Eh muerto, pero, abri mis ojos, y me eh convertido en una princesa.
Eh reencarnado en Meredith Hockey, la hija maldita de el duque, a la cual NUNCA le prestó atención. Cuando por fin, en la novela, parecía todo ir por el lado correcto, Meredith muere, no solo una vez, también en los 27 especiales que contiene la novela.
Quiero sobrevivir, pero no quiero desperdiciar mi corto lapso de vida en un plan que salve mi pellejo, si moriré, al menos, está vez, disfrutaré mi vida para irme sin arrepentimientos, ¡Esta Vez No Temo A La Muerte!
NovelToon tiene autorización de Orihime chan para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 6
Al día siguiente, Meredith sentía un revuelto en el estómago de la emoción, aquel día sería el que iría más allá de los árboles del jardín de su pequeño palacio.
Por tanto Stephania se había esmerado en arreglar a la princesaa basándose en el brillo de sus ojos y lo mucho que parecía sonreír ese día. Era increíble el como la pequeñita estaba feliz por una cosa tan absurda como ir a un campo de entrenamiento.
Pero era simple, la inocencia de la pequeña era la que la emocionaba de tal manera.
— ¿Princesa está lista?
Le preguntó Odela a la pequeña niña frente a ella con un delicado vestido blanco con detalles rosados y una corona de flores en cabello. Quien sonrió ante la pregunta que Odela había generado.
Estaba completamente lista y la cesta de comida estaba repleta de ella, pequeños bocados que podrían ofrecerles a las personas cercanas a ellas. Claro que solo algunas, ya que aún no se tenía mucha confianza en personas externas.
— ¿Podemos irnos ya?
— Vamos ahora Princesa, no podremos volver tarde.
Sin esperar las demás Doncellas que se quedaron en el palacio se despidieron de la pequeña y la vieron partir de la mano de Odela, quien parecía extremadamente emocionada.
— Espero todo vaya bien.
......................
Durante el transcurso hasta el campo de entrenamientoena, que pasa ser franca ni era muy largo, Meredith pudo observar la cantidad de árboles y flores extrañas que se encontraban en todo el recorrido, las hermosas vistas deleitaban sus ojos.
— Por favor tenga cuidado princesa.
Para las magníficas y pequeñas joyas de ojos que tenía Meredith, el observar el amplio campo de entrenamiento cubierto por una inmensa capa de pasto y la cantidad exhorbitante de árboles que habían en la lejanía causaba un deleite en sus pupilas.
Quizás Meredith realmente tenía 19 años de su vida pasada más los cuatro de esta que empezaba a vivir, pero nada dejaba de maravillarla y mucho menos en un lugar mítico y mágico como lo era el mundo de una novela.
Emocionada Meredith se acercó aún más al lugar en donde los hombre luchaban con espadas de palo habilidosamente y practicaban técnicas de combate que en el futuro podrían a llegar a ser de utilidad, emocionada, Meredith solo observó a cierta distancia considerada el cómo esos hombres luchaban.
— ¡Oh! ¡jefe, la princesa Melody está aquí!
Grito uno de los hombres al observar una figura pequeña a la lejanía.
— ¿Por qué una princesa estaría en un lugar como este?
— Vamos una reverencia escorias.
Gritaron emocionados ante magnífica presencia, pero grande fue su decepción al notar los ojos rosados que poseía la pequeña.
— Esa niña no es la princesas a Melody.
— ¿Podría ser?
— ¡NO! Es imposible que esa cosa esté aquí.
¿Cosa? ¿Ella era una cosa?
— Alguien dígale que se vaya, nos va a maldecir estando aquí.
— Cuida tus palabras. Princesa Meredith, mi nombre es Roudwit y soy el Comandante de los caballeros de la casa Hockey, si no es grosero preguntar, ¿Qué hace aquí?
Le pregunto a la pequeña niña que se encontraba frente a él, a decir verdad, era demasiado joven como para escuchar las habladurías que corrían en la sociedad acerca de ella, y a pesar de lo que dijieran el Duque no era capaz de lidiar con aquello.
— Los he visto.
— ¿Oh? ¿A quién haz visto?
— A ustedes. Pasan por mi palacio y quería venir a saludarlos, también trajimos un poco de comida con mi niñera.
— Es muy considerado de su parte princesaa, pero no creo que sea lo correcto tener a una princesa en este humilde lugar.
— No está bien, me alegra haber salido de mi palacio, ¿Quieres tomar un poco?
‘Podría estar envenenado’ Un susurro.
‘O tal vez tenga una maldición en ella’ Otro susurro.
‘Seguro se cansó de tener que vernos cerca a su palacio y ha traído eso para engañarnos’ Otra más.
‘¿Será una fachada de la princesa?’ Otro
‘¿No había muerto cuando era una bebé?’ Otro.
Y muchos chismes susurrados que llegaban a sus oídos y parecían no ser disimulados, iban con toda la intención posible.
— Señor Jefe, ¿Cree que debería haber muerto yo cuendo era un bebé?
Le preguntó la pequeña al comandante, sintiendo el silencio desgarrador que dominaba el campo.
Quizás Meredith solo era un niña de 4 años con un cuerpo pequeño y débil. Pero en realidad su alma era una mujer de 23 años si sumaban los que llevaba viviendo en ese lugar.
Durante su vida pasada se había dejado pisotear por todo el mundo por su propio bien, y su inevitable necesidad de escapar de ese lugar. Pero simplemente falleció en un momento deplorable de su vida que ni siquiera imaginó que llegaría tan pronto. Era desgarrador.
Por eso, ahora que había renacido y era otra persona, había decidido vivir su vida sin importar el límite de tiempo, incluso si moría era consciente de que había disfrutado de la comida, las vistas, los lugares y las personas y se iría de ese mundo sin arrepentimiento. Pero a diferencia de su vida pasada, no estaba dispuesta a dejarse pisotear por nadie, sin importar quien fuera ni qué estatus tuviera.
Solo era cuestión de tiempo, tomaria todo de ese lugar y se desharía de las cosas que la lastimaban radicalmente.
— N\~no, no es así princesa tal vez sea un error.
— Entonces, ¿Por qué ese hermano dijo esas palabras?
A ojos de todos allí, incluida su niñera Odela, las palabras muerte y maldita eran cosas que debían estar lejos de la niña. Cosas que nunca debería escuchar y mucho menos que debería enfrentarse.
Pero, a ojos de Meredith, aquello solo era una prueba lastimosa que la haría tener la simpatía de los caballeros del condado. Era una niña inocente de cuatro años a la cual le estaban deseándo la muerte, cambiaría las cartas a su favor, sin dejar de ser una niña.
— Pequeña princesa, tal vez solo escucho mal.
— No, no es así, yo realmente lo escuché, Meredith nunca miente.
— Esta bien princesa, tal vez deberíamos irnos.
Hablo una Odela preocupada ante la riña que se estaba formando por culpa de una niña.
‘Si llévatela, no quiero que me maldiga’
‘Tal vez nos mate como a la difunta duquesa’
‘O suframos por una enfermedad antigua como provocan los demonios’
Más y más susurros llegaron a oídos de Meredith, quien cansada de la situación, se acercó a uno de ellos.
— ¿Crees que mi madre está muerta por culpa de Meredith?
Preguntó la niña agarrando el sucio pantalón del aprendiz. Quien se asustó al sentir el mínimo toque de la niña.
— N\~no no es así Yo-
— Mi mami tuvo a Meredith y fue al cielo, pero realmente no es mi culpa, no recuerdo haberle hecho algo malo a mami.
Respondió dulcemente, causando pesadez en el lugar y una rabia inmensa que parecía hundir el corazón de Odela.
— Escuchemen bien Princesa, la Duquesa en el cielo debe estar orgullosa de ver lo grande y fuerte que es usted, los rumores son verdades manipuladas con mentiras, no haga caso a esto y vayámonos de aquí.
— ¡No espera! Yo realmente lamento mucho que mami ya no esté, pero me hubiese gustado conocerla, no puede culpar a Meredith, ella no pidió nacer, pero siento mucho por hacerlo.
— ¡Dios mío princesa!
Le gritó Odela sintiendo la pesadez y dureza que escapa de los labios de la pequeña, sintiendo cada vez más fuerte el dolor de la palabras en su corazón y alma y el como aquella frialdad la arrastraba profundamente al abismo.
— La Duquesa, No, tu madre esperaba su nacimiento tal como tú esperas tu cumpleaños, ¿Crees que ella no está feliz de que ella no esté bien?
Silencio, todo a su alrededor era un silencio infernal que los consumía a todos en ese lugar entre sus llamas bestiales.
— Ah, Princesa, quizás no es la situación ideal, prometo castigar a este hombre por esto. Lamento mucho esta situación.
Se disculpó formalmente frente a Meredith, haciendo una reverencia revelando su estatus.
— ¡Me disculpo con usted princesa!
Dijieron uno por uno imitando la posición del Comandante, a excepción de uno, un hombre de cabellos castaños oscuros, quijada fuerte y ojos filosos.
Daba miedo.
— Es un placer conocerla princesa, estaré bajo su cuidado de ahora en adelante.
Habló el mismo hombre extraño, que se arrodilló frente a ella y declaró su lealtad.
Increíble a su parecer, Meredith sonrió alegremente para imitar las reverencias que hacían las princesas en los libros que leía Odela en los libros y las que imitaban Aisha y Cristine exclusivamente para ella.
— Cuide de mí usted también, por favor.
.
.
Editado
**Atte: **Amelie Ross.