Siempre Juntos... |Trilogía: En Las Buenas Y En Las Malas #2

—Eso...

—Si me dice algo patético como: "Fue amor a primera vista" llamo a la policía —se abraza a mi misma

Dion Park sonríe y sus hoyuelos se forman mientras sus ojos brillan con diversión por unos segundos

—¿Eso no está permitido? ¿Nunca se ha enamorado de esa manera?

Un nudo se forma en la garganta de la castaña y apartando la mirada, observa sus rodillas. Si. Se había enamorado a primera vista antes y bien sabía, que no era un amor real.

—¿Dije algo malo?

Sacudiendo la cabeza, le mira, Dion Park... ¿Enamorado de ella? ¡POR FAVOR!

—No se que busca, pero no me creo que está propuesta tenga amor de por medio. Así que... ¿Qué es lo que realmente quiere?

—¿Por qué cree que no hay amor de por medio?

—Porque... —balbucea —Porque nadie viene a una casa que nunca ha visitado antes y le propone matrimonio a una chica que sólo ya ha visto una vez y para colmo, le ha vomitado encima. Mínimo una cena romántica, ¿no?

Tina, se sorprende cuando Dion Park, lanza una carcajada, lo cual, en vez de hacerla enojar, la hace sonreír.

Había investigado un poco de él y todos los medios lo retrataban con un hombre frío y cortante, nunca mostraba cariño en público aun con sus ex parejas. Tal vez, solo Memo lo haya visto reír así.

Todos decían que no era grosero, pero si muy serio en su actuar y en sus palabras.

—¿Cómo sabe que no nos hemos visto antes? —pregunta, dejándo a la trigueña con una duda que tal vez nunca resolvería —Pero tiene toda la razón. —su sonrisa se borra de inmediato para volver al hombre de negocios que solía ser —No hay del todo amor de por medio, pero interés si... Y creo que beneficios. Sin embargo, eso es algo que no puedo decirle a menos que ya estemos casados.

Tina, alza una ceja fingiendo seriedad.

—¿Algo así como un contrato de confidencialidad?

—Exacto, entre esposos los secretos son más significativos, ¿no lo cree?

—Aún así hay infidelidades de por medio, ¿no lo cree? —contraataca

Él alza una ceja y sonríe de lado.

—¿Es una de esas mujeres, señorita Buller?

No lo era, y definitivamente ninguna mujer en su sano juicio, teniendo a Dion Park a su lado lo sería.

—No.

Él suspira casi con alivio.

—Me alegro.

—Aún así... No tengo ningún interés en casarme, mucho menos con usted.

Revisando su reloj vuelve a arrugar la frente.

—Le daré tiempo de pensarlo, este matrimonio puede beneficiarnos.

—A usted, lo dudo... —aclara la trigueña —¿Acaso le prometió a sus padres casarse antes de tal tiempo y ahora necesita una esposa falsa?

Dion Park niega y su cabello negro se sacude levemente, pronto parece apenado.

—No, ellos no me enseñaron eso... Sin embargo, problemas extremos requieren medidas extremas, ¿no lo cree? Tal vez no me crea, pero yo seré él más beneficiado de este matrimonio.

¿Qué quiere decir?

—Bueno. Me tengo que ir... —sonríe y se levanta del sofá mientras se dirige al pasillo que da a la salida sin esperar que la castaña lo acompañe

Le toma unos segundos a Tina reaccionar y levantarse también para seguirlo de cerca

—Gracias por su visita. Creo... —murmura eso último para ella

Dion Park se detiene a mitad de su andar y la voltea a ver

—Espero que realmente pueda pensarlo.

Levantando la mirada, la planta en sus ojos.

—Gracias pero no tengo nada que... ¿Qué tiene? Se ve un poco pálido.

Él sacude la cabeza

—Estoy bien, señorita.

Tina se acerca a él para intentar tocar su frente, pero él da un paso atrás.

—No lo tome a mal, señorita Buller pero si me toca... —susurra, sin embargo, no termina la frase porque cae de rodillas al suelo y segundos después de cara al suelo, inconsciente.

—¡Señor Park! —exclama del susto antes de agacharse a su lado —¡Señor Park! —le sacude y ladea su rostro, toca su frente pero la siente bien, sin fiebre, ¿qué paso?

Como puede, lo arrastra por el pasillo de regreso a la sala.

—Por... Favor... —jadea —Cooperé un poco...

Dion Park abre los ojos con lentitud.

—Es-estoy bien...

—Siii claro —se burla —Se nota... Venga... ¡Aj! —con cuidado lo ayuda a subirse al sofá mientras se sienta a su lado y toca su frente de nuevo —No tiene fiebre pero esta pálido... ¿Qué tiene? —pero él no le responde

¿Será que..? ¡Se está muriendo y por eso necesita esposa!

Del asombro se cubre la boca al pensar en esa posibilidad, pero de inmediato con una sacudida de cabeza, la descarta

—Voy por unas compresas... —en su intento de levantarse, lo único que consigue es saltar del susto cuando, Dion Park, rodea su cintura con los brazos, haciendo una especie de cinturón para retenerla en su lugar

—¡No! —se queja y la abraza con fuerza

—Pero... —¿era normal ese actuar? O estaba alucinando a causa de... Lo que sea que tuviese —Se que es raro, pero necesito su celular... Llamaré a su asistente.

El señor Park sólo la estruja y no dice nada.

Tina espera unos minutos en donde el silencio es todo, menos incómodo. Intenta levantarse de nuevo pero él vuelve a impedirlo...

Observa su celular sobre la mesita pero es imposible que llegue a el aunque se estire.

Mirando su pantalón y meditando en las disculpas que dará, con cuidado, tantea su bolsillo hasta dar con el celular —Perdón... —murmura y metiendo la mano en el bolsillo, lo saca

—Nooo —se queja el peli negro —No le llame...

—¡Pues dígame que tiene! —se queja de vuelta pero él solo la abraza con fuerza

Encendiendo su celular, observa que en la pantalla hay que poner una clave.

—¿Cuál es la contraseña? —le mira —¡Cuál es! —le sacude, pero él parece dormido —¡Ay! —jadea con desesperación

¿Cómo vino a terminar todo así? Con Dion Park convaleciente en su sofá mientras la abraza.

Las mejillas de la castaña se encienden pero de un salto, observa que ha entrado una llamada y para su fortuna, es Memo.

Rápidamente responde.

—Hola, ¿Memo?

—Señor... Eh... ¿Señorita?

—Si si, soy Tina Buller, ¿se acuerda de mi?

—Claro, así es... Eh... ¿Por qué tiene el celular de...

—¡Oh si! —sacude la cabeza —El señor Park vino a mi casa pero se ha desmaya... Eh... ¿Dormido? No sabría decir con exactitud que tiene, no tiene fiebre pero esta pálido y ahora, eh...

—¿Ahora? ¿Qué tiene?

—Me abra... —se sonroja —Está... Como dormido.

—Carajo. —le escucha maldecir —Ahora mismo estoy en una junta, esta terminará en media hora, luego iré ahí... ¿Podría quedarse con él hasta entonces?

¿Tenía opción?

—Cl-claro... —me cuelga —O...k...

.

.

.

Media hora después, Tina tiene el codo en la rodilla, el mentón sobre la palma mientas va cambiando de canales sin poder concentrarse.

Todo este tiempo, no se ha atrevido a mirar al señor Park, sin embargo, él se mantiene abrazado a su cintura.

Dos toques a la puerta le indican que Memo ha llegado.

—¡Voy! —grita pero al instante recuerda que no puedo levantarse —¿Memo?

—¡Si!

—Llame al señor Park otra vez, por favor.

—¿Qué?

—¡Sólo hágalo!

No pasa mucho cuando Dion Park recibe la llamada de su asistente.

—Perdón que lo haga llamarme... Eh... No puedo abrir.

—¿Por qué?

—Eh... No importa, la contraseña de la puerta es 2003

—Ah, entiendo... Gracias.

Cuelga y espera a que la puerta se abra para que Memo haga acto de presencia.

—¡Lamento la demora! —dice tan pronto como llega a ellos y se arrodilla delante del señor Park —¿Ha estado así desde entonces?

—Eh... Si... Se desmayo cuando iba a salir y desde entonces no se ha movido salvo cuando quiero dejarlo.

—Entiendo... Muchas gracias por cuidarlo.

—No, no, todo lo contrario... Agradezco que haya venido tan pronto como pudo.

—Espero... —susurra Memo —Espero poder contar con que vaya a mantener esto en secreto.

—Por supuesto que si... Sin embargo, me gustaría saber qué tiene el señor Park. Tal vez así... Pueda saber porque vino a pedirme matrimonio en primer lugar.

Memo la mira con asombro antes de pasar una mano por su colorado cabello castaño

—¿Él le pidió...? Aj... Cuanto lo siento, es que el señor Park ya está senil y dice cosas sin sentido. Lamento las molestias...

—Te escuche... —murmura Dion Park, con un leve movimiento pero aún sin soltar la la castaña

El comentario tan natural de Memo hacen reír a la trigueña.

—¿Hace cuanto que trabajas con él?

—Ah, llevo trabajando para él unos 7 años.

—Vaya, mucho tiempo ya.

Memo asiente y sus ojos azules tiene un brillo especial cuando sonríe.

—Si, tenía recién cumplido los 18 y no tenía trabajo. Por temas personales había dejado de estudiar y el señor Park me dio el empleo. Recién había despedido a un asistente así que yo empecé a trabajar para él... Bueno, han pasado 7 años desde entonces y... Puedo decir que soy una de las pocas personas que lo aguantan y viceversa.

—Bueno... Supongo entonces que no es la primera vez que le sucede algo así al señor Park, ya que si bien, esta preocupado, no lo veo tan alarmado como creí.

Él suspira y asiente.

—Si, así es...

—¿Puedo saber que tiene?

—Él...

—No. —Dion Park lanza un quejido y abre los ojos —No le digas...

—¿Por qué? —pregunta confundida