Espíritus Olvidados

Subí a mi habitación lo más rápido que pude aunque el nerviosismo por lo que estaba apunto de hacer no me dejaba actuar a mi velocidad normal. Tampoco estaba muy seguro de lo que ocurriría en ese momento pero me hacía la peor de las ideas.

Al llegar abrí la puerta y rápidamente analicé en la mesa y en el suelo si había algo que me pudiera servir. Mi cuarto no era muy grande pero el desorden que había en él hacía difícil la búsqueda. 

Moví unas cuantas cosas y encontré un cómic que me había prestado y nunca había leído. Supuse que ese objeto reunía las características que mi hermana me pidió. 

Antes de salir miré un bolígrafo y un muñeco que había dejado en mi mochila y que nunca le entregué así que para no errar agarré todo y lo llevé a la habitación de mi hermana.

Sé que no tardé demasiado en buscar las cosas y dirigirme a su habitación donde haríamos la sesión espiritista pero en ese tiempo ella montó una gran escenario el cual me costaba creer que no tenía preparado antes. 

Los muebles estaban pegados todos a la pared de manera, dejó un hueco en el centro donde dibujó un símbolo extraño, parecía una estrella pero algo deforme, como de esas figuras que se estudian en grados superiores. Lo había dibujado con un gis color blanco que resaltaba muy bien en el piso de cemento. Dentro había colocado unas veladoras aún sin encender.

—Pasa hermanito, ya casi está todo listo para iniciar.—Me dijo mientras continuaba poniendo algunos símbolos más fuera del círculo y dispersaba sal y pétalos de flores las cuales no estoy seguro de que tipo eran, solo vi que eran de color blanco.—Este es el círculo donde entrará tu amigo una vez que le hayamos invocado. Todo lo demás nos protegerá para que ningún otro espíritu entre e invada la casa, tu amigo solo se quedará en el círculo y de ahí no saldrá.

—¿Das por hecho que mi amigo entrará en esta habitación?—Pregunté mientras caminaba hacia ella para ayudarle a dispersar los pétalos que faltaban.

—Claro que sí, tú solo confía en mí que de lo demás me encargo yo.—Me dió un poco de pétalos y me indicó que los dispersara por el lado opuesto a dónde ella estaba. 

Fue una tarea sencilla, no me costó trabajo hacerlo y en poco tiempo ya había terminado su encargo. Aún recuerdo esa sensación en mis manos de tan delicada textura que pasaba por mis dedos. 

—¿Haces esto seguido?—Pregunté tratando de hacerlo lo menos ofensivo que podía, no sabía cómo llamarle a las personas que hacen este tipo de cosas.—Quiero decir, ¿Lo has hecho antes?, ¿No se supone que solo las brujas podían hacer estás cosas?

—No hermano, las brujas no son las únicas que pueden.—Me respondió después de reír un poco.—Yo no soy una bruja pero puedo hacerlo, el término correcto es espiritista, digamos que yo soy una espiritista. 

El término no me fue familiar aunque lo había escuchado tal vez en una ocasión, aún así no sabía qué significaba realmente.

—Un espiritista es aquella persona que puede invocar o hablar con espíritus, así de simple hermano.

—¿Y tú desde cuándo haces esto?—Pregunté a punto de descubrir algo nuevo de mi hermana.

—No lo hago muy seguido pero desde hace años me interesaron estás cosas así que lo practiqué algunas veces.

—¿Qué tenemos que hacer?, ¿Cómo empezamos todo esto?—Creo que mis preguntas eran muy generales así que mejor debía ir haciendo lo que ella me dijera. Aunque seguía pensando que no era lo mejor hacer algo así sin estar preparado.

—Para empezar coloca los objetos que trajiste dentro del círculo sin pisar las líneas para que no las borres. Con él nerviosismo era como si estuviera jugando al avioncito pues tenía casi casi que brincar sin tocar las líneas.

Lo hice sin problema, llegué al centro y dejé los objetos lo más ordenados que pude aunque no creo que eso tuviera importancia. Salí del círculo con la misma precaución que al entrar y fue suficiente para cumplir esa primera misión.

—Ahora te vas a colocar en ese extremo y yo enfrente de ti.—Me señaló una orilla que tenía el símbolo de unas alas el cual marcaba mi puesto. Ella se trasladó justo enfrente de mí deteniéndose en un símbolo aún más extraño, como de unos huesos cruzados.

—Ahora comenzaré el ritual diciendo un conjuro para atraer el alma de tu amigo aquí.—Me dijo ahora con un tono serio, se estaba tomando muy enserio su papel y comenzaba a asustarme.—Por ningún motivo vayas a salir del círculo o improvisar algo porque puedes romper el hechizo o peor aún, meternos en problemas.

—Eso lo hubieras dicho antes y no ahora que estoy hasta el cuello en esto.—Mis palabras comenzaron a mostrar el temor que mi corazón sentía.

—No te preocupes, solo haz lo que te digo y todo saldrá bien.—Se sentó, cruzó las piernas y cerró los ojos para concentrarse o algo así.—Si quieres preguntar o decir algo puedes hacerlo pero trata de ser lo más preciso posible y no saturar de preguntas.

—Ok, así lo haré.—Traté de llenarme de valor pues sabía que algo fuerte acaba de dar inicio.