Dos secretos destruyen un matrimonio, en secreto ellos vuelven, el secreto para robar el marido fracasa y un secreto para liberarse y ser feliz. Una mezcla de secretos para desenredar un ovilo de lana.
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Al descubierto
Enrique se quedó dormido, Sara está muy feliz de haber obtenido tan fácil al hombre de sus sueños, ella quedó repleta de él, pero tanto ha trabajado que ella con la justa puede moverse. Aprovecha la desnudez de Enrique para acariciar su piel, disfrutar de la presencia de un hombre y fantasear sexualmente.
- No te preocupes mi amor, yo seré la mujer que se encargará de darte un hijo. Laura jamás lo hará porque la mujer que te ama soy yo. Hoy fuiste mío, todo mío, soy tu mujer, estoy tan feliz por ello. Eres la perfección hecha carne.
Mientras Enrique duerme profundamente, Sara se obsesiona con la extensión de carne masculina, no puede resistir más y le practica un oral profesional, al sentir cansancio se acuesta en el regazo del hombre.
Al amanecer Enrique tiene dolor de cabeza, al recuperar sus sentidos se da cuenta de lo que pasó, pero siente asco al descubrir que pasó la noche con Sara y lo peor de todo es que no recuerda cómo. Se levanta y busca su ropa y no la encuentra, ni siquiera una prenda de ambos, ni los zapatos se salvaron. Él veía como Sara dormía plácidamente en total desnudez, él no lo soportaba más y la despierta dando feroces gritos.
- Malnacida, perra desvergonzada, ¡Despierta!
- ¿Qué pasó? – está atemorizada por los gritos.
- ¿Cómo que qué pasó? Tú sabes muy bien lo que pasó, porque yo no recuerdo nada.
- No entiendo que pasó. Estamos desnudos – esconde su cuerpo recogiendo sus rodillas y abrazando sus rodillas. – esto es vergonzoso.
- ¿Dónde escondiste la ropa?
- ¿La ropa? – se hace la desentendida.
- No seas imbécil. No hay ninguna prenda.
- ¡Eso no es posible!
- ¿Dónde escondiste la ropa? Responde o me vas a conocer.
- Yo no escondí nada.
- Mentirosa, malnacida ¿Dónde escondiste mi ropa?
- Yo no miento. – se pone a buscar – tampoco encuentro la mía.
-Tampoco está la llave de la habitación ¿Dónde la pusiste?
- ¿De qué llave hablas? No te entiendo.
- ¿Eres idiota o te haces?
- Yo no vi ninguna llave. – se pone a llorar – tienes que creerme.
- No me digas que alguien ha entrado y se llevaron todo.
-Tú eres un hombre casado, eso no pudo haber pasado – muestra su miedo y no es para menos, es total, eso es sinónimo de problemas.
- Sí descubro que nos han visto, te juro que me las vas a pagar y con creces.
Sara está aterrorizada, ella no quería que sepa de su aventura con Enrique todavía, ahora tiene que pensar en algo para que Laura no sospeche nada todavía. Enrique quiere abrir la puerta y no se abre, está con llave.
- Estamos encerrados y sólo Dios sabe desde hace cuánto. – está enojado y mucho.
- ¿Encerrados? ¿Alguien entró? ¿Será que ese alguien se llevó nuestra ropa?
Sara está pálida del terror ¿Quién pudo haber entrado y hecho todas estas cosas? Ella da vueltas al asunto.
Mientras tanto, a la mañana temprano Laura bajó de las escaleras, saludó a sus suegros y se fue sin desayunar.
- ¿No vas a desayunar con nosotros? – Roberto se extraña.
- Pídanle a su hijo que se ha revolcado en cama con otra.
- ¿De qué estás hablando? – Julieta está preocupada.
- Se encerró en la habitación de huéspedes. ¡Ah! Díganle a la amante que no sea tan ruidosa al tener sexo. Casi lastima los oídos de la gente.
Laura se fue con Elmer a la oficina del abogado. Los señores se quedaron pensando.
- Esto es una broma de mal gusto. Mi hijo está revolcándose con una mujer que no es su esposa, es inaceptable.
- Ella dijo que están en la habitación de huéspedes y encerrados. Echaré un vistazo.
La señora Julieta toca la puerta.
- ¡Auxilio! Enrique, me ha violado ¡Sáquenme de aquí! – era el clamor de Sara.
Se inicia una conversación entre la puerta.
- Voy a la habitación de mi hijo. Por qué no entiendo nada de lo que está pasando.
- No, por favor ¡Ayúdeme a salir de aquí! Su hijo me ha violado. Fue un salvaje, me duele mi cuerpo.
- ¿Eres tú, Sara?
- Ábrame la puerta. – se escuchan patadas y quejidos.
- Mire señorita, yo no tengo la llave de la habitación. Quién lo tiene es mi hijo.
- Su hijo está aquí. Me ha violado, me quiere violar otra vez ¡Ayuda!
Sara está gritando y no es para menos, Enrique la está sacudiendo de los cabellos y de repente la tira al suelo.
- El mayordomo me acaba de informar que usted estaba muy eufórica, Laura también me lo dijo lo mismo, que durante la intimidad grita mucho. - la señora soltó todos los detalles.
El silencio fue total, a Sara se le paró el corazón al oír eso, a Enrique ni que decir, todos lo saben, más de uno lo ha visto. A Enrique se le detuvo el corazón al saber que Laura también lo supo, está preocupado por ella, necesita darle una explicación, acaba de tener una descompensación y tiene anemia, eso sólo puede complicar las cosas. Le falló a su esposa, se jala de los cabellos de la impotencia, intenta serenarse y da de bofetadas a Sara al punto de desfigurar su cara, y partirle los labios. Los llantos de clemencia y los gritos iracundos de Enrique van inundando la habitación.
La señora Julieta escucha todo, algo no está bien, quiere hablar con su hijo, pero es inútil, intenta abrir la puerta, pide que abra la puerta y nada. Roberto al ver y oír todo esto llamó a un cerrajero. La situación está saliendo de control, Enrique no deja de insultar a Sara, ella llora por clemencia, el corazón de Sara se contrista porque todo el mundo se enteró de la situación y su mentira preparada no funcionó.
Laura está en la oficina del abogado; Elmer presenta el vídeo grabado y Laura presenta la camisa de Enrique manchada de labial, el vestido de Sara que está roto y la cartera.
- Señora De Aragón, con el vídeo y todo lo que se escucha en él, es más que suficiente para dar inicio al proceso de divorcio. Lo que le puedo proporcionar es el acuerdo de pre -divorcio.
- Quiero poner fin a este matrimonio cuánto antes.
- ¿Cuándo se casó?
- Aquí tengo el acta. Tenga.
El abogado revisa el acta y se sorprende.
- ¡Señora De Aragón! Usted está recién casada ¿Por qué no intenta una reconciliación? Podemos ayudar a su esposo a que recapacite.
- Quiero poner fin a esto. - su voz refleja determinación.
- Está bien, señora. Haremos el trámite, voy a citarlo ¿Me deja el vídeo? por favor.
Elmer dejó el vídeo, Laura siente dolor, se siente mal, empezó a llorar. El abogado se siente incómodo al ver a Laura tan lamentable, pero luego fue preocupante cuando ella se desmayó. Elmer se disculpó y se llevó a su jefa al hospital.
En casa ha llegado el cerrajero, el mayordomo está en la puerta esperando a que se abra la puerta y hacer entrega del albornoz para que el señor De Aragón tenga con qué cubrirse, pues sabe muy bien lo que hizo la señora Laura con las prendas de vestir, pero para Sara no hay nada por órdenes de Roberto.