El Legado De AKVY: La Profecía De Poseidón

El grupo dejó atrás la Ciudad de los Ecos, un lugar que resonaba con memorias y murmullos de tiempos antiguos. Mientras se adentraban en los oscuros pasadizos que los llevarían a la superficie, la tensión de la reciente batalla seguía pesando en el aire. Nessbit, ahora en su forma humana, caminaba junto a ellos, aún aturdido por su liberación. Cada tanto, lanzaba miradas furtivas hacia Liz y Basil, como si temiera ser un estorbo, pero la cálida sonrisa de Liz y las palabras alentadoras de Basil lo tranquilizaban.

Cuando finalmente emergieron del subterráneo y el frío viento de la superficie los envolvió, un silencio reverencial cayó sobre el grupo. Estaban a punto de regresar a Falfit, su hogar ahora, pero las heridas del alma aún estaban frescas. La victoria sobre Nessbit había sido solo una pequeña parte del desafío que enfrentaban.

Al llegar al puerto, la enorme embarcación que los esperaba les parecía más imponente de lo que recordaban. Las velas ondeaban al viento, preparadas para llevarlos de vuelta a la isla de Falfit, un lugar que representaba tanto seguridad como el próximo paso en su peligrosa travesía.

Mientras el barco zarpaba, Melissa se acercó a Kai con una sonrisa tímida. Durante el viaje, había intentado varias veces acercarse a él, aprovechando momentos en los que creía que podían estar solos. Esta vez no era la excepción.

"Kai, me preguntaba…" - comenzó, buscando palabras que pudieran abrir una conversación más profunda.- "¿Crees que todo saldrá bien al final?" - preguntó con un tono que intentaba, a la vez, buscar consuelo y ser reconfortante.

Kai, mirando al horizonte con la mente aún perdida en los recuerdos de Liz, suspiró suavemente antes de responder.

"Todo saldrá bien si seguimos adelante." -respondió sin mirarla directamente, su tono neutral y distante. Para él, Melissa no era más que una amiga; no podía permitirse ver más allá de eso. Sus sentimientos por Liz seguían pesando en su corazón, no correspondidos, pero aún presentes como una herida abierta.

Melissa, lejos de desanimarse, siguió insistiendo.

"Sabes, Kai…" - dijo, inclinándose un poco más cerca de él. -"Siempre estaré a tu lado, pase lo que pase. Puedes confiar en mí."

Kai sonrió ligeramente, pero su respuesta fue tan evasiva como antes.

"Lo sé, Melissa. Eres una buena amiga." - dijo suavemente, eludiendo las intenciones más profundas que ella claramente tenía. Aunque intentaba ser amable, no podía ocultar su distancia emocional.

Por otro lado, Demian, quien hasta hace poco había mantenido una actitud reservada y distante con Liz, ahora comenzaba a mostrar un lado más tierno y cercano. Durante la travesía, sus pequeñas muestras de afecto no pasaron desapercibidas. Colocaba su mano suavemente sobre su hombro cuando hablaban, o se inclinaba hacia ella para compartir comentarios en voz baja. Aunque Liz no lo admitía en voz alta, había algo en la atención de Demian que la hacía sentir especial, aunque sus pensamientos aún eran confusos, divididos entre él y Basil.

"¿Cómo te sientes?" - preguntó Demian mientras se acercaba a ella, su tono suave y protector. Estaban sentados en la proa del barco, donde el viento despeinaba suavemente el cabello de Liz.

"Un poco cansada, pero… bien." - respondió Liz con una sonrisa. Su mirada se encontró con la de Demian, y por un momento, el mundo exterior pareció desaparecer. Algo había cambiado entre ellos desde la última batalla; una conexión más fuerte, más profunda, comenzaba a formarse.

"Si necesitas descansar, yo me encargaré de todo." - dijo Demian, su voz cálida y sincera. Liz no pudo evitar sentirse reconfortada por sus palabras. Aunque no lo admitiera, empezaba a notar los sentimientos de Demian hacia ella.

Basil, observando todo desde la distancia, mantenía una expresión serena, aunque en su interior, una leve incomodidad comenzaba a surgir. No podía negar que veía cómo Demian y Liz se acercaban, pero decidió mantenerse al margen por el momento. Su responsabilidad con la Llave del Olvido y la amenaza del Devorador de Corrientes eran su prioridad.

Nessbit, por su parte, se mantenía en silencio, observando el mar con una mezcla de curiosidad y melancolía. Aunque estaba libre, su pasado como guardián todavía lo atormentaba.

"¿Te gusta el mar?" - preguntó Sirius, acercándose al joven mientras le daba una palmada en el hombro.

"Nunca había estado en un barco." -respondió Nessbit, su voz suave. -"Pero hay algo… familiar en el agua. Supongo que es porque los mares están conectados entre los mundos, como mencioné antes."

Sirius asintió, comprendiendo el peso de las palabras de Nessbit. Todos ellos estaban conectados de una manera u otra, y la misión que tenían por delante los uniría aún más.

Con el viento llenando las velas y la promesa de más desafíos en el horizonte, el grupo se dirigía hacia Falfit, donde nuevas decisiones y peligros los esperaban. Pero en ese momento, al menos, estaban juntos, y eso les daba la fuerza para seguir adelante.

Después de un rato mientras el viento soplaba suave sobre el mar y las estrellas iluminaban el cielo, creando un ambiente de paz. Liz no podía sacudirse la sensación de que algo no estaba bien. Había una tensión en el aire, una energía oscura que no podía ignorar.

La embarcación avanzaba sobre las tranquilas aguas, pero Nessbit, que aún contemplaba el paisaje, miraba al horizonte con el ceño fruncido.- "Algo se aproxima."- murmuró, su voz temblando levemente.- "Siento un poder extraño acercándose, algo antiguo y destructivo."

De inmediato, Basil y Sirius se tensaron, adoptando posturas defensivas. Demian, que había estado más cercano a Liz desde su enfrentamiento con Nessbit, se acercó a ella, notando cómo su mirada se perdía en la distancia. Kai, por su parte, permanecía cerca de Melissa, quien seguía intentando acercarse más a él, aunque él solo respondía con una leve amabilidad distante.

"No puede ser… ¿ahora?"- Basil murmuró, mirando a Hades. El dios, que había estado observando todo con su habitual desdén, ahora mostraba una expresión más seria.

Liz, sintiendo la creciente tensión, tomó una bocanada de aire, intentando calmarse. De repente, el mar debajo de ellos empezó a burbujear violentamente, y las aguas comenzaron a moverse con una fuerza imparable. Antes de que el grupo pudiera reaccionar, una gigantesca sombra emergió de las profundidades. La criatura que apareció ante ellos no era como ninguna que hubieran enfrentado antes: una monstruosa quimera marina, una mezcla de serpiente, dragón y anguila gigante, cuyas fauces parecían capaces de devorar una isla entera. Sus ojos brillaban con un hambre ancestral.

"¡El Devorador de Corrientes!" -exclamó Nessbit, dando un paso atrás, sus ojos llenos de terror.- "¡Él no ha terminado con nosotros!"