Project Universe: Explorers

...⋆｡ﾟ🪐｡⋆｡ ﾟ☾ ﾟ｡⋆...

"La vida… El universo. Ambos poseen algo en común.

Se mueven y expanden constantemente. La organización galáctica ARMA estudia y busca la preservación de la vida. Fundados bajo la guía de nuestro Dios, El Narrador, hacemos honor a su último deseo:

Conocer el universo que con tanta gentileza creó."

El mensaje retumbaba desde un holograma gigantesco flotando en la plaza comercial.

Alex Lower lo miraba con la misma emoción que se siente al ver secar pintura.

El chico esperaba en una fila interminable. A su alrededor había súcubos, flamoides, hydronidos, slimes, arcnidros… y un par de especies que ni yo podría pronunciar sin sacarme la lengua.

...⋆｡ﾟ🪐｡⋆｡ ﾟ☾ ﾟ｡⋆...

[Año Terrestre 2026 – 1 año desde que Alex fue contratado]

...⋆｡ﾟ🪐｡⋆｡ ﾟ☾ ﾟ｡⋆...

Vaya, ahora tenemos subtítulos temporales. El que escribe esto va mejorando…

Alex sostenía su tablilla, que parpadeaba como si estuviera a punto de explotar.

Suspiró.

—Ya casi… ya casi… —se rascó la cabeza frustrado.

Los segundos se volvieron minutos, los minutos en horas… y Alex ya consideraba tirarse al suelo y fingir su propia muerte para evitar el aburrimiento.

—¿Cuánto faltará…?

—¿Alex Lower?

—¿Sí…?

—¿Por qué se quedó esperando? Las solicitudes de recontratación se hacen sin espera previa —dijo la orco recepcionista con naturalidad.

—¿¡Qué!? —Alex pegó un brinco—. ¿¡No tenía que esperar!?

—La fila es para los nuevos reclutas. Usted lleva un año con nosotros.

Con un tic en el ojo, Alex entregó la tablilla con una sonrisa tan falsa que casi podía venderse como holograma.

La orco conectó los datos con un tubo a la computadora líquida.

—Contrato renovado por otro año. Gracias por su leal ayuda.

—Ja, ja… sí… —masculló Alex, alejándose con el ceño fruncido—. Cómo odio el papeleo…

De pronto, un peso lo sorprendió: las manos metálicas y suaves de Heart lo abrazaron por detrás.

—Idiota, ¿dónde estabas? —dijo con una sonrisa traviesa.

—Preferiría no recordarlo… Ni las batallas en Lukart se comparaban a esa fila… —gruñó el humano, arrastrando los pies.

—Bueno, no te agüites… —rio la robot reincorporándose.

Se puso junto a él, mostrando una tablilla más pequeña.

—¡Nuestra siguiente misión! —anunció inflando el pecho con orgullo.

—Perfecto. ¿Cuándo salimos? —preguntó Alex.

—Ah… tenemos que esperar a Writz. Ya sabes cómo son las reuniones en Alay… —rio Heart.

...⋆｡ﾟ🪐｡⋆｡ ﾟ☾ ﾟ｡⋆...

Mientras tanto, en Alay…

—Quiero pensar que pavimentar las calles con tierra felfiana podría beneficiar a la hora en que nuestros habitantes quieran caminar —comentó un arquitecto élfico con solemnidad.

—No me parece adecuado que las calles sean pavimentadas con almohadas… —replicó un noble.

Los ancianos, generales y coroneles observaban con la paciencia de quien ya perdió toda esperanza en la juventud.

El joven rey elfo, sentado en su trono, reposaba sobre su brazo, casi durmiéndose.

Writz, en cambio, mantenía la mirada fija, como si todo aquello fuera crucial. Aunque, claro…

"¿En serio solo me llamaron para esto?" pensó el elfo, tragándose su desesperación.

...⋆｡ﾟ🪐｡⋆｡ ﾟ☾ ﾟ｡⋆...

Volvamos a ARMA, donde Alex y Heart hacían algo más útil que discutir pavimento: comprar un latte de azucarita.

—Esto es delicioso… —Heart saboreaba cada sorbo.

—Menos mal Starbucks fue el primero en llegar a la organización —rió Alex—. Entonces… una semana para pavimentar con felfa.

La robot abrazó al chico por detrás con una sonrisa pícara.

—¿Sabes lo que significa? —agitó el café frente a él—. ¡Una semana para descansar y relajarnos!

—Ajá… suena a que ya tienes un plan. A ver, adivino… ¿entrenar? —Alex bebió otro trago.

—Bueno, hace unas semanas compré una botella de salsaya y… —La robot rió.

Heart lo sorprendió con un beso en la mejilla. Una descarga eléctrica recorrió la piel del chico, poniéndolo rojo.

—Me suena a un buen plan… —rió nervioso Alex.

El dúo llegó a la entrada de su hogar, bajo el imponente logotipo de los Explorers.

—Aún me parece algo pretencioso el diseño que creaste para nuestro equipo —bromeó Heart.

—¡Por favor! Los demás tienen logos increíbles. ¡Mira a los Heartless! —se defendió Alex.

—Sí, sí… —iba a responder ella, cuando Alex notó algo en el suelo.

Una carta. Algo raro, demasiado raro para estar en ARMA.

—Qué extraño… La última vez que recibimos una fue cuando ascendiste a rango Sistema Solar —recordó Alex.

—Los rangos individuales son igual de importantes que los de equipo —murmuró Heart, observándola con curiosidad.

La voltearon.

"Para Alex Lower." Remitente: correo galáctico, emisión desde la Tierra.

—¿Un mensaje… de la Tierra? —Heart arqueó la ceja, sorprendida.

Alex frunció el ceño y abrió la carta con cuidado.

"Hola Alex,

No sabemos dónde estás. Pero te estamos buscando. Te extrañamos.

En tres días cumplirás veintitrés años; te prepararemos algo en ChessBar, sabes cómo llegar.

Mamá te echa de menos.

Atte: Oliver Lower."

Alex apenas terminó de leerla y ya la arrugaba con furia. Sin mirarla más, abrió la puerta de casa y entró con gesto molesto.

—Alex, ¿estás bien? —preguntó Heart.

—Lo estaré… —Murmuró.

El chico abrió el basurero, lanzó la carta y esta se incineró en el acto.

—En fin, ¿en qué estábamos? —sonrió con los ojos abiertos de más.

Heart lo miró incrédula.

—Eh… Alex, ¿qué tuercas fue eso?

—Nada importante —respondió con una sonrisa fingida.

Ella rascó su brazo, incómoda.

—¿Quién es… Oliver?

Los labios de Alex temblaron; los ojos se le aguaron apenas un poco.

Heart se puso frente a él. No era común verlo así.

—Mierda… Está bien —dijo Alex, hundiéndose en el sofá—. Oliver es mi hermano.

—¡Entonces la carta es de tu familia! —se sorprendió Heart.

—¿Cómo pudo acabar aquí…?

—El correo galáctico visita los hogares de los empleados de ARMA cuando detectan envíos.

—Genial… Otra fila más en correos para pedir que dejen de llegar a mi casa… —bufó Alex.

Heart se sentó junto a él.

—Es raro… ¿Por qué quemar una carta familiar? ¿Es alguna costumbre humana?

Alex soltó una carcajada amarga.

—¡Claro que no! Solo que… no me llevo bien con ellos.

—Casi nunca hablas de tu familia. Aparte de tu padre, claro.

Ella tomó la cabeza del chico y la recostó en su regazo.

—Mi padre… Es el único familiar decente que tuve —cerró los ojos Alex.

—La carta decía que te buscaban. Ahora que lo pienso… jamás has vuelto a la Tierra…

—Prefiero ARMA. Aquí tengo gente que me importa: tú, Writz, Epsilón, Crowy… incluso los chicos de Heartless.

Heart suspiró.

—Aun así, no te haría mal visitarlos. ¿No te da curiosidad cómo han sido sus vidas sin ti?

Alex no respondió enseguida. El morbo era un idioma universal. Y los humanos tampoco se salvaban.

"¿En verdad me están buscando…?" pensó.

Heart le acarició la cabeza con gentileza.

—Quemar un mensaje no significa que eliminaste lo que sientes. ¿Por qué no vamos, los saludas y luego regresamos?

—¿Quieres ir a la Tierra? Ja… No creo que haya nada interesante para ti ahí.

Ella lo fulminó con la mirada y le dio un golpecito en la nariz.

—¡Au! Ja, ja, lo digo en serio.

—Idiota. Solo tengo curiosidad… Y tal vez quiera ver qué vestidos puedo encontrar allá —guiñó un ojo.

Alex fingió pensar; Heart respondió con otro golpecito.

—¡Au! Está bien, tú ganas… —rió el humano. Ella levantó la vista, triunfante.

—Pero mi cumpleaños es en tres días.

—Entonces no dejemos esperando a la botella de salsaya.

Heart se levantó entusiasmada. Alex cayó al suelo por el impulso.

—Vamos a relajarnos. —Lo ayudó a levantarse—. Nos divertiremos en tu cuarto y después… qué tal un baño.

Alex asintió con una sonrisa tímida.

Heart fue directo a la alacena en busca de la botella.

Él, en cambio, se quedó mirando el basurero con gesto serio.

—Solo espero que no me pidan dinero… —gruñó.

...⋆｡ﾟ🪐｡⋆｡ ﾟ☾ ﾟ｡⋆...

Los días pasaron y, finalmente, un nuevo portal se abrió. El callejón era oscuro, húmedo y tan sucio que hasta las ratas lo evitaban. Perfecto para salir sin ser vistos.

—Así que… la Tierra… —Heart frunció el ceño—. ¿No podías elegir un lugar mejor?

—No lo elegí yo —se defendió Alex, tapándose la nariz—. Maldito Epsilón... Este sitio huele a cloaca.

Salieron. Las calles estaban mojadas por la lluvia nocturna; el aire frío pegaba en la piel, pero para Heart todo era fascinante.

—Increíble… —murmuró mirando al cielo—. ¡La constelación de Tauro es visible desde aquí!

—¿Eh? Ah, sí… muy lindo… —Alex estaba más tenso que un cable de violín.

—¿Y por qué venir de noche?

—Porque ChessBar es un club nocturno, y… bueno, créeme, de día es peor.

Durante la caminata, Heart no dejaba de mirar las casas, comercios y anuncios.

"Es como ARMA… pero solo de humanos."

Finalmente, lo tuvieron frente a ellos: ChessBar. Luces de colores, música vibrante, gente entrando y saliendo.

—Bueno… ya llegamos —dijo Alex, con voz desganada.

—¡¿Qué esperamos?! ¡Entremos! —Heart casi saltaba de emoción.

El entusiasmo de la robot contagió al humano.

"Tal vez venir aquí no sea tan malo… No si estoy con ella."

Heart, en cambio, estaba hecha un manojo de preguntas.

"Tuercas, tuercas… ¿Cómo me presento? ¿Estaré bien arreglada? ¿Y si no les gusto?"

El guardia miró con extrañeza la piel pálida de Heart, pero al final los dejó pasar.

Dentro, el espectáculo era hipnótico: luces, destellos, música ensordecedora.

Los ojos digitales de Heart brillaron con símbolos de notas musicales.

—¡Esto es increíble! —gritó, moviéndose al ritmo—. ¡Alex, por qué nunca me dijiste que la música de la Tierra era así de buena!

—¿Te gusta? —Alex sonrió mientras buscaba con la mirada a alguien conocido.

—¡Me encanta! ¡Bailemos!

Antes de que pudiera protestar, Heart ya lo llevaba a la pista. Tomándolo de las manos, lo guiaba como una maestra de baile improvisada.

—¡Ja, ja, ja! ¡Increíble! —rió Alex.

—¡Suéltate! ¡Sígueme el ritmo! —ordenó Heart, girando con gracia.

Entre luces de neón y la penumbra, los ojos verdes digitales de ella parecían parte del escenario. La música, la multitud, todo desaparecía cuando se miraban.

Heart lo abrazó del cuello. Alex respondió rodeando su cintura.

—¿Crees que le agrade a tu familia? —preguntó ella, dudosa.

—Al diablo lo que piensen… solo pasamos a saludar, ¿recuerdas? —Alex sonrió.

Heart le devolvió la sonrisa, y un beso los unió: frío y cálido al mismo tiempo.

Se separaron, respirando con agitación.

—Iré por algo de beber. ¿Buscas un lugar?

—Sí, claro.

Heart se dirigió a la barra. Alex subió a la segunda planta, encontrando una mesa libre.

—Ah… qué bien… —murmuró, dejándose caer en la silla.

Desde arriba observó a Heart hablar con el bartender, que la miraba como si nunca hubiera visto a alguien como ella… lo cual probablemente era cierto.

"¿Dónde diablos están…?" pensó Alex. No había rastro de sus familiares.

"A lo mejor aún no han llegado. La noche todavía es joven, ¿no?"

Miró el reloj. Las once.

—Me lleva…

De pronto, alguien se sentó junto a él. El asiento crujió bajo el peso. Alex giró apenas la cabeza.

—Hey, Heart, tal vez deberíamos…

Un click metálico cortó la frase.

—Feliz cumpleaños, Alex Lower…

La voz era ronca, inconfundible. Alex volteó, helado.

El General Kennedy estaba a su lado, uniforme impecable, un revólver apuntándole al rostro.

—Te lo advertí: si regresabas a la Tierra… jamás estarías a salvo.

El general sonrió con crueldad, como un villano que finalmente atrapa a su presa.

Alex Lower estaba contra las cuerdas.

O al menos…

Eso era lo que quería aparentar.

...⋆｡ﾟ🪐｡⋆｡ ﾟ☾ ﾟ｡⋆...