ha sido afectada por la energía del ser. Tu aura y la barrera evitaron lo peor.

La chica de la casa asintió tímidamente desde el suelo, abrazándose a sí misma mientras miraba a los dos con ojos llenos de confusión y agradecimiento. —¿Eso significa que... ya terminó todo?

Leon intercambió una mirada rápida con Meave antes de responder.

—Casi —dijo en un tono firme pero calmado —. Aún debemos asegurarnos de que no quede rastro de los portales ni de la influencia del bajo astral.

Justo cuando terminó de hablar, un suave resplandor dorado comenzó a iluminar el área, y una figura alta y serena apareció entre la dispersa neblina que había dejado la batalla.

Era Coralie, su presencia imponía un aura de calma inquebrantable. Su túnica blanca y dorada ondeaba levemente con una brisa que parecía seguirla, y sus ojos brillaban con una intensidad cálida y sabia.

—Llegué tarde. —dijo Coralie, con un tono que mezclaba disculpa y autoridad mientras miraba a Leon y Meave —Veo que esto se ha salido de control.

La chica de la casa, al escucharla, levantó la vista para observarla mejor. Su cabello, corto y completamente blanco, enmarcaba un rostro que, aunque marcado por las líneas de la experiencia, conservaba una serenidad imperturbable. Sus ojos, de un color azul profundo, parecían contener un océano de conocimiento y compasión, observando el mundo con una mezcla de comprensión y determinación.

Vestía ropas blancas que fluían con elegancia a su alrededor, confeccionadas con telas que sugerían tanto comodidad como distinción. Aunque su atuendo era holgado, permitía vislumbrar que Coralie mantenía una postura erguida y segura, lo que le confería una apariencia de fortaleza física y mental.

Los detalles de su vestimenta eran sutiles, pero significativos: encajes dorados adornaban los bordes de sus mangas y el dobladillo de su túnica, mientras que un par de símbolos en tonos metálicos brillantes decoraban su pecho, insinuando un rango o una función importante.

—¿Y eso te sorprende? —respondió Leon con un tono severo —. Fue una estupidez mandar a solo una persona a este lugar.

Leon se acercó a Coralie, su expresión reflejando frustración.

—No sabíamos que sería tan peligroso —replicó la mujer, intentando justificar la situación.

—Discúlpate. —ordenó Leon, con menos dureza, pero igual firmeza.

Coralie se acercó a la chica y se inclinó ligeramente, un gesto elegante pero lleno de intención.

—Lamento mucho lo que ocurrió aquí. Este lugar debería haber estado protegido desde el principio, y fue un error de nuestra parte no anticipar el peligro.

La chica de la casa parpadeó, sorprendida por la disculpa directa. Abrió la boca para responder, pero solo logró asentir tímidamente.

—Hicimos lo que pudimos para corregirlo, pero entiendo que esto no elimina lo que has vivido. —añadió Coralie con suavidad —si necesitas algo más, estaremos aquí.

Leon, desde su posición, murmuró algo inaudible antes de empezar a caminar hacia los límites de la la zona destruida.

—Leon.— Habló Coralie al notar que se apartaba.

—Gente pudo morir solo porque a ustedes no les apetecía corroborar la severidad de esto —gruñó Leon, sus palabras cargadas de reproche antes de alejarse.

—¿Qué hay de la nueva onironauta? —preguntó la mujer, con un tono que mezclaba preocupación y acusación.

Leon se detuvo, quedándose en silencio por unos momentos antes de girarse ligeramente para responder.

—Yo me haré cargo de eso —dijo, su voz decidida, antes de continuar con su camino.

La chica, que había permanecido en las sombras durante toda la discusión, se levantó apresuradamente, como si un impulso invisible la empujara hacia adelante.

Sus ojos, grandes y húmedos, reflejaban una mezcla de asombro y gratitud mientras se encontraban con los de Leon. En ese instante, en medio del caos que aún resonaba en el aire, sintió una conexión inesperada, una chispa de esperanza que iluminó su interior como un faro en la oscuridad.

—¡Gracias por todo!... ¡Me llamo Lucy! —exclamó con una voz que vibraba de emoción. Su rostro, iluminado por una sonrisa radiante, se cubrió con sus manos mientras las levantaba alrededor de su boca, tratando de proyectar su voz por encima del viento que soplaba suavemente a su alrededor.

Leon, sorprendido por la efusividad de la joven, le devolvió la sonrisa. Su expresión, antes endurecida por la batalla y la tensión, se suavizó al verla. Había algo en su sinceridad y en la pureza de su agradecimiento que le tocó el corazón, recordándole por qué luchaba. Con un gesto amable y decidido, se impulsó hacia arriba, dejando el suelo con una velocidad sorprendente que desmentía la gravedad de la situación, desapareciendo entre las nubes que comenzaban a dispersarse en el cielo.

Lucy lo siguió con la mirada, su corazón latiendo con fuerza y esperanza. Vio cómo Meave se unía a él, sus figuras elevándose juntas, cada vez más pequeñas en el vasto firmamento. A pesar de la distancia creciente, Lucy sintió que no estaba sola, que había encontrado aliados en su lucha y que, de alguna manera, todo estaría bien. El cielo, ahora despejado, parecía prometer un nuevo comienzo, y Lucy, con el corazón lleno de determinación, supo que este era solo el principio de su propia aventura.

—Entonces... ¿Por dónde empezamos? —preguntó, con un brillo de esperanza en los ojos que antes no estaba allí. Coralie sonrió y asintió con aprobación. —Por el principio, querida. Siempre por el principio.

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Hector Evans
Pensaba extender los capítulos de "Lo que hay detrás" pero pensé que se podría ser más confuso, pero si quieren saber más sobre ello, podría integrarlo capítulos adelante, solo díganme que les parece mejor!
babyzizie
No puedo esperar a leer la siguiente parte, necesito saber qué pasará con los personajes, gracias por compartir tu talento.
Hector Evans: ¡Gracias!! ¡Mañana seguramente publique un par más!
Espero que igual te gusten
total 1 replies
paulina
Me enamoré de la trama y de tus palabras. ¡Qué hermosa lectura! 😍❤️
Hector Evans: ¡¡Gracias!! Espero que las siguientes partes te gusten mucho más.
total 1 replies
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