Matrimonio Falso

A partir de ahí los días comenzaron a pasar lentos, pero tranquilos. Kyle, quien estaba acostumbrado a una vida llena de responsabilidades debido al lugar que ocupaba dentro de su familia como único heredero de su abuelo Óscar, desde que este enfermó tuvo que hacerse cargo de todos los asuntos referentes a la empresa de la cual Óscar era el accionista mayoritario. Una empresa dedicada a la publicidad, y si bien el joven tenía derecho al puesto principal del conglomerado, su abuelo había decidido que ese puesto sería suyo únicamente si demostraba su valía ante todos los socios y si contraía matrimonio.

De ahí el hecho de que uno de sus asociados Robert Davis, pretendiera que Kyle se casara con su hija Rebecca, y a cambio de eso ofrecía su apoyo en lo que el muchacho necesitara. Ante lo cual Kyle no estaba de acuerdo más que nada porque él había aprendido que todo lo debía de conseguir por sus propios méritos además de que si bien Rebecca era una mujer muy bella, lo que tenía de bonita se le multiplicaba en arrogancia y malcriada. De ahí que no quisiera ni siquiera cruzar palabra con la joven que para su buena suerte trabajaba en una de las sucursales de la empresa, pero en París.

Los primeros días de convivencia entre Kyle y Annia estuvieron llenos de pequeños descubrimientos y ajustes. Aunque ambos estaban comprometidos con la misión de obtener la herencia de Annia, la realidad de vivir juntos bajo el mismo techo trajo consigo una serie de desafíos y momentos inesperados.

El primer día de su convivencia, lo pasaron en la casa, el lugar en pequeño pero acogedor, ideal para una pareja de recién casados. Annia que había pasado por el supermercado estaba en la cocina, desempacando las últimas cajas de provisiones. Kyle entró con un gesto cansado de haber tenido que bajar las cajas del coche que la amiga de Annia le había prestado ese día.

-¿Necesitas ayuda con eso?- preguntó, acercándose a ella.

-Claro, si puedes guardar estas latas en la despensa, sería genial - respondió Annia, sonriendo.

Kyle asintió y se puso manos a la obra. A medida que trabajaban juntos, la atmósfera era cordial y ligera, como si fueran viejos amigos.

-Sigo sin creer lo rápido que conseguiste este lugar -comentó Kyle- Cloe realmente se movió rápido.

-Sí, ella siempre ha sido increíble para resolver problemas- le dijo Annia, mientras organizaba los estantes- Estoy agradecida porque ella es una gran amiga, y también agradezco el tenerte aquí, Kyle. No sé si podría manejar todo esto sola.

Kyle sonrió, aunque su mente estaba en otra parte. Su misión era clara, pero cada vez que Annia lo miraba con esos ojos llenos de confianza, sentía una punzada de culpa, por no poder decirle su verdadera identidad.

-Estamos juntos en esto, Annia. Y te prometo que vamos a cumplir con ese contrato- afirmó, ganándose una sonrisa de gratitud por parte de la muchacha.

La primera cena juntos fue un evento modesto pero significativo. Annia preparó una simple pasta con salsa marinada, y Kyle se encargó de abrir una botella de vino barato que habían conseguido en la tienda local.

-No soy una gran chef, pero espero que te guste- dijo Annia, sirviendo los platos.

-Huele delicioso- Kyle levantó su copa- Por nosotros y por lo que estamos a punto de lograr.

-Por nosotros- repitió Annia, brindando.

La cena transcurrió entre conversaciones suaves y risas contenidas. Se fueron contandos diferentes aspectos sobre sus vidas para ir conociéndose más. Pero Kyle se encontró sorprendido por lo fácil que era hablar con Annia, cómo sus sonrisas y sus pequeños gestos llenaban la habitación de una calidez que no había anticipado.

-Entonces, ¿cómo te imaginas tu vida una vez que obtengas la herencia? —preguntó Kyle intentando conocer más a la mujer que tenía frente a él.

Ella pensó cuidadosamente antes de responder.

-Bueno, creo que lo primero que voy a hacer es asegurarme que los lugares a los que mi abuela ayudaba no pierdan el apoyo que les daba ella cuando estaba viva- respondió ella haciendo referencia a un par de fundaciones benéficas a las que su abuela materna dedicaba tiempo.

-¿Me explicas eso? - indagó él con curiosidad.

-Antes de que mi abuela materna muriera, solía ayudar a un par de fundaciones benéficas- comentó ella- Era algo muy importante para ella, y yo solía acompañarla cuando era niña. Siempre decía que era nuestra responsabilidad dar algo de lo que teníamos a aquellos que tenían menos- Kyle asintió, interesado.

-¿Qué tipo de fundaciones eran?- preguntó, Annia sonrió, recordando.

-Una de ellas era un refugio para mujeres maltratadas. Mi abuela siempre decía que todas las mujeres merecen un lugar seguro y una oportunidad para empezar de nuevo. La otra fundación era un comedor comunitario que ofrecía comidas calientes a personas sin hogar. Me encantaba ir con ella y ayudar a servir las comidas.

- Suena como que tu abuela tenía un gran corazón. Y parece que tú también lo tienes.- le dijo casi sonriendo al comenzar a notar la clase de mujer que era Annia, ella se sonrojó ligeramente, bajando la vista.

- Siempre quise seguir sus pasos, pero nunca tuve los recursos para hacerlo por mi cuenta. Es por eso que, cuando cobre la herencia de mi abuelo, quiero destinar una parte significativa a esas fundaciones. Quiero asegurarme de que su legado continúe y de que esas personas sigan recibiendo la ayuda que necesitan- afirmó la muchacha con plena convicción en sus palabras. Kyle se sintió conmovido por su sinceridad y su generosidad.

- Eso es admirable, Annia. Y estoy seguro de que tu abuela estaría muy orgullosa de ti- le dijo él, Annia le devolvió una sonrisa, con sus ojos brillando de emoción.

- ¿Y tú? - preguntó ella- ¿Tienes algo planeado para cuando esto termine?

-La verdad es que... aún no estoy muy seguro- respondió él agachando la cabeza, más que nada por vergüenza de estar ocultandole cosas a una mujer que tenía tan buenos sentimientos.

-¡No te preocupes! - exclamó ella tomando su mano con afecto- Ya verás que algo bueno va a pasar y tú también podrás cumplir tus sueños.

-Si, seguramente así será- replicó él y después de cenar cada uno se fue a la cama.

Cuatro días después de haberse mudado juntos, decidieron tomar una tarde libre para relajarse. Kyle habia salido cada mañana con él fin de conseguir empleo. Al menos eso era lo que Annia creía, ya que él aprovechaba para ir a la empresa de su abuelo, ponerse al día con James y luego regresar a la casa. Esa tarde al verlo muy pensativo, Annia sugirió dar un paseo por el parque cercano pensando que él estaba pensativo y algo distraído por no haber conseguido empleo. Kyle estuvo de acuerdo con salir.

-Es un lugar bonito- dijo Annia, respirando el aire fresco- Me hace olvidar un poco todos los problemas.

Kyle que caminaba a su lado, disfrutando del ambiente tranquilo le respondió...

-Sí, es bueno despejar la mente de vez en cuando.

Se sentaron en un banco bajo la sombra de un árbol grande, observando a la gente pasar. Un silencio cómodo se asentó entre ellos, interrumpido solo por el murmullo del viento en las hojas.

-Kyle, nunca te he preguntado cómo terminaste en esta situación- dijo Annia de repente- Digo, sé que eres un modelo desempleado, pero… ¿qué pasó exactamente?

Kyle se tomó un momento para pensar en su respuesta, recordando su mentira.

-Bueno, la industria de la moda es dura. Un día estás en la cima, y al siguiente, sin contratos ni trabajo. Me encontré en un punto donde ya no podía sostenerme y… bueno, aquí estoy. Pero estoy agradecido de estar aquí contigo.

Annia lo miró con simpatía.

-Debe ser difícil. Pero estamos en esto juntos, ¿recuerdas?

Kyle asintió, sintiéndose una vez más atrapado entre su mentira y la realidad.

La quinta noche, Annia estaba en la sala de estar, leyendo un libro, mientras Kyle revisaba su móvil. El ambiente era tranquilo, pero cargado de tensiones no resueltas.

-Kyle, ¿alguna vez te has sentido atrapado entre dos mundos?- preguntó Annia de repente, sin levantar la vista de su libro.

Kyle miró hacia ella, sintiendo que la pregunta golpeaba más cerca de casa de lo que ella podría imaginar.

-Sí, creo que todos nos hemos sentido así en algún momento. Es… difícil reconciliar lo que somos con lo que los demás esperan de nosotros.

Annia cerró su libro y lo miró.

-Lo siento si eso fue muy personal. Solo… a veces siento que hay algo más en ti, algo que no estoy viendo- comentó ella, a él se le formó un nudo en la garganta.

Kyle sonrió suavemente, tratando de calmar cualquier sospecha.

-Todos tenemos nuestros secretos, Annia. Pero te prometo que estoy aquí para ti.

Annia asintió, aunque su expresión mostraba que no estaba completamente convencida.

Una semana había pasado desde que comenzaron a vivir juntos. Annia y Kyle se habían acostumbrado a la rutina compartida, desde los desayunos a veces en silencio y a veces llenos de energía, hasta las noches en el sofá viendo viejas películas.

-Kyle, te agradezco de verdad por estar aquí- dijo Annia una mañana mientras preparaban el desayuno juntos- No sé cómo habría podido manejar todo esto sola.

-No tienes que agradecerme, Annia. Estoy aquí porque quiero estarlo. Y porque, de algún modo, siento que esto es lo correcto.

Ella sonrió, colocando una mano sobre la de él.

-Entonces, hagamos esto juntos. Pase lo que pase.

Kyle asintió, sintiendo una mezcla de emociones. Sabía que estaba jugando un papel, pero también sabía que no podría mantener esa fachada para siempre. Mientras miraba a Annia, se prometió a sí mismo que haría todo lo posible para protegerla y, en algún momento, revelarle la verdad. Pero por ahora, necesitaban concentrarse en la tarea en cuestión: asegurar la herencia de la muchacha y mantener a raya a quienes lo querían ver casado con Rebecca.

Los días pasaron, y aunque vivían en una mentira, la cordialidad y el apoyo mutuo que compartían comenzaban a sembrar las semillas de una relación inesperada, aunque complicada. Ambos sabían que el camino por delante sería arduo, pero también sabían que, juntos, tenían una oportunidad de enfrentarlo todo.