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Amor En Tiempos De Guerra

Amor En Tiempos De Guerra

Status: En proceso
Genre:Aventura / Amor prohibido / Amor a primera vista / Amor en la guerra / Romance oscuro
Popularitas:836
Nilai: 5
nombre de autor: Tania Uribe

Yo antes era una espía y asesina respetada por todos, temida por todos, la más importante y reconocida por todos aquellos que oían mi nombre temblaban del terror y la desesperación que sentían al oír de mí. Creía que lo tenía todo, incluso creía que tenía a mi lado a un hombre que me amaba y respetaba como mujer y compañera de equipo. Desgraciadamente estaba muy equivocada y terminé por ser traicionada por él y por la gente que creía que me era leal, pero ni siquiera eso.

Ese día perdí todo y terminé por ser arrestada, humillada, maltratada, casi violada por uno de los custodios que me llevaba a ser finalmente encarcelada, sin juicio alguno en cual pudiera defenderme; era frustrante dado que yo fui una de las personas que propuso que todo criminal, sin importar su rango no tendría un juicio sino que en cambio iría directamente a "Azgaard" la más cruel y sanguinaria cárcel clandestina que el mismo maldito Hitler autorizó sin haber consultado a sus generales y consejeros.

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Capítulo 16.

SOFÍA

Volví a mi celda durante la noche, estando aún dolorida luego de la primera noche junto a Maxwell.

Él dejó que volviera a mi celda ya que estaba de mal humor, es más estaba FURIOSO. Lo vi en su postura y en su fría expresión llena de seriedad lo que mostraba que era capaz de asesinar a quien se le cruzara enfrente. Me pidió con mucha seriedad que me fuera de su habitación y volviera a mi celda y que viniera a su despacho cuando me llamara.

No me quería ni a mí allí en aquel momento a su lado para tener sexo luego de que un grupo de reas tuvieron la brillante idea de fugarse al estar fuera de Azgaard en las fábricas. Incluso algunas fueron fusiladas con armas de fuego, mientras que las otras... bueno... fueron devueltas a Azgaard y castigadas severamente en el calabozo.

Por lo que supe por medio de chismes de las demás reas, las compañeras de dichas chicas castigadas, fueron despojadas de sus ropas y cruelmente azotadas bajo las órdenes de Maxwell. Luego de la paliza se iban a quedar una semana completa sin agua y sin comida. A él poco le importó sí alguna de ellas moría, eran sólo objetos que podían ser reemplazados a los ojos de Maxwell, de los demás Celadores y de la Tercer Reich, principalmente.

Pero ellas sobrevivieron pese a la fiebre que tuvieron después de haber sido azotadas. Era increíble lo que el cuerpo humano era capaz de hacer para sobrevivir, sin embargo la mente era algo muy diferente. El ser torturada deja a una persona con cicatrices en la mente, en el alma y en el corazón, principalmente. Aquellas fugitivas se convirtieron en un claro ejemplo de qué era lo que pasaba cuando desafiaban al Alcaide. Lo cual las hizo temerosas esclavas que no iban a tratar de huir nuevamente.

El Alcaide causaba terror en cada rea de Azgaard, ya ninguna se atrevía a tener el pensamiento o idea de querer fugarse. Trabajaban de forma diligente y eran obedientes en cada tarea que les era asignada. El negarse era definitivamente una sentencia de muerte o de un castigo severo. Las mujeres que murieron habían sido reemplazadas por otras. El ambiente dentro de Azgaard era tan opresivo que ni siquiera las reas teníamos ánimos de hablar entre nosotras en los momentos en los que estábamos reunidas en el comedor o en las duchas.

En cuanto a mí... yo seguí con mi rutina de ir a trabajar a las fábricas y claro que de en vez en cuando tenía que lidiar con los celos de cualquier rea que quería tomar mi lugar como amante exclusiva del Alcaide lo cual trajo una serie de disputas, sin embargo cuando les recordaba la crueldad del Alcaide, estas callaban casi de inmediato y había un silencio incómodo y escalofriante.

Pero hubo una que no dudó en proponerme un trato el cual constaba que ella tomaría mi lugar como amante exclusiva, dado que según ella tenía bastante experiencia con hombres como Maxwell.

Su nombre era Sarah y era rusa debía decir que era muy hermosa, sus ojos eran grises con destellos azules en ellos, su cabello era rojo y rizado a la altura de los hombros, su piel era muy pálida aunque un poco más que yo. Era muy delgada y su uniforme le quedaba enorme pese a que era de su talla. No era muy alta pero tenía curvas en los lugares correctos, los cuales le serían muy atractivos a cualquier hombre que la mirara, pero el ver que el Alcaide no la mirara como ella deseaba era indignante para ella.

Y el oír aquellas palabras saliendo de su boca me hizo darme cuenta de que ella no había entendido nada de lo que dije. Pero todos modos la escuché.

—¿Qué quieres decir?—Pregunté en un intento de calmar mi frenético deseo de ignorarla y de irme. Pero algo me decía que debía quedarme y escuchar en silencio.

—¡Oh, vamos!—Exclamó con arrogancia en su voz—. Tú y yo sabemos a lo que me refiero-. Me contestó con obviedad.—Le vendiste tu cuerpo a ese demonio, te acostaste con él a cambio de tu bienestar y libertad. ¿No es así? Seguramente te ofreció beneficios a cambio de tu cuerpo. Hiciste un obsceno contrato con él.

Lo que quiero saber es sí estás de acuerdo con todo esto. Digo, es evidente la fuerte atracción que hay dos y espero que con una sola vez le haya bastado o sí es que él desea más de ti. Es evidente la razón por la que te citó en su despacho a altas horas de la noche. Desde que él puso sus ojos en ti me di cuenta de que él quería poner sus manos encima. Y sé que tu también lo deseas, pese a que sabes quién es. Nunca vi que a un Nazi se le iluminaran los ojos por alguien como tú en el momento en que cruzaron miradas. Ese hombre te atrae, ambos se desean mutuamente.

Aunque debo decir que Maxwell Fürstenberg es... un adonis y es demasiado dominante. Siendo un aristócrata muy influyente, es demasiado atractivo, se le nota por encima que estando en la cama es demasiado exigente, es el tipo que me gusta y atrae, pero él puso sus ojos en ti y no en mí. Y pregunto sí aún puedes seguirle el ritmo. A mi modo de ver... los dos no son para nada compatibles, él es demasiado frío y cruel, y eres una mujer que no puede ser la sumisa de alguien como él.

El acuerdo que hicieron, bueno... sí es que hay uno, no saldrá bien. En algún momento se cansará de ti y te matará, si es que aún no logras enfadarlo para darle ese motivo. No hace falta casi nada para que el Alcaide de Azgaard pierda la paciencia y se ponga violento, además no le importar tener que ensuciarse las manos de sangre de una mujer o lastimarla. Y recuerda que tú tienes como meta salir con vida de Azgaard a cualquier precio.

Para ti Sofía... no te será sencillo lidiar con un tipo dominante y radical como él. Además soy más hermosa y atractiva físicamente que tú. No me será complicado llamar su atención y seducirlo si me pongo a ello.

Lo que busco es proponerte un intercambio. Digo, sino deseas que el Alcaide vuelva a tocarte, puedo tomar tu lugar en su cama—. Con una furiosa crenciendo dentro de mí, me volteé hacia ella estando en la misma celda ambas. Sarah hizo lo mismo que yo y le propiné un puñetazo en la cara justo en la nariz, Hizo que su cabeza se fuera hacia atrás y se tambaleó un poco en el proceso, de su nariz salió algo de sangre.

Nadie tenía derecho a denigrarme de esa forma como mujer. Y mucho menos considerarme como alguien inferior. Entonces la tomé del pelo sujetándola con fuerza y tirando de él le propiné un rodillazo en el estómago y la tiré contra el suelo el cual resonó en toda la celda. Ahogó un grito de dolor sabiendo que si gritaba a ella la matarían mientras que a mí como mucho me encerrarían en el calabozo siendo "azotada" por mi comportamiento agresivo.

Entonces le hablé muy enojada.

-¡Escucha muy bien, porque no lo diré nuevamente!-Le grité aún sujetándola de su cabello que era rojo y rizado.-¡JAMÁS vuelvas a denigrarme de esa forma! Mis asuntos con el Alcaide, son solamente míos y del Alcaide.

¡¡No sabes lo que dices!! El trato que hice con el Alcaide es entre él y yo. Nadie puede interferir en ello o provocarás más muertes innecesarias...

Además... estás muy equivocada si piensas que mi trato con el Alcaide es simplemente un acuerdo de amantes el que él y yo cerramos. No es algo pasajero y tampoco otra mujer puede tomar mi lugar de forma tan sencilla. Porque primero te mato o si es que el Alcaide se me adelanta a ello-. La solté y seguí hablando un poco más tranquila—. Nunca menosprecies a una mujer, porque en ese caso... no consideraré salvarte cuando llegue el momento de finalizar el trato con el Alcaide. El hecho de que tengas más experiencia con hombres, no te hace superior a mí y tampoco soy estúpida. Sé muy bien lo que hago y sé cómo lograr todo lo que deseo con el acuerdo que hice.

El Alcaide me dará más que mi libertad. Me dará algo que siempre he buscado y tú no lo vas arruinar por un simple capricho tuyo—.

Mis palabras la dejaron sin habla y desde ese día le quedó muy en claro que la única mujer que podía estar en la cama del Alcaide era yo...

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