Triste Realidad

Toda la noche, estuve pensando en lo que hable con el Doctor Fran Singer, referente a Mi Sol, no se que está pasando pero lo voy averiguar, no quiero más dolor para mí hija, ya la pobre ha sufrido mucho y no quiero que sufra más, el rechazo de Julián fue muy doloroso para ella, lo quería como un padre y nunca espero lo que el le dijo a su amante, y que ella oyó.

-Rin, rin, rin.

-Si, quien habla

-Virginia, soy yo el capitán Rojas, te llamo para darte una mala noticia, Constanza murió anoche.

-Dios mio, como paso.

-Tuvo una fuerte discusión con alguien y le dió un infarto, ella antes de morir me pidió que te dijera, que te cuidaras mucho y que pronto se sabría la verdad, de tu orígen.

-Capitán de que verdad habla.

-Eso no me lo dijo, pero estaba muy preocupada, yo sé que no pueden venir, pero quería que lo supieran, ya todos en el pueblo organizaron su velación y su entierro será mañana a las diez.

-Gracias, Capitán por avisarnos.

Me levanto y salgo a llamar a Mi Sol y Jazmín me dijo que salió temprano al hospital, me visto y salgo a buscarla para darle está dolorosa noticia y cuando estoy llegando la veo salir corriendo, se monta en un taxi.

Paro otro y la sigo, pero no va camino a casa, va a otro lugar, la veo bajarse corriendo, me imagino que es una emergencia y espero en el taxi, le pregunto al taxista donde estamos y me dice el lugar, recuerdo lo que me dijo el Doctor Singer y veo que es la misma dirección me bajo y entro a la mansión, para saber que está pasando, me recibe un mayordomo y me pide que espere mientras le avisa a los señores. Sale el Doctor Singer y me hace pasar y me invita a la sala, veo a lo lejos en el jardín, a mi hija llorando en los brazos de un hombre mayor, no me aguante más y fui a su encuentro, cuando me ve me abraza llorando y me dice que su abuelita Constanza murió, que le avisaron del pueblo, yo la abrazo y le digo que el Capitán Rojas me llamó y yo fui al hospital para informarle y la Vi salir corriendo y la seguí, le dije que yo siempre estaría con ella que nunca la abandonaría y que éramos madre e hija para toda la vida, que aunque no era su madre biológica si era su madre de crianza y nada ni nadie nos iba a separar. Duramos abrazadas un gran rato, el señor mayor se quedó mirándonos y luego nos invitó a la casa a tomar un té, y nos dijo que quería hablar con nosotros de algo que debíamos saber y no podía esperar más.

Le dió un beso a Mi Sol en la frente, la tomo de la mano y nos condujo a dentro de la casa, le dijo algo al mayordomo y luego nos pasó al despacho.

Mi Sol le pidió disculpa por la manera en que entró a su casa, ella no se dio cuenta y le dio pena como había irrumpido a la casa, pero era tanto su dolor que solo pensó en él para refugiarse, el señor solo le dijo, hija siempre estaré para ti, cada vez que me necesites, pero no llores más.

Verte así me parte el alma.

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