Luego de una decepción amorosa Lila viaja a Londres buscando la contención de su padre pero en el camino encuentra algo más que solo amor y contención familia. Una nueva historia da comienzo en medio de toda su crisis sentimental.
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capítulo 6
La habitación de Lila Facchini estaba sumida en un silencio inquietante, roto solo por el murmullo constante del televisor. Las noticias no dejaban de repetir la misma historia: la cancelación de la boda del año, las versiones contradictorias, los rumores de traición. Erick había hablado. Claro que lo había hecho. Como siempre, primero él, primero su versión.
El compromiso fue cancelado por decisión mía, —decía su voz en la entrevista—, no podía permitir que una mentira dañara mi imagen. Las acusaciones de infidelidad son falsas. Lila sabía que todo estaba terminado y aún así...
Lila apretó la mandíbula y tomó el control para silenciar la televisión. El silencio volvió, pero esta vez no era inquietante, era liberador.
No lloró. No más. Lo había hecho en privado, con la cara enterrada en la almohada, con la garganta rota y el corazón apretado. Pero esta noche, no le daría ese gusto al mundo. Ni a Erick, ni a la prensa, ni a los fans, ni a los haters.
Se puso de pie con determinación, tomó su celular y marcó. Su voz sonó tranquila, como si no acabara de ver su reputación siendo pisoteada.
—¿Carla? ¿Dónde es la fiesta esta noche?
—¿Fiesta? ¿Acaso no estás...?
—No, no estoy llorando. Estoy buscando una excusa para maquillarme como diosa y salir a matar. ¿Tienes algo para mí?
Del otro lado de la línea, Carla rió.
—¡Dios mío, Lila! Esa es la actitud. Giovani da una fiesta esta noche, ¿sabes? Está en Londres presentando su nueva colección de bolsos. Estarán todos. Si quieres, paso por ti a las ocho. ¿Tienes algo que ponerte?
—Lamentablemente no. Solo tengo trajes para entrevistas y un par de abrigos. ¿Puedes prestarme algo? Algo que haga que todos se traguen sus palabras.
—Te voy a llevar el vestido más atrevido que tengo. Una sola condición: no te pongas tímida.
—¿Yo? —rió Lila, una risa con filo—. Esta noche voy a ser un escándalo.
—Perfecto. Te veo más tarde, cariño.
***
A las ocho en punto, el timbre de la mansión Facchini sonó. Elena ya estaba esperando. Abrió la puerta y la imagen que encontró la dejó sin palabras por unos segundos.
Carla era una visión. Botas bucaneras cubiertas de lentejuelas, un vestido ceñido que resaltaba cada curva, su cabello rubio cayendo en ondas sobre un hombro, y un maquillaje que convertía sus ojos en armas letales.
—Buenas noches, señora. ¿Lila está lista?
Antes de que Elena pudiera contestar, la voz de Lila retumbó desde las escaleras.
—¡Carla!
—Cariño… aún no te has maquillado —dijo Carla con una ceja levantada.
—Sabes que primero necesito ver qué me voy a poner. ¿Lo trajiste?
Carla levantó una funda de ropa como si sostuviera un trofeo.
—Aquí está. Tienes treinta minutos o me iré sola.
—Ve a la sala, no tardo. —Lila tomó la funda y subió a toda prisa.
Elena sonrió.
—Ven, querida. Te presentaré a mis hijos.
—Oh… claro —dijo Carla algo incómoda, pero caminando como si estuviera sobre una pasarela.
Dimitri y Vladímir, sentados en la sala revisando documentos, levantaron la vista al unísono. El silencio fue inmediato. Carla caminó con una seguridad hipnótica, como si supiera que cada mirada estaba posada en ella. Dimitri simplemente no podía apartar los ojos, mientras Vladímir fingía seguir leyendo.
—Hijos, les presento a Carla. Amiga y compañera de pasarela de Lila.
Carla extendió su mano con una sonrisa que no pedía permiso.
—Conozco a Lila hace cinco años… y esta es la primera vez que me entero de que tiene hermanos.
Vladímir la corrigió con tono tranquilo.
—En realidad, yo no soy su hermano. Dimitri sí.
—Ah… —Carla ladeó la cabeza, observando a Dimitri con interés—. Entonces tú eres el guapo misterioso.
Antes de que Dimitri pudiera responder, Lila bajó de nuevo. Todos en la sala giraron la cabeza y se hizo un silencio sepulcral.
Vestía un vestido corto de lentejuelas plateadas, ajustado, con un escote profundo en la espalda y una abertura lateral que dejaba al descubierto casi toda una pierna. La tela parecía flotar, casi como si fuera parte de su piel. Llevaba los zapatos en la mano, y cada paso que daba bajando la escalera era una declaración.
Vladímir tragó saliva. Dimitri parpadeó, perplejo.
—Lista. Me maquillo en el coche. Si me demoraba más, sé que te ibas sin mí.
Carla se acercó, admirándola con aprobación.
—Dios, cariño… te ves divina. Esta noche, nadie va a hablar de otra cosa.
En ese instante, Sergei salió de su despacho. Su expresión cambió al instante. Frunció el ceño. Sus labios se cerraron con fuerza. Elena lo interceptó.
—Ni una palabra —le susurró con firmeza—. Las chicas se visten así hoy en día.
—¡¿Pero eso son dos trapitos?! —murmuró él, rojo de indignación.
—Salúdalas y despídelas. Y guarda tus celos, Sergei.
Sergei respiró hondo y se acercó.
—¿A dónde irán, cariño?
—A la fiesta de Giovani. Volveré temprano, papá. No te preocupes.
Mientras hablaba, Lila se arreglaba el cabello frente al espejo de la entrada, como si no tuviera a tres hombres con la mandíbula desencajada mirándola.
—De acuerdo… —dijo su padre, intentando no sonar asfixiante—. Pero llévate un abrigo. Están un poco… desabrigadas.
—No te preocupes. Es en un hotel. No saldremos al frío —respondió ella, besando su mejilla.
Elena también recibió un beso, y ambas chicas se dirigieron a la puerta.
Cuando la puerta se cerró, Dimitri se puso de pie.
—Voy tras ella.
—Sí. Vigila que nadie se le acerque —dijo Sergei con tono grave.
—Lo haré —respondió Dimitri con resolución.
Elena miró a su otro hijo.
—Vlad, ve con él.
—Claro.
Ambos salieron tras ellas, sin que ellas lo supieran.
***
En el coche, Carla y Lila iban con las ventanas semiabiertas, la música sonando suave y el perfume de ambas llenando el ambiente.
—¿Sabes lo que haces, verdad? —preguntó Carla.
—Sí —respondió Lila, retocando sus labios—. Estoy recordándole al mundo quién soy. Y a Erick… que perdió a una reina.
—Eso es, cariño. Esta noche, vas a brillar más que todas.
Lila se miró en el espejo retrovisor y sonrió, una sonrisa nueva, construida de cicatrices, orgullo y fuego.
Esta noche no lloraría.
Esta noche despertaría la envidia de todos.
Esta noche sería inolvidable.
Y aunque aún no lo sabía, alguien más también estaba por verla y recordar que perderla fue el mayor error de su vida.
dañó a su familia por un desliz que ni siquiera fue seguro.
Su madre se merecía eso por dañar todo.
Pero Lila no
Básicamente ellos dañaron la relación de sus hijos.
TODO.
Ella traicionó a su familia, y luego hizo escoger a sus hijos, más que nada el hecho de que el otro se enteró de la peor forma, no fue capaz de nada.
le segunda el padre al no ser fuerte y dejarla a tiempo, que dañó a sus hijos.
y para colmo ella se descarga con su hermano que no tiene culpa, no es obligación querer hablar con su madre
Que fastidio cuando dices algo y no cumplen, yo me largaba de ahí 🙄🙄
dos hermanos y ahora con quién. dioooooos que dilema