LA BUENA, MALA SUEGRA

Me quede parad viendo a mi padre, esperando que empezará a decirme algo, yo realmente esperaba que solo me dijera que regresará a casa, que no me dijera nada más o palabras hirientes que me lastimaran, pero mis suplicas no fueron escuchas por mi Dios, porque lo primero que escuche que dijo mi padre no fue algo lindo. – Vas regresar a casa con nosotros, pero no creas que te he perdonado, para mí el día que cometiste este error fue el día que deje de tenerte como hija.

Te vas a casar y saldrás de la casa como es lo correcto, te entregare en la boda, porque esto limpia el deshonor de mi familia, por lo menos hay alguien tan tonto que te está recogiendo aun sabiendo que ya no eres pura, ni eres digna de estar con un buen hombre como lo es Jorge.

Mi padre sí que está enojado y me doy cuenta de que no me va a perdonar tan fácil, al final para un hombre es más importante el honor de la familia, que cualquier otra cosa; aunque en algo si tenía razón mi padre, el joven Jorge era un buen hombre, aunque tonto por que se estaba casando conmigo a pesar de que estaba embarazada de otro hombre y está dispuesto a decir que él era el padre, alguien que no se pudo quedar quieto, que me llevo por este mal camino.

Porque tenemos que aclarar que en este tiempo la moralidad era algo cambiante; si la mujer quedaba embarazada y a pesar de que señalaba a alguien como el padre, si ese hombre decía no es cierto, todos juzgaban a la mujer como una promiscua, impura, que seguro se había metido con muchos hombres, pero si la mujer quedaba embarazada y el hombre daba la cara, la responsabilidad caía en él, haciéndolo ver como un hombre que no es un caballero, que no respeta a la mujer, aunque estuviera recogiendo a la joven que deshonro, aunque le diera una boda a la joven afectada.

Yo tambien era una persona que pensaba así y juzgue al darme cuenta de jóvenes que quedaban embarazadas, pero la verdad es que uno habla muchas veces sin saber, solo cuando lo experimentas en tu propia vida te das cuenta de lo cruel que pueden llegar a ser las palabras que se dicen sin pensar solo siguiendo a la mayoría de las personas, que juzgan, critican sin pensar en el daño que se hace.

Ahora esto ya no importa, como sea el error ya lo cometí y no hay algo que me haga regresar el tiempo atrás para poder evitarlo; yo realmente no quiero a Jorge, pero ya me voy a casar con él, lo mejor es hacer las cosas bien, salir de la casa de mis padres con el vestido de blanco, aunque mi papá crea que no me lo merezco y si nunca me perdona por mi error por lo menos creo que mi hijo tendrá un buen padre, yo tendré un buen esposo que me cuidara.

No le conteste nada a mi padre, solo me le quede mirando, esperando a que me dijera ya vámonos, pero parecía que esto no iba a terminar pronto mi hermano el mayor de nombre Pedro empezó a decir. – Si por mi fuera no te aria fiesta de boda, la verdad no te lo mereces, pero la señora Gloria fue bastante firme en que tenían que hacerlas cosas correctamente.

Fernanda será mejor que seas consciente de todo lo que se está haciendo por ti y que no vayas a cometer más errores, que te comportes como una buena esposa cuando entres a la casa de Jorge; será mejor que no causes más problemas en el futuro y que no le heches más tierra a la familia.

Mi hermano mayor tampoco estaba dispuesto a dejar pasar mi error, creo que si en el futuro nos seguimos viendo es capaz de estármelo recordando, pero tengo que decir que le debo respeto a mis padres, mis hermanos la verdad no tiene derecho a decirme nada y no pienso soportarlo.

Me pare enfrente de mi hermano y le dije. – No tienes cara para decirme nada, mucho menos para llamarme inmoral.

Está bien cometí un solo error, que arruino mi vida perfecta, creí en las palabras de amor de un hombre, en sus promesas, pero eso no me hace la peor mujer del mundo solo me hace ser una tonta que creyó en falsas promesas de amor; esto no significa que sea una mujer que se mete con todos los hombres que me lo piden, solo soy alguien que no supo distinguir a un caballero de un cobarde.

Créeme, hermano, tengo bien aprendida mi lección y no necesito que tu vengas aquí a estármelo recordando, suficiente tengo con mi conciencia, con este bebé que será mi recordatorio de mi error.

Pedro tambien te lo advierto será mejor que no vuelvas a decirme nada, mucho menos te permito que me menosprecies, no puede seguir ofendiéndome, pronto seré una mujer casada y si tu sigues con esto mi esposo lo puede tomar como una ofensa para él.

Realmente pensé que esta discusión terminaría aquí, pero tal parece que ellos no pensaban quedarse quietos y me tercer hermano de nombre Mario empezó a decir. – aparte de ser una mujer tan sinvergüenza eres una grosera con nuestro padre y hermano, será mejor que te calles, solo da gracias a que emos venido por ti aunque no te lo merezcas.

Yo no quería seguir discutiendo, pero era mejor dejar las cosas claras de una vez y si ellos estaban en este plan, entonces no pueden juzgarme por responder a sus ataques; volteo a ver a mi hermano Mario y le dije. – Tú eres el menos indicado en decir algo.

Mario ya se te olvido que mi cuñada estaba embarazada cuando te casaste con ella, me juzgas con el mismo error que tu cometiste, los único bueno es que solo la familia se dio cuenta y recuerda que en el pueblo se hizo un chisme, de no ser por el medico que dijo a todos que nació a los 7 meses por un susto que tuvo mi cuñada, para ella hubiera sido malo, fue un favor que el doctor les hizo, pero aun así el error lo cometieron y tú lo sabes.

Puedo quedarme callada con lo que mi padre me diga, lo entiendo que este enojado conmigo, que no quiera perdonarme porque le falle, pero mis hermanos no tienen derecho a decirme nada.

La verdad ustedes como hermanos me fallaron, yo caí en las palabras dulces de un hombre y todos ustedes en lugar de preguntar ¿Quién fue?  Para ir a exigirle que me cumpliera, que respondiera por el daño, solo me culparon a mí, me echaron de casa y me dieron la espalada.

Un extraño me a tendido la mano, quiere ayudarme con este problema al casarse conmigo y solo él se merece mi respeto, pienso ser una buena esposa para Jorge porque se lo merece, no pienso ser digna de él por sus amenazas porque eso sería ser cruel, alguien que no sabe agradecer a quien es bueno con uno.

Dejen de dársela de dignos, de buenos hermanos, no hacen falta sus amenazas, soy consciente de lo que tengo que hacer y pienso hacerlo por mi bien, no para que ustedes estén felices.

No sé si me pase con mis palabras, pero la verdad, me hicieron enojar, aunque no fui la única enojada, mi hermano Mario levanto la mano estaba listo para golpearme y yo realmente apenas la mire cerré mis ojos, para esperar la bofetada que me iba a dar.