Una Chica Ruda Reencarna en una Nerd Tímida

15 minutos. Key se levantó de su silla, todos la miraban con desdén. ¿Key? Simplemente lo ignoró y caminó hacia el escritorio del profesor. "Aquí tiene, señor...", dijo.

El señor Fauzan miró a Key con desdén. "¿No pudiste responder, verdad?"

"¿Puedo irme ya, señor? Mi examen ya terminó", respondió Key, sin querer contestar una pregunta que consideraba inútil.

"Puedes irte", dijo el señor Fauzan con pereza. Él conocía las deficiencias de Keyla. Sí, ¿quién no conocía a la chica nerd y tonta? Si se ponía a discutir con una tonta, ¿no sería él también un tonto?

Key apretó su bolso. Solo usaba un bolso negro colgado de su hombro derecho. "Con su permiso, señor", dijo Key y se fue.

Mientras tanto, los demás simplemente continuaron con su examen sin querer hablar de Key, a quien consideraban una sabelotodo.

Los ojos del señor Fauzan casi se salen de sus órbitas al ver la respuesta de Key. La respuesta era como una copia de un libro; desde el inglés y el holandés que explicaban el concepto de Gestión hasta las otras preguntas, todo estaba perfectamente plasmado. Esto era incluso más que un libro, era una mezcla de varios libros. Sus ojos se desviaron hacia la escritura debajo de la hoja de respuestas.

"Ponga preguntas un poco más difíciles, señor."

Si esto era fácil, ¿cómo serían las difíciles? Apenas era el primer semestre. Así que era normal estudiar lo básico. Negó con la cabeza, incrédulo. Volvió a mirar a los otros estudiantes, pero las arrugas en sus frentes indicaban que este examen era difícil. ¿Habría copiado Key o usado chuletas? Pero no podía ser tan rápido, ¿verdad? No podía entenderlo.

Key se alejó. La dueña de este cuerpo no tenía amigos; para ser exactos, era objeto de acoso. Si tenía amigos, ellos también serían acosados, por eso nadie quería ser su amigo. Decidió ir a la cafetería a comer. Porque después de esto todavía tenía clases.

...

Ya eran las 15:40 de la tarde. Indicando que Key ya había terminado sus clases. No solo el señor Fauzan se quedó boquiabierto, sino también los otros profesores. Key simplemente se mostró indiferente. Decidió irse conduciendo su coche a recorrer las calles. "Si vendo este coche, pobre Keyla. ¿Cómo voy a vender el coche que le regaló su abuela?". Se mordisqueó el dedo índice, mientras apoyaba el codo en la ventanilla, con la mirada fija en la calle bastante concurrida.

"Quizás debería modificarlo. El coche todavía está bien", murmuró de nuevo. Cuando encontró la respuesta, volvió a poner las manos en el volante y pisó el acelerador para ir más rápido.

Un momento después, llegó a un taller de automóviles. Se bajó de su coche. Sí, este era el lugar donde solía modificar sus coches antes.

"¿Qué necesita, señorita?", preguntó uno de los mecánicos que se acercó a Key.

Key sabía quién era. "Modifícalo como el de Keyna antes", respondió Key con indiferencia.

"¿Keyna? ¿Usted conoce a Keyna?", preguntó el mecánico, sorprendido.

Key se dio cuenta de que se le había escapado. "S-sí. Modifícalo así, para que se vea genial. Auméntale la potencia, para que vuele en la carretera. Haz que la carrocería se vea un poco mejor, para que sea agradable a la vista. Básicamente, exactamente igual al de Keyna".

"Este ya está bien, señorita. Además, este coche todavía está de moda".

"Sí, de moda el año pasado. Ahora ya no. Ya está, quiero que sea como el de Key de antes, y punto".

"De acuerdo, señorita."

"¿Cuánto tiempo, mas?", preguntó Key. Le dio las llaves de su coche al mecánico.

Mientras recibía las llaves del coche: "Unas 4 horas, señorita. Porque se necesita mucho tiempo si quiere que quede bien, además no es fácil modificar un coche como el de la señorita Keyna".

Key asintió comprendiendo. "Entonces me voy primero. Volveré esta noche a recogerlo", respondió.

"De acuerdo..."

Un momento después, Key decidió pedir un mototaxi para ir al centro comercial a comprar ropa y cosas para ella.

Key decidió comprar ropa. Porque toda la ropa de Keyla era de colores brillantes. Le gustaban los colores brillantes, solo que prefería ropa que no fuera llamativa; le gustaban más los colores apagados u oscuros. Como el granate, azul marino, blanco, salmón, marrón, negro y gris.

Después de comprar muchas cosas, también pidió una moto deportiva para ella. Sí. En su vida anterior, aunque a su padre le gustaba golpearla y maltratarla, su padre siempre le daba la mejor ropa, coches caros y motos caras. Incluso su padre le daba cosas con precios fantásticos. Solo que su madrastra hacía sufrir a Key. Sí, la vida realmente tiene muchas opciones.

También pagó en efectivo por la moto. La moto llegaría en tres días.

.........

Key volvió al taller a recoger su coche y pagar la cuenta.

Volvió a casa tarde en la noche, ni siquiera le importó que su mano derecha le hubiera dolido mucho todo el día. Quizás porque los puntos se habían soltado por el agarre de Fiko. Pensó que se curaría solo más tarde.

Key entró en la casa a las 10:10 de la noche. Subió las escaleras. Pero antes de que pudiera entrar, estaban su papi, Fiko y Riko mirándola fijamente, mientras Daren, Dita y Dara estaban frente al televisor viendo algo que quizás les parecía emocionante. Los ojos de Handi se fijaron en las numerosas compras de Key. "¿De dónde vienes?", dijo con frialdad.

Key, que acababa de poner un pie en el primer escalón, se detuvo. "De compras", respondió con frialdad.

"¿De dónde sacaste el dinero?", preguntó Handi con frialdad.

Key soltó una risita. Bajó del escalón y miró a Handi con cinismo. "¿Te das cuenta de que eres un padre incompetente? ¿Uno que nunca le da dinero a su hija?".

Handi gruñó enfadado. Tiró del cabello de Key con saña. "¿Te atreves conmigo?", dijo bruscamente.

Por alguna razón, a Key le resultaba difícil luchar contra Handi como el verdadero padre de Keyla. Se rebeló pero no sirvió de nada, el tirón era muy fuerte, incluso su cuello se dobló hacia atrás. Sus compras cayeron al suelo, al igual que su bolso.

Fiko tomó el bolso de Key y sacó su cartera. Sacó una tarjeta de cajero automático de allí. "Hay una tarjeta de cajero, pa", dijo.

El señor Handi soltó el cabello de Key. Luego tomó la tarjeta de cajero de Fiko. "¡Así que mi madre te ha estado dando dinero todo este tiempo!", le gritó.

Key sintió dolor en la cabeza. Sentía la cabeza pesada, pero sintió una bofetada en la mejilla.

¡Plas!

Su cabeza golpeó la barandilla de la escalera. Volvió a hacer una mueca de dolor por su cabeza. El dolor en su cabeza se intensificó. Realmente, su cabeza le dolía mucho en ese momento.

"¡Insolente! ¡Me has estado engañando todo este tiempo!", le gritó. "No soporto que uses el dinero de mis padres", le gritó.

Con todas sus fuerzas, Key se levantó y soltó una risita. ¡No quería ser considerada débil...! "¿Te das cuenta de que todavía usas el dinero de tus padres? ¿Todavía quieres presumir ante la gente de que eres rico gracias a tus padres? Y yo tampoco necesito tu dinero", le espetó.

El señor Handi gruñó enfadado. Key recogió sus compras y el bolso que se había caído. Abrió los ojos y miró al señor Handi con cinismo.

"Quédate con esa tarjeta. De todos modos, es una herencia a mi nombre; aunque la tengas tú, no podrás conseguir el dinero ni la herencia de ahí", dijo Key con cinismo.

"Keyla... ¡desde cuándo no tienes modales!", gritó Fiko.

Key simplemente lo ignoró, corrió escaleras arriba y entró en su habitación. Cerró la puerta rápidamente con llave. Porque sabía que Fiko y Riko la perseguirían. Una vez dentro, recién entonces hizo una mueca de dolor por su cabeza. Dejó caer su cuerpo en su cama king size. No olvidó poner primero sus compras en el sofá.

Cerró los ojos, cansada. Honestamente, estaba muy cansada en ese momento. ¿Por qué había renacido en un mundo más cruel? ¿Por qué había nacido en una familia que la odiaba? ¿Acaso no merecía vivir feliz? "Parece que el próximo mes no podré usar el dinero de la abuela. Si vuelvo a tramitar esa tarjeta de cajero, papi seguro me la quitará. Sería inútil", murmuró.

Se incorporó y tomó su bolso. Olvidó que Fiko le había quitado la cartera. "Maldición...", maldijo mientras se tiraba del pelo. Volvió a dejarse caer de espaldas en la cama. "Tengo que conseguir dinero para el próximo mes", murmuró. Salió de la habitación; decidió salir por la ventana. Desde allí podía ver un pilar bastante grande de la casa. Decidió bajar por allí deslizándose desde arriba y luego sacó su coche de la casa.