El Parapléjico y la Buena Chica

Al día siguiente, Helena se despertó animada, se aseó rápidamente y tomó café. Helena fue a la mansión feliz, al llegar tocó el timbre, Octavio abrió feliz pero Helena intentó contener su felicidad también.

Octavio: Adelante querida, ponte cómoda.

Helena: Gracias.

Octavio: William está terminando el café, ¿quieres?

Helena: No gracias.

Octavio: ¿No comes nada?

Helena: Quizás la próxima vez, jaja.

Octavio: Está bien.

Helena se queda en la sala, intenta contenerse pero al ver la alegría de Octavio, sonríe también. William la hizo esperar nuevamente, ella ya sabía que él iba a hacer eso y sonrió con la provocación. William fue hasta la sala, la miró con cara de nada y no la saludó, Helena intentó no reírse, se levantó y fue hasta él.

Helena: Buenos días, señor William.

William: Vamos a empezar de una vez.

Helena: Sí, señor.

William: Aff.

Ella lo mira seria y le dice.

Helena: ¿Me va a ayudar, señor William?

William: Eso parece.

Helena: Óptimo, vamos a sentarnos en la alfombra hoy, ¿está bien?

William: ¿En serio?

Helena: Sí, no podemos continuar todos los días en la silla.

William: Aff.

Él refunfuña, Octavio le ayuda a ir hasta el colchón en el suelo, William se queda acostado, Helena se acerca y comienza.

Ella estira las piernas de él, las mueve, mueve su cadera…

William se queda con cara de nada aún, finge no inmutarse, Helena termina riéndose.

William: ¿Qué te causa gracia?

Helena: ¿Siempre eres así?

William: ¿Cómo?

Helena: Con esa actitud dura.

William: ¿Te molesta?

Helena: Jamás.

William: Óptimo, doctora, me duele ahí.

Helena: Ok, vamos a dejar esa pierna descansando e ir a la otra, con permiso.

Helena toca su cadera, hace algunos movimientos hacia los lados, él la mira y dice dejándola roja.

William: ¿No quieres ir más al centro, doctora?

Helena se queda roja, siente que su cara está ardiendo, por primera vez él se ríe, Helena se levanta y finge estar buscando algo en su mochila.

Cuando se recompone, Helena va hasta él y le ayuda a sentarse, él se queda ayudándola con la pierna, William hace algunas expresiones de dolor pero no se detiene, parece concentrado y eso es óptimo, es como si estuviera entrenando.

Helena le da una pausa, se hidratan con agua y luego comienza todo de nuevo, cuando termina la segunda ronda se detienen, William estuvo muy bien, ayudó mucho, Helena guardó sus cosas, William volvió a la silla con ayuda de su padre y se quedó descansando.

Helena: Estuvo muy bien, si continúa así, se recuperará pronto.

William: Ahora vienen los dolores, ¿no?

Helena: No se preocupe porque voy a aliviarlo.

Después de guardar sus cosas, Helena va hasta William y le aplica un gel en la pierna, lo masajea dejando los músculos relajados para que no sienta dolores, William se queda mirándola fijamente, el pequeño dolor que estaba sintiendo empieza a pasar, ella era realmente buena.

Helena masajea sus piernas, se queda por algunos minutos así.

William: Espero que este sea mejor.

Helena: Sí, ¿está pasando el dolor?

William: No… miente.

Helena: Ok, cuando pase me avisas.

William no sabe por qué mintió, lo dijo por impulso, Helena continúa masajeando, masajea sus pies, William avisa que ya está bien y ella se detiene, Helena se pone de pie y va hasta él.

Helena: Toma.

William levanta la mano para cogerlo, golpea la silla sin querer, la silla se mueve y atropella a Helena, ella cae en el regazo de William muy cerca de su rostro, William se queda mirándola, se quedan sin reacción, principalmente Helena, ella no sabía qué hacer. William observa bien su rostro, es hermosa, natural sin ningún tipo de maquillaje, piel lisa y sin manchas, su boca carnosa rosada con un gloss, sus ojos brillaban, era perfecta.

Él mira hacia su boca, al sentir un poco de dolor en la rodilla hace una expresión, Helena se recompone y sale de encima de él.

Helena: Lo… lo siento, e… este es el gel, p… póntelo si sientes d… dolor.

William: No te preocupes.

Helena aún estaba incómoda, los padres de William estaban en la sala, se quedan en silencio con ganas de sonreír, Helena aún incómoda se despide y sale rápidamente.

William mira a sus padres que estaban sonriendo como bobos.

William: ¿Qué pasa? Mejor que manden a arreglar esa silla.

Sale de la sala, sus padres se miran y sonríen.

Helena al entrar en el coche suelta todo el aire que tenía contenido, respira hondo y lo suelta intentando entender qué fue lo que pasó ahí, su corazón aún latía muy acelerado, enciende el coche y sale de allí.

William estaba en el jardín, se queda mirando el gel recordando lo que pasó, ahora el rostro de Helena no saldría de su mente, no después de haberla visto tan cerca.