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El Alfa Quiere Redimirse

El Alfa Quiere Redimirse

Status: En proceso
Genre:Romance / CEO / Posesivo / Omegaverse / ABO / Fantasía LGBT
Popularitas:15.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Alexa_san❣

—Divorciémonos.
La voz de Alessio Albrecht cortó el silencio como un bisturí, precisa y sin emociones. Ni siquiera se dignó a mirar al hombre que había sido su esposo durante ocho largos años. Frente a él, Enzo Volkov entrecerró los ojos, cruzándose de brazos con frialdad.
—¿Quieres separarte mi ahora?
Ocho años atrás, Alessio, quien no era el verdadero villano. Solo era un hombre que despertó atrapado en el cuerpo del antagonista de una novela BL escrita por su compañera de oficina. En ese mundo ficticio, su personaje era cruel, obsesivo y dispuesto a cualquier cosa para separar al protagonista de su verdadero amor.
Se enamoró de Enzo Volkov y lo obligo a comprometerse y contraer matrimonio con él. Finalmente, después de 8 años, su amor no fue correspondido, Y así, un día, harto del eco de su propia culpa y su amor no fue correspondido, solicitó el divorcio.
Un día sucedió un accidente. Un segundo de descuido. Un camión. Y entonces, la segunda oportunidad.

NovelToon tiene autorización de Alexa_san❣ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

23

Artem lo llevó directamente hasta el comedor, donde finalmente soltó su brazo y se colocó frente a él con una sonrisa entusiasta.

—Preparé algo especial para ti —dijo, con un brillo travieso en la mirada.

Fue entonces cuando Alessio notó el delantal azul marino que llevaba puesto. El color hacía que su piel pareciera aún más pálida de lo habitual. No tenía idea de dónde lo había sacado; quizás de aquel estante donde guardaban los regalos sin abrir.

—¿Es para la cena? —preguntó Alessio con una pequeña risa.

En ese momento apareció Enzo, acercándose para colocarse junto a ellos.

—Pero, hermano… solo hice dos porciones —comentó Artem de improviso.

—Entonces coman ustedes, yo buscaré otra cosa para mí —respondió Alessio con tranquilidad.

—¿Qué? ¡Ni hablar! Tienes que comer bien para recuperarte —replicó Artem, alzando la voz más de lo que él mismo esperaba.

Alessio se sorprendió ante el repentino cambio de tono, pero su hermano pronto volvió a calmarse.

—No pasa nada si hoy como algo diferente —añadió Alessio, con una leve risa—. Además, he estado comiendo lo que trae Louis.

—En realidad… hice suficiente para todos. Podemos cenar juntos —admitió Artem, desviando la mirada.

Alessio lo observó con cierta incredulidad; así que le había mentido antes. Aun así, se alegró de que el malentendido quedara resuelto.

Miró hacia Enzo y comentó.

—Iré a darme una ducha primero… ¿Por qué no cenas con Artem mientras tanto?

Alessio, sin esperar respuesta de Enzo, se dio la vuelta con rapidez y subió directo al segundo piso, encaminándose hacia su habitación. Al llegar, comenzó a quitarse el traje; todo el día se había sentido incómodo por la férula ligera, y lo único que quería era ponerse algo más cómodo. Estaba tan absorto desabotonando la chaqueta que el sonido de la puerta al cerrarse lo sacó bruscamente de sus pensamientos. Giró la cabeza hacia la puerta, recordando que no la había cerrado al entrar.

Entonces vio a Enzo parado junto a la entrada.

—¿Pero qué demonios...? —soltó Alessio, perplejo.

Parecía que Enzo lo había seguido hasta allí. Sin decir palabra, Enzo se acercó a él y se detuvo justo frente a Alessio.

—Déjame ayudarte a cambiarte —ofreció con firmeza.

—No, no hace falta —respondió Alessio, sorprendido y un poco incómodo.

No entendía por qué Enzo se sentía tan obligado a ayudarlo, y esa insistencia comenzaba a pesarle, así que dio un paso atrás.

—No me rechaces. Sería más difícil para ti hacerlo solo —dijo Enzo, dando un paso hacia adelante.

Antes de que Alessio pudiera replicar, Enzo extendió la mano y tomó la corbata de Alessio, tirando suavemente hasta que se soltó y cayó al suelo.

Al sentir aquellas manos contrarias, las que nunca antes lo habían tocado así, Alessio mordió sus labios con fuerza, reprimiendo cualquier sonido que quisiera escapar.

—¿Qué ropa vas a ponerte? —preguntó Enzo, mientras recogía la corbata del suelo.

—Cualquier cosa que encuentre en el armario —respondió Alessio señalando hacia él.

Enzo, con la corbata aún en mano, miró hacia el armario y preguntó con un brillo emocionado en los ojos.

—¿Puedo escoger yo?

Alessio no se dio cuenta del entusiasmo en la mirada de Enzo, pues ya estaba sacando una bata de baño de una cajonera.

—Sí, claro, puedes elegir —respondió con un leve asentimiento.

Vio cómo Enzo se dirigía al armario mientras añadía.

—Mientras eliges, yo me meteré a ducharme. Puedes dejar la ropa en la cama —dijo, adentrándose en el baño y cerrando la puerta con seguro. Nunca se sabe.

Comenzó a desvestirse, quitándose primero la camisa blanca de botones, seguida del pantalón negro que ajustaba perfectamente su cintura. Su cuerpo, que con el traje parecía voluminoso, ahora se mostraba más relajado. Caminó hacia la bañera y se sumergió lentamente entre la espuma, dejando que el agua tibia envolviera su piel.

Estuvo unos minutos relajándose en la bañera, dejando que el agua tibia le calmara el cuerpo y la mente. Luego tomó la ducha de mano para enjuagarse, asegurándose de limpiar cada rincón antes de salir. Una vez listo, tomó la bata de baño junto a su ropa interior y se la puso, cubriéndose con ella antes de abrir la puerta del baño.

Al abrir, se encontró con Enzo, quien todavía permanecía en la habitación. Alessio, confundido, caminó hacia él. Al acercarse, iba a tomar la ropa de la cama cuando la mano de Enzo lo detuvo.

—Yo me encargo —soltó Enzo con firmeza, tomando la camisa holgada de color verde zafiro, un tono muy similar al de los ojos de Alessio.

Enzo le ayudó a colocarse la camisa, mientras Alessio sentía cómo el nerviosismo crecía con la cercanía. Cuando Enzo tomó los pantalones para ayudarlo también, Alessio se sintió incómodo y lo detuvo.

—Espera un momento —dijo con una mezcla de vergüenza y duda.

—¿Por qué? —preguntó Enzo, desconcertado.

—Yo puedo ponerme los pantalones —respondió Alessio en un susurro, sintiéndose expuesto con solo la camisa y sus boxers, ya que Enzo le había retirado la bata al ayudarle con la camisa.

Enzo ignoró las palabras de Alessio y, con suavidad, pero decisión, lo sentó en la cama. Alessio, asustado por la situación, intentó tomar los pantalones de las manos de Enzo, sorprendido por la insistencia del alfa.

—¡Detente! —le pidió tirando de los pantalones.

Enzo también tiró de ellos hacia sí.

—Déjate ayudar, terco —respondió con voz baja.

Alessio, enrojecido, gritó.

—¡Para, pervertido!

Las palabras resonaron en la habitación, cortando el aire como un golpe seco. Enzo se detuvo de inmediato y frunció el ceño, clavando la mirada en Alessio.

—¿Pervertido yo? —replicó con tono bajo, cargado de incredulidad.

—Tú eres el que no suelta mis pantalones —contraatacó Alessio, ahora con la prenda firmemente sujeta entre sus manos.

—Solo quería ayudarte a vestirte —respondió Enzo, su voz más seria, aunque aún con un matiz de paciencia.

—Puedo hacerlo yo mismo… sal, por favor —pidió Alessio, soltando un suspiro que intentaba sonar firme, aunque traicionaba cierto nerviosismo.

Pero Enzo no se dio por vencido; volvió a estirar la mano y tomar los pantalones, iniciando un nuevo forcejeo silencioso. Quizá se prolongaron demasiado, porque la voz de Artem se escuchó desde el pasillo.

—Hermano, ¿todavía no has terminado? —preguntó con tono curioso.

El movimiento de ambos se congeló de inmediato. Enzo frunció el ceño y giró la cabeza hacia la puerta.

Si Artem entraba en ese instante, la escena no dejaría mucho espacio para explicaciones. Alessio, casi desnudo sobre la cama, y Enzo inclinado sobre él, con una prenda de ropa atrapada entre ambos, era una imagen que fácilmente podría prestarse a malinterpretaciones.

¡No!, gritaba Alessio para sus adentros. Todo esto era culpa de Enzo, que actuaba de forma extraña y, cuando algo captaba su atención, parecía empeñado en llegar hasta el final sin importar nada más. Dirigió una mirada fulminante a Enzo, que todavía se aferraba a sus pantalones, y luego alzó la voz.

—Aún no termino, ya saldré en un momento —respondió, intentando sonar casual.

—¿Seguro que puedes solo? Si quieres, puedo entrar y ayudarte —propuso Artem desde el otro lado, con un tono que sonaba más a insistencia que a preocupación.

—No, tranquilo. Saldré en seguida, espérame abajo —replicó Alessio, reprimiendo el fastidio. No entendía por qué ambos parecían tan desesperados por ayudarlo a cambiarse. ¿Acaso creían que no podía hacerlo por alguna lesión? La idea lo agobió un instante.

Escuchó entonces los pasos de Artem alejándose por el pasillo. Al volver la vista a Enzo, notó que se había relajado un poco, lo suficiente como para aflojar el agarre sobre la prenda. Alessio aprovechó ese instante, tomando los pantalones, para luego tocarle el hombro y dijo.

—Ve y acompaña a Artem a comer.

Enzo guardó silencio, procesando sus palabras.

—¿Qué esperas? ¡Vamos, date prisa! —añadió Alessio.

Enzo frunció el ceño, con un gesto que delataba cierto disgusto, pero al final obedeció. Se levantó de la cama y, sin añadir palabra, salió de la habitación.

Al quedar solo en la habitación, Alessio exhaló profundamente, dejando que la tensión escapara junto con el aire. Se sentía aliviado, aunque no del todo. No quería seguir involucrándose con los protagonistas; sentía que, conforme pasaba el tiempo, las cosas se volvían cada vez más extrañas.

Repasó mentalmente el plan original que había tenido desde el principio. Fingir que el compromiso con Enzo nunca había sucedido, romper de manera limpia y sin dramas, y luego apoyar el romance entre Enzo y Artem. La idea le parecía sencilla, en teoría… pero ahora solo pensar en ella le provocaba un dolor de cabeza.

Se puso lentamente los pantalones, notando su color blanco inmaculado. Tras ajustarlos, salió de la habitación y avanzó por el pasillo. Mientras caminaba hacia las escaleras, pensó que no quería enfrentarse a Artem ni a Enzo. Sin embargo, al pasar junto al gran ventanal de la sala, soltó un suspiro. No quería ir… pero su estómago empezaba a protestar; había saltado el almuerzo y el hambre lo empujaba hacia el comedor.

Bajó los escalones con paso contenido y, al llegar, notó de inmediato que el ambiente estaba tenso entre Enzo y Artem.

—¡Hermano, ven, siéntate aquí! —dijo Artem con una alegría algo forzada, mientras señalaba el lugar junto a él, claramente esperando que Alessio ocupara el asiento.

Alessio se acercó sin prisa hacia Artem y tomó asiento a su lado. Al hacerlo, notó que los platos frente a ambos permanecían intactos.

—¿Por qué todavía no han empezado a comer? —preguntó, arqueando una ceja.

—Quería esperar a que llegaras, Lio —respondió Artem con una sonrisa cálida, mirándolo como si eso fuera lo más natural del mundo.

Alessio soltó una leve risa entre dientes. —No era necesario que me esperaras.

Pero su humor se desvaneció al notar algo extraño. Artem y Enzo tenían platos frente a ellos… pero él no. Frunciendo el ceño, preguntó.

—¿Y mi plato? ¿No alcanzó la comida?

—No, nada de eso. Es solo que yo pensaba darte de comer yo mismo —contestó Artem, sonriendo con un brillo casi infantil en el rostro.

Alessio apretó los labios, reprimiendo un suspiro. “Perfecto… otro con iniciativa.” Primero Enzo queriendo ayudarlo a vestirse, y ahora Artem empeñado en alimentarlo.

—Está bien, puedo comer solo, aunque tenga el brazo derecho lastimado —respondió con calma, aunque su voz tenía un matiz firme.

Artem abrió la boca para replicar, pero Alessio lo interrumpió suavemente:

—Artem.

El tono bastó para que Artem guardara silencio, se levantara y se dirigiera a la cocina sin decir más. Alessio se recostó en su asiento y soltó un suspiro, hasta que su mirada se cruzó con la de Enzo. Este lo observaba con una expresión insatisfecha, como si algo lo molestara. Tal vez había hablado con Artem y la conversación no había terminado bien.

—¿Pasa algo? —preguntó Alessio, rompiendo el silencio.

—¿Hasta cuándo piensa quedarse Artem aquí? —replicó Enzo con frialdad.

Al parecer, la situación era más tensa de lo que pensaba. Enzo había aconsejado a Artem que buscara otro lugar donde quedarse, pero Artem se había negado. Alessio lo miró de reojo; estaba en la isla de la cocina, concentrado en repartir nuevamente la comida como si nada hubiera pasado.

—Probablemente, hasta que encuentre un departamento —comentó Alessio, volviendo la vista hacia Enzo.

—¿Y cuánto tiempo se supone que será eso? —replicó Enzo, cruzándose de brazos.

—No lo sé… —murmuró Alessio, dejando que el silencio se instalara entre ellos.

Desde su regreso, tantas cosas habían ocurrido que, sin darse cuenta, el año estaba por terminar. El tiempo había pasado como un parpadeo. Además, si Enzo estaba tan preocupado, bien podría llevárselo a su propia casa… aunque quizá todavía era pronto para dar ese paso.

—No tienes de qué preocuparte. Artem y yo tomamos nuestros inhibidores, así que no pasará nada mientras vivamos juntos —dijo Alessio con calma.

—Pero ahora son solo ustedes dos —replicó Enzo, sin cambiar su postura ni su expresión severa.

Alessio se quedó callado. Sabía que tenía razón, pero para él, Artem nunca había sido más que un hermano menor. El problema era que Enzo no confiaba en esa percepción, y tal vez el Alessio original sí había visto a Artem de otra manera… aunque eso fue antes de que él llegara a este cuerpo. Reprimiendo un suspiro, habló con voz grave.

—No puedo simplemente dejarlo ir, sabiendo que podría pasarle algo.

Enzo frunció el ceño, claramente molesto por la forma en que Alessio seguía tratando a Artem como si fuera un niño incapaz de cuidarse solo. Abrió los labios y, con tono cortante, dijo.

—Podría quedarse perfectamente en casa de sus padres… o en un hotel.

Alessio no respondió de inmediato, y el silencio se extendió entre ambos. Enzo lo observaba con una mirada fija y evaluadora antes de volver a hablar:

—Entonces… ¿Artem se quedará aquí?

—Sí. Le di mi palabra a nuestros padres —respondió Alessio, desviando la mirada hacia otro punto de la sala.

—De acuerdo. Como los tres vamos a vivir bajo el mismo techo por un tiempo, no le veo inconveniente —concedió Enzo finalmente, aunque su tono no dejaba claro si aquello era aceptación o simple resignación.

1
Lluvia lunar
el trasmigro al cuerpo del hermano del prota y se enamoro de el otro prota asiendo que se separa del el hermano .
la pregunta es el es el de la novela cundo hizo que se separen o era el hermano original el que hizo que se separen ?
Elvira Vega
alguien mas piensa que Alessio no es el unico que tuvo una regrecion lo digo por el comportamiento de Enzo a hora y ese miedo de volver a perderlo
Maru19 Sevilla
Me quedo con ganas de más capitulos, gracias por actualizar /Good/
Maru19 Sevilla
Se ve a desenmascarar Artem
Yansuk*
Muchas gracias por los capítulos 😘
Cherry Blue Sound~
me está desagradando este hermano
Cherry Blue Sound~
pensar que comencé a leer esto un 17 de agosto skshs/Doge/
vicky bw
Por que eres tan coqueto Enzo /CoolGuy/
Yansuk*
Enzo regreso igual que el, mi pregunta como rayos terminaron así porque enzo no estaba enamorado de artem.
Yansuk*
Enzo regreso igual que el, mi pregunta como rayos terminaron así porque enzo no estaba enamorado de artem.
Maru19 Sevilla
Que habrá pasado que Enzo ahora lo quiere /Slight/
vicky bw
Oh quiere hablar de amores, hablemos de amores
vicky bw
Me está poniendo muy nerviosa el norteño, que pasó no escuchás que te está diciendo que no es cierto, si no siquiera eres capaz de creer en sus palabras de qué tanto te quejas
✿~Celeste~✿
Aaaa bueno andamos sacando los trapos sucios jjajajja
moon_jabami03
Es una historia muy buena..todo se lleva con calma se profundiza al personaje y sus motivos...en general muy bien ¡me encantó!
YOONMIN 💜
ja le atiné, está enamorado de Alessio 😍
YOONMIN 💜
aquí si creo que Artem esté enamorado de Alessio,,,,
Maru19 Sevilla
Cómo manojo de rábanos todos juntos jajaja
✿~Celeste~✿
~Esos celos que me matan~
✿~Celeste~✿
Quede loca el capítulo pa locooo
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