En el siglo XV, Ángela, una joven noble, es enviada por Derya, la reina del Imperio Escocés, al Imperio Otomano para recibir una educación de élite. Tras años de instrucción financiera y cultural, regresa a su hogar solo para descubrir que sus padres han concertado su matrimonio con un joven aristócrata. La dulce joven que partió ha regresado transformada en una mujer valiente y decidida.
Derya no solo quería la mejor educación para Ángela, sino también que sanara su corazón roto por Niall, quien la había rechazado antes de su partida. Ahora, de regreso, Ángela se enfrenta a un mundo de intrigas políticas y expectativas familiares, mientras redescubre sentimientos por Niall.
El regreso de la guerrera, narra el viaje de Ángela en busca de su libertad, amor y lugar en una sociedad cambiante.
NovelToon tiene autorización de Amilkar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Mugrosa
Angela salió del ducado lista para partir, cuando se topó de frente con Niall, quien le sonreía desde lo alto de su caballo.
—Vamos, debemos partir antes del atardecer. No vaya a ser que nos tome la noche de sorpresa —Niall, al verla quedarse de pie, la apuró para que avanzara.
—Bien, vayamos —respondió Angela.
Sin más, Angela subió a su caballo y, junto a Niall, dieron inicio al recorrido. Niall se mantenía cerca de la joven, admirando su belleza y pensando en todo lo que ella representaba. Pero no quería lastimar a una dama tan delicada como lo era Angela. Por eso, hacía años la había rechazado; apenas era una niña cuando la conoció. No podía simplemente aceptarla sabiendo que sería infeliz el resto de su vida. Había cosas del pasado de Niall que él prefería mantener ocultas en su alma, sin querer recordar hechos del pasado.
Pero cada vez que Angela estaba cerca, deseaba sanar esas heridas para así tomarla como su mujer. Sin embargo, se detenía porque sabía que, aunque sanara, podría lastimarla a ella, algo con lo que no podría vivir.
Angela podía notar la mirada de Niall, lo que la ponía un poco ansiosa. Pensar en que en algún momento podría llegar a tener el control del deseo de Niall era algo que la tentaba. Quizás antes era joven e ingenua, pero su madre la educó para seducir, ¿y si ponía esas enseñanzas en práctica? Tal vez le funcionarían un poco.
El cielo empezó a oscurecerse; al parecer el tiempo no les favorecería en esta oportunidad. De repente, gotas de lluvia empezaron a empapar todo a su alrededor.
—Estamos cerca de uno de los pueblos del condado, vayamos y busquemos dónde hospedarnos —Niall gritó a sus hombres.
Angela, por las fuertes lluvias, casi no veía el camino, hasta que sintió unas fuertes manos en su cintura. Se alertó, pero al sentir el olor de Niall se tranquilizó un poco. Niall la tomó en sus brazos, acomodándola junto a él en su caballo, mientras le daba las riendas del de Angela a uno de los guerreros, preparándose para ir al galope hacia el pueblo.
Al llegar a la posada, esta se encontraba un poco llena. La gente a su alrededor pedía a la posadera un lugar donde poder descansar. Angela estaba empapada por la lluvia y su traje lleno de barro por la cabalgata. De repente, la hija de la posadera se acercó a ella con cara de desagrado.
—Por favor, salga del lugar —dijo, y haciendo una mueca, añadió—: Las limosnas se piden fuera.
Angela la miró con enojo. ¿Quién se creía esta niñata para venir a tratarla de este modo?
—Estoy esperando por una habitación —dijo Angela sin cambiar su postura.
—Sí, claro, fuera del lugar. Esperamos gente de prestigio —le gritó, llamando la atención de los que estaban cerca y escuchaban todo.
La gente comenzaba a cuchichear y alguna que otra risilla se escuchaba, lo que enojaba más a Angela.
—Si hubiera otro lugar donde hospedarme, sin lugar a dudas no estaría en esta posilga —dijo Angela despreocupada.
La chica iba a añadir algo cuando vio a Niall acercarse. De inmediato lo reconoció, el hombre se hospedaba de vez en cuando en ese lugar.
—Sir Niall, es un placer tenerlo acá nuevamente —dijo ella con coquetería.
—Señorita Layla, un placer verla nuevamente —Niall hizo un pequeño saludo, mientras miraba el ceño fruncido de Angela.
Layla, al darse cuenta de la mirada de Niall, se colocó frente a él, dándole la espalda a Angela, quien solo volteó los ojos.
—Venga y lo acompaño a su habitación. En esta sala hay ciertos personajes que dañan el prestigio y buen nombre de nuestro lugar —dijo Layla, tapándose la nariz al estar cerca de Angela.
—La única corriente y ridícula es usted, jovencita —le dijo Angela de inmediato.
Niall sonrió un poco, pero también le enojó lo que había dicho Layla. No podía soportar que alguien tratara de humillar a su chica.
Layla se veía enojada por lo que Angela le había dicho. La gente del lugar comenzaba a prestarles más atención. ¿Quién se creía aquella mugrienta para decirle corriente a ella?
—Llamaré a mi padre para que te saque a patadas de este lugar. La posada es muy prestigiosa para una mugrienta como tú.
—Puff —Angela se reía con mucho entusiasmo—. Se nota que no has salido mucho de tu pueblo. Llamar a esta posada prestigiosa es como decir que tú eres una lady —dijo Angela mientras se reía.
Layla estaba roja de coraje, pues su familia no ostentaba ningún título, pero en cuanto ella pudiera escalar en la sociedad, todas las mujeres empezarían a respetarla.
—Por ahora no tengo títulos altos, pero con mi belleza y porte seré una duquesa, quizás —Layla sonreía.
—Te deseo suerte casando un marido —Angela se dirigió a Niall—. No pienso quedarme en este lugar, busca otra posada más receptiva —dijo, mirando a Layla.
La muchacha que minutos antes le hablaba con coquetería a Niall ahora lo observaba confundida. Pero algo cruzó su mente y pensó que eso tenía mucho más sentido para que Niall llegara con una mugrosa.
—Por favor, tras de que te están teniendo compasión, exiges más de lo que deberías —la chica se acercó a Angela—. No eres más que una desvergonzada.
Layla levantó su mano tratando de bofetear a Angela. Niall, al ver la acción, corrió a ayudar a la pelirroja, pero estaba muy lejos para llegar hasta ellas. La mano de Layla nunca llegó a tocar el rostro de Angela, puesto que Angela la detuvo con su mano y, con la otra, le dio el golpe que Layla pensaba proporcionarle, dejando a una enojada jovencita mirándola desde el suelo, donde había caído con el impacto.
— No seas igualada, recuerda cuál es tu lugar — Angela se disponía a marcharse cuando una mujer regordeta la detuvo.
— Mugrienta — Fue el grito de la mujer — ¿Como te atreves a golpear a mi hija?
Angela harta de todo el alboroto Pero sobre todo de esas dos mujeres, puso su mano en la empuñadura de su espada. Niall al ver la acción de Angela y teniendo lo peor, decidió acabar con aquel conflicto.
— Señoras Beltrán, les pido contengan sus impulsos, ante ustedes no está cualquier mujer — Niall hizo una pausa — El duque Macquena no estará feliz si se entera del trato que le han dado a su hija
Al decir eso último, los murmullos se incrementaron, la gente conocía muy bien a aquel duque, en más de una ocación los Macquena habían dirigido misiones de rescate y habían echo las más grandes donaciones para los pueblos necesitados.