El amor no necesita ser perfecto, solo debe ser verdadero.
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Isola di conigli.
Y después de más de veinte minutos el helicóptero comenzó a descender poco a poco hasta llegar a su destino.
Nil amablemente desabrocho el cinturón de seguridad, abrieron la puerta y la ayudaron a bajar, y mientras esperaba a su compañero de viaje volteo hacia donde estaba su jefe, y noto que estaba acompañado por un hombre muy alto, musculoso y lleno de tatuajes.
Caminaron hacia ellos y Mabel sentía algo muy extraño al igual que aquel hombre de cabello claro, sentía su corazón acelerarse sin motivo alguno.
Hizo aún lado su malestar y se concentró en la apertura de un nuevo negocio, saludo a su amigo casi hermano quien lo abrazo y le hablo con formalidad— señor King, le presento a la señorita Peach, ella trabaja para el señor Brown.
Él asintió y al verla se quedó prendado con su belleza y sus hermosos ojos le hacían recordar un viejo amor del cual por desgracia no se vivió.
Al estrechar sus manos los dos sintieron como si el tiempo se hubiera detenido y las personas que había a su alrededor hubieran desaparecido.
Nathan al ver esa escena no le gustó para nada, él sabía que no tendría oportunidad con Mabel, pero eso no significaba que dejaría que alguien más la tuviera, sabía que sonaba demasiado egoísta y aun así no le importaría, ya que si no sería para él no sería para nadie.
Nil al ver la reacción de su jefe sonrió pues esa mirada que tenía en este momento era la misma cuando un día le contó de aquel gran amor de la infancia.
Carraspeo Nathan al ver que ni uno de los dos reaccionaba, camino hacia ellos y con su mano los separó volviendo los dos a la realidad, Mabel al verlo nuevamente inconscientemente tocaba su cabello mientras que él desajustaba su corbata.
Y un Nathan celoso se interpuso en la visión de King, alzó su ceja mientras le sostenía la mirada— es mejor que entremos— Nil solo lo dijo para cortar un poco la tensión que se estaba creando entre ambos hombres.
Todos asintieron y entraron al edificio, abordaron el ascensor y al estar juntos a la espera de que las puertas se abrieran, esa sensación persistía en Mabel tanto que los vellos de sus brazos se erizaban solo con el roce accidental de aquel apuesto hombre.
Mabel seguía sin entender que pasaba, pero algo si tenía muy claro que ese hombre tenía algo que la desestabilizaba por completo y provocaba que sus hormonas hicieran una fiesta en su cuerpo.
Y después de unos largos minutos las puertas abrieron, Mabel estaba por salir cuando nuevamente el roce no tan accidental de King la hizo detenerse pues un cosquilleo había recorrido todo su cuerpo.
Vio a su jefe alejarse junto a Nil, Mabel solo paso lentamente su saliva, no quería voltear porque sabía que ese hombre hermoso estaba tras de ella, su cuerpo lo podía sentir y se lo gritaba.
Hasta que un varonil susurro la hizo trastabillar, él con destreza la sostuvo de la cintura atrayéndola hacia su cuerpo.
— ¿se siente bien señorita? — Mabel asintió sin poder decir nada, ya que al tenerlo tan cerca su voz se había fugado por la puerta trasera.
Mabel sacudió su sin fin de pensamientos no tan santos, se alejó de él, acomodo su vestido con nerviosismo, ya que aquel hombre no quitaba su mirada de ella y solo decidió alejarse con rapidez del apuesto hombre quien solo sonreía al verla.
Y nuevamente esa sensación que sentía, le hacia recordar a su único amor, al igual que los hermosos ojos de esa bella chica que lo hacía desestabilizarse a tan solo quince minutos de haberla visto.
Mabel caminó hasta llegar a la gran terraza quedándose impresionada con el bello paisaje del refrescante mar de fondo, la arena cálida y las enormes palmeras moviéndose al compás del viento.
Nathan al verla solo negó teniendo aún su semblante sombrío y su rabia reservada, su jefe le hizo señas para qué se sentará a su lado y así lo hizo, desajusto su corbata con fuerza, ya que sé sentía un poco asfixiado y alterado por la situación, pero tampoco podía botar por la borda ese jugoso negocio por alguien que ni siquiera le dará un beso como premio de consolación.
Aclaró su voz y volteo con Mabel — ¿tienes la carpeta?— ella asintió sacando el documento de su bolso y se los entrego — gracias señorita Peach.
Ella sonrió en modo de contestación y mientras cruzaba sus piernas un carraspeo proveniente de atrás de ellos los hizo voltear, King solo ladeo sus labios y camino con firmeza e imponencia hacia ellos, desabotonando los botones de su saco y se sentó frente a ellos.
— bueno, cerremos de una buena vez ese contrato para poder celebrar— su vista una y otra vez volvía con Mabel quien no paraba de mover sus hermosas piernas.
King se levantó y quito su saco quedando solo con esa camisa blanca ajustada qué enmarcaba su fornido cuerpo, levanto su vista y al ver que Mabel estaba atenta a cada movimiento, solo guiño su ojo izquierdo provocando que con ese simple gesto sus mejillas se sonrojaran, se sentó nuevamente y mostró una pequeña, pero sexy sonrisa sin despegar su vista de aquella sensual chica.
Nathan y King se centraron por un momento en los negocios, mientras Mabel no podía apartar su vista de aquel apuesto hombre, su jefe estaba a la espera y King solo leía el documento para saber que todo estaba en correcto orden.
Y al saber que así era, tomo su bolígrafo y firmo aquel papel membretado, se levantó con una gran sonrisa y estrecho la mano de Nathan quien no estaba del todo feliz.
King hizo señas y aparecieron dos meseras, sirvieron las copas con el mejor y exquisito vino, Nathan tomo su copa y le entrego a Mabel la suya, el hombre la observó qué solo jugaba con su copa.
— señorita Peach, espero le guste este vino, lo mande traer especialmente para usted— Mabel sonrió un poco forzada, pues para ella ya estaba claro que las bebidas alcohólicas no le agradaban.
— muchas gracias— se limitó a agradecer por el buen gesto, pero su observación fue meticulosa y King entendió que a ella no le gustaba el alcohol.
Le hizo señas a Nil y le pidió que trajera un jugo de frutas, una de las meseras se lo entrego a él, se levantó e inclino su cuerpo hacia Mabel quien abrió sus ojos de sorpresa.
Él quitó la copa de sus manos y le entregó aquella bebida refrescante, le sonrió y asintió— señorita disculpé mi atrevimiento, pero me di cuenta de que usted no toma alcohol.
Mabel sonrió ampliamente y solo asintió, Nathan al ver de nuevo esa escena puso sus ojos en blanco y negó, apretó con más fuerza la copa hasta que carraspeo— bueno, bueno, brindemos por este nuevo negocio.
Brindaron los cuatro por las nuevas alianzas, las meseras entraron de nuevo en acción, dejando sobre la mesa bocadillos para la ocasión, el ambiente era menos tenso y podía ser más llevadero, hasta que Nil entró con un par de chicas quienes se sentaron con aquellos hombres.
— que comience la fiesta— dijo con mucho gusto Nathan, la chica subió a sus piernas y comenzó a besar su cuello mientras que él solo veía fijamente a Mabel quien estaba incomoda — vaya y disfrute el resto del día, solo diviértase Mabel — ella asintió levantándose del sofá, agradecía qué le haya pedido eso su jefe pues no le agradaba presenciar el ritual de apareamiento entre el animal de su jefe.
Mabel se despidió bajo la mirada de King, quien al escuchar su nombre su mente viajo a aquel día donde le dio un beso inocente a su primer y único amor.
Mabel bajo la pequeña escalera que comunicaba a la playa, quito sus sandalias, sintió la cálida arena entre sus pies y al dar un par de pasos volteo hacia la terraza y se dio cuenta de que estaban dos chicas más.
Suspiro con pesadez, sintiéndose frustrada y muy enojada sin razón, camino sobre la arena, hasta que sonrió al estar frente al mar con sus aguas azul turquesa.
Siguió su camino en solitario sosteniendo entre sus dedos sus sandalias y en su hombro su bolso, siguió admirando el lugar hasta que decidió sentarse bajo una enorme palmera, por unos minutos observó su alrededor.
Sonrió y de su bolsa saco una libreta junto a un lápiz, esas eran las dos herramientas que siempre la acompañaban a todos lados pues la inspiración de dibujar llega en el momento menos esperado.
Y su momento de inspiración era este, así que abrió la libreta pasando varias páginas, observó de nuevo el bello paisaje y solo comenzó a trazar líneas finas, sombreando y difuminado, concentrándose en lo que estaba dibujando.
Mientras que en aquella terraza, Nathan gozaba por tener a tantas mujeres a su disposición, la chica que estaba al lado de King intentó tocarlo, pero este se levantó, vio a la chica y camino hacia las escaleras.
Al pasar por donde estaba Nil, King lo fulmino con la mirada, palmeo su hombro para darle a entender que se la cobrará tarde o temprano por lo que ha hecho.
Bajo las escaleras y camino hacia la playa buscando a Mabel, su corazón casi se salía por la gran sorpresa y coincidencia, pero más se torturaba a sí mismo por ser tan imbécil y no haberla reconocido.
Aunque al pasar los años las personas cambian, pero aun así seguía siendo un imbecil al no hacerle caso a su corazón quien si la reconoció solo con verla.
Después de caminar por unos largos minutos bajo el sol, por fin la había encontrado bajo esa palmera, camino hacia ella mientras sentía sus latidos más fuertes.
Se sentó a su lado y solo observó el bello dibujo, se acercó a ella y le susurro— Mabel, ¿me recuerdas?.
Bastian King.
Nil Cox.
viejo maldito