En este mundo puedes elegir dos cosas, ser un super héroe o una persona normal. Toda la población de la humanidad tiene por lo menos un poder, pero en el siglo XXI nace una persona que cambia por completo la humanidad y el planeta.
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La prueba para pasar a décimo
Ya habían pasado unos meses y el mes de mayo había llegado. Los estudiantes de noveno ya sabían pelear muy bien, gracias a las rigurosas prácticas que habían llevado a cabo. Los profesores tenían preparada la prueba de noveno para el pase a décimo: sería una batalla campal. La pelea se llevaría a cabo en un campo minado, un lugar sugerido por la mamá de Nicole, que se encontraba cerca de una finca de la familia de su esposo. Los chicos se enfrentarían a los de décimo, quienes habían solicitado la batalla, y los profesores aceptaron la propuesta.
Los estudiantes pelearían en equipos de tres, y debían tomarse la prueba en serio, ya que esta representaba el ochenta por ciento del criterio de aprobación para pasar al siguiente año. Tendrían tres días para entrenar, y los profesores se encargarían de formar los equipos. Todos se pusieron manos a la obra y Junior, entusiasmado, les dijo a sus compañeros:
-Esto será muy difícil -admitió Junior, con un tono de preocupación.
-Tal vez, pero no hay que confiarnos -respondió Ome, con seriedad.
-¿Entrenamos? -sugirió Nicole.
-Sí. Es una muy buena idea -exclamó Karoth.
-Bueno -asintió Daniela.
Acordaron reunirse en la casa de Nicole para entrenar y prepararse adecuadamente para la pelea del sábado contra los de décimo. Sabían que el entrenamiento sería arduo, y todos querían destacarse como equipo. Decidieron no atacarse entre ellos durante la pelea. Sin embargo, no sabían cuánto duraría el combate del sábado, así que se pusieron de acuerdo para improvisar con el tiempo.
Al llegar, se reunieron todos: Ome, Karoth, Daniela, Junior, Figueroa y dos amigas de esta. Una de ellas era Isabela, de cabello crespo, con la misma estatura que Nicole y con el poder de congelar cualquier cosa que tocara. La otra era una chica un poco más alta que Junior, con cabello negro y liso, que poseía la habilidad de detener el tiempo durante cinco segundos, pero solo lo usaba para esquivar golpes, ya que no le gustaba pelear. Figueroa la había traído para ayudarla a entrenar.
El papá de Nicole se dirigió a los chicos:
-Bueno, jóvenes, vamos al campo ya -anunció con determinación.
Salieron del conjunto residencial donde vivía Nicole y se prepararon. La mamá de Nicole, preocupada, le preguntó:
-Amor, ¿sabes cuánto tiempo les van a dar en la prueba?
-No sé. Creo que les daremos treinta minutos -respondió el papá de Nicole.
-Eso es mucho -se quejó la madre.
-En la pelea del sábado les darán más tiempo. Muy bien, comiencen.
Todos se agruparon y comenzaron. Los primeros en enfrentarse fueron Figueroa y Junior, mientras Karoth luchaba con Isabela, Ome peleaba con Danna y Daniela se enfrentaba a Nicole. Prometieron no golpearse con demasiada fuerza, pero al parecer, se olvidaron en hacer un acuerdo sobre no destruir el campo.
Ome intentaba golpear a Danna, quien detenía el tiempo y esquivaba sus ataques. A pesar de que ella no le gustaba golpear, el chico se esforzaba por atraparla, pero no podía. Por otro lado, Nicole evitaba cruzar miradas con Daniela, lanzando objetos al azar, pero sin puntería. Karoth, consciente de la amenaza de Isabela, decidió desaparecer para evitar ser congelado, mientras que el resto intentaba mantener un ritmo moderado.
La mamá de Nicole, viendo el descontrol, exclamó:
-¡Amor, diles que no se pasen!
-Déjalos. Así será la pelea del sábado -respondió el papá de Nicole con confianza.
Figueroa y Junior se golpeaban, intercambiando puñetazos con destreza, dejando nubes de polvo en el aire. En un momento de inspiración, Nicole decidió pelear con los ojos cerrados para evitar caer bajo el control mental de Daniela, aunque sabía que eso le dejaba una debilidad: no sabría dónde estaban sus oponentes. Levantó la mano y lanzó una fuerte ventisca que levantó una nube de polvo.
Ome, frustrado por no poder golpear a Danna, le dijo:
-Muy bien, eres buena, pero ya basta de esquivar.
-Lo siento -respondió Danna con sinceridad.
Mientras tanto, Isabela, que no podía ver a Karoth, lanzaba trozos de hielo al aire, creando un ambiente emocionante en el campo. Junior y Figueroa, con un estilo de combate más intenso, estaban en plena acción.
-¡Jajaja! Eres muy rápida, pero si acabamos con esto ya -rió Junior, disfrutando del combate.
-Mmmm, estoy de acuerdo contigo -contestó Figueroa.
En un momento decisivo, Figueroa se lanzó hacia Junior, quien estaba listo para contraatacar. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Junior gritó:
-¡AHORA!
-¿Ahora qué? -preguntó Figueroa, sorprendida.
Sin previo aviso, Junior liberó una explosión de electricidad. Figueroa recibió el impacto, y el campo casi se destruyó por completo. Todos quedaron aturdidos; aunque Figueroa no sufrió el golpe completo, también se sintió mareada.
-Ya es suficiente -dijo la mamá de Nicole, preocupada.
-Aún les faltan 25 minutos -intervino el papá de Nicole.
-No, Ramírez.
-Bueno. Se acabó.
Al final, todos se retiraron, y según el papá de Nicole, estaban listos para la pelea del sábado. Sin embargo, la mamá de Nicole frunció el ceño al ver el estado del campo, que había quedado medio destruido.
Dos días después.
Faltaba un día para la pelea y el profesor Rubén comenzó a anunciar los equipos de tres:
-Esteban Ome, Nicole Ramírez y Sara Figueroa forman un equipo -declaró el profesor Rubén.
-Bien -respondió Nicole, sintiéndose aliviada.
-Isabela, Danna y Johan Santa María. Son otro equipo -continuó Rubén.
-De acuerdo -bromeó Danna, sonriendo.
-Juan Pablo Saavedra, Karoth Natalia Rodríguez y Daniela Ospina. Son otro equipo. Así quedaron los equipos- finalizó el profesor.
-Ay, no -exclamó Junior, con desánimo.
No había buena química entre Junior, Karoth y Daniela. Aunque no se llevaban mal, no habían logrado trabajar juntos de manera efectiva. Junior pensó para sí mismo:
-Bueno, adiós a los primeros puestos.
Daniela y Karoth compartían el mismo sentimiento, pero se prometieron esforzarse al máximo, sin importar las circunstancias. Además, los poderes de las chicas no eran tan efectivos en combate. Acordaron presentarse el sábado bien desayunados y alerta para dar lo mejor de sí en la pelea.
Al día siguiente.
Llegó el tan anhelado día. Junior y las amigas de Nicole se presentaron al campo de batalla, sintiéndose nerviosos pero con un poco de confianza. Por otro lado, los demás mostraban signos de miedo. Todos esperaban instrucciones, sin saber cuánto tiempo tendrían para la pelea. De repente, un silbato resonó en el aire, y la voz del profesor Rubén retumbó:
-¡Buenos días, jóvenes de noveno y décimo! Sean bienvenidos a la pelea.
-¡BUENOS DÍAS, PROFESOR! -respondieron al unísono.
Todos se prepararon, atentos para escuchar lo que se avecinaba.
-Como saben, van a pelear. Será una batalla campal. El campo es muy grande; hay lagos y árboles -anunció el profesor Rubén.
-Vaya, esto será muy duro. Hay que estar concentrados -comentó Figueroa, con preocupación.
-No pueden matar, eso ya lo saben. Si alguien está lastimado, lo más recomendable es que se retire. No se puede usar ningún objeto, solo peleen con sus poderes. Y, bueno, me imagino que quieren saber cuánto tiempo tendrán para la pelea. Pues... ¡se van a sorprender!
-Deje de reírse y vaya al grano -interrumpió Daniela, con impaciencia.
-Bien, listos. Tendrán ocho días de pelea.
-¿¡QUÉ!? -gritó Ome, atónito.
-Es una semana -bramó Junior, sin poder creerlo.
-¿Pero por qué? -preguntó Karoth, alarmada.
-¡YA CALMADOS! Sé que les sorprende y no quieren hacerlo, pero ¡se aguantan!
-¿Pero nuestros padres saben? -intervino Danna, con una expresión de preocupación.
-Sí, claro. Ellos están al tanto.
-¿Qué vamos a comer estos ocho días, profesor? -preguntó Nicole, mirando a su alrededor.
-¿No ven a su alrededor? Esto es un campo. Los dueños de aquí han aprobado que coman las frutas, y si quieren, pueden comer en las casas. Podrán dormir e ir al baño, pero tengan cuidado con el ganado. ¡Podrán estar vivos estos ocho días! ¿Contentos?
-Estamos acabados -bramó Junior, resignado.
Era evidente que todos estaban asustados. Nadie se esperaba que la prueba durara ocho días, y sería una batalla campal donde debían estar alertas; cualquier oponente podía atacar. Sin embargo, algunos sentían emoción y el profesor Rubén, notando el revuelo, les habló con firmeza:
-¿Están listos, jóvenes?
-¿Listas, chicas? -preguntó Junior, tratando de infundirles ánimo.
-¡SÍ! -respondieron Daniela y Karoth con determinación.
-Muy bien. ¡EMPIECEN!
Todos comenzaron a pelear, utilizando sus poderes de manera frenética. Las explosiones resonaban por todas partes y Junior se sentía cada vez más nervioso. Ome, Nicole, Figueroa, Isabela y Danna se encontraban en ninguna parte del campo. De repente, una cortina de humo dejó ciego al equipo de Junior. Justo cuando un chico se disponía a atacar a Daniela, Junior llegó justo a tiempo para evitar el golpe y le propinó un puñetazo que lo lanzó a un lugar alejado de ella.
Pero no fue todo. De repente, una piedra grande fue lanzada hacia Karoth. Sin embargo, un campo de fuerza apareció de la nada, protegiéndola. Todos miraron hacia Junior, quien había aprendido a crear un campo de fuerza con sus poderes eléctricos. En un movimiento rápido, Junior desactivó el campo de fuerza, tomó a Daniela y Karoth del brazo y las llevó a lo profundo de un bosque cercano, asegurándolas de cualquier peligro.
Una vez a salvo, Daniela le dio una palmada en el hombro a Junior y le dijo:
-No vuelvas a hacer eso -lo reprendió, furiosa.
-Lo hice para ponernos a salvo -contestó Junior, tratando de explicar su acción.
-Pero, ¿más suave? ¿No puedes controlar tu super fuerza? -preguntó Karoth, algo preocupada.
-Okey, chicas, cálmense. Sus poderes son increíbles, pero en combate no son tan efectivos.
-¿Qué nos tratas de decir? -inquirió Daniela, cruzando los brazos.
-Daniela, esto va a ser muy duro. Así que, en peleas difíciles, no deberíamos involucrarnos. ¿Okey? Karoth, ¿a qué hora empezó la pelea?
-A las nueve y media de la mañana -respondió Karoth, mirando a su alrededor.
-Vale. En ocho días, a las nueve y media, se acabará la prueba. Necesitamos estar alerta.
Mientras Junior, Karoth y Daniela terminaban de hablar, de repente fueron atacados por otra roca, pero Junior logró crear una barrera a tiempo.
-¿Vas a dar la cara o qué? -preguntó Junior, desafiante.
-Vaya, Juan Pablo Saavedra -respondió un chico corpulento con quien Junior había peleado anteriormente.
-¿Tú otra vez? -replicó Junior, frunciendo el ceño.
-Sí. Vas a pagar por lo que ocurrió en la primera clase.
-Bueno, comencemos.
-Jajajaja. No le vas a pedir a tu equipo que te ayude, ¿verdad?
-No. Conmigo basta y sobra.
-Jajajaja. Mírenme a los ojos, los tres. Yo voy a...
-Oye, ¿qué te pasa? -interrumpió uno de sus compañeros, sorprendido.
El chico atacó a sus propios compañeros sin pensarlo dos veces, golpeándolos y dejándolos heridos. Dado que él poseía el poder de la super fuerza, Daniela intervino.
-Parece que se les olvidó mi poder, ¿verdad, chicos? -dijo Daniela con una sonrisa.
-Mi prima tiene el poder de controlar a cualquiera si la ven directamente a los ojos -aclaró Karoth, firme-. Saavedra, ¡sácalos!
-Claro -respondió Junior.
Con un rápido movimiento, Junior lanzó un ataque eléctrico y los tres fueron expulsados del bosque, saliendo de los límites del campo. Eran los primeros en quedar fuera de la pelea. Junior, Karoth y Daniela se sintieron aliviados, pero de repente, una bola de fuego los atacó. Sin dudarlo, Junior creó nuevamente su campo de fuerza para protegerlas. Cuando retiró la barrera, se encontró cara a cara con tres compañeros de su grupo.
Uno de ellos era Julián Ordóñez, un muchacho robusto de cabello negro, de la misma estatura que Junior. Tenía el poder de lanzar fuego por las manos. Otro era Juan José Suárez, que era indestructible, capaz de resistir cualquier golpe. Era un poco más alto que Junior y también de complexión robusta. Por último, Juan Ricardo Medina, también de cabello negro, de estatura similar a Junior y con un cuerpo atlético, poseía el poder de volar.
-Hola, Saavedra -saludó Ordóñez con confianza.
-Hola, amigos. ¿Qué necesitan? -respondió Junior, intentando mantenerse tranquilo.
-Pelear. No tuvimos tiempo de hacerlo en la prueba del primer día -declaró Suárez, con un brillo competitivo en los ojos.
-Bueno, vamos a pelear, chicos.
-Listo. ¿Tus amigas están listas? -preguntó Ricardo.
-No. Yo solo voy a pelear -declaró Junior, decidido.
-¿Qué? No, déjanos ayudarte -exclamó Daniela.
-No. Solo yo pelearé. Dani, mantente atenta para ver si te llegan a mirar a los ojos, ¿okey?
-Está bien.
-Denle, amigos.
Los tres se acercaron y comenzaron a pelear. Ricardo y Ordóñez intentaron golpearlo por los lados, pero gracias a su hiper movilidad, Junior logró bloquear sus ataques. Desde arriba, Suárez se lanzó hacia él, golpeándolo con un puño que provocó una gran explosión de tierra.
-¡Juan Pablo! -exclamó Karoth, preocupada.
-Oh, no -bramó Daniela, sintiendo la tensión en el aire.
Junior, sin embargo, logró escapar del ataque, retrocediendo unos metros para ponerse en guardia. Suárez llegó nuevamente para golpearlo, pero Junior esquivó con facilidad. Sin embargo, aún no había aprendido a esquivar ataques de dos enemigos al mismo tiempo. Ricardo aprovechó la oportunidad y le dio un golpe en la cara, seguido por otro en el pecho por parte de Suárez. Junior quedó fuera de combate por un momento y escupió sangre.
Ordóñez lanzó una bola de fuego que Junior recibió de lleno. Karoth y Daniela gritaron asustadas. Pero Junior se protegió con su barrera y volvió a la carga, golpeando a Suárez varias veces y enviándolo volando lejos. Luego, lanzó un ataque eléctrico a Ordóñez, pero Ricardo logró salvarlo y, gracias a su habilidad indestructible, Suárez no sufrió daño alguno. Sabía que los golpes no le causarían dolor, lo que lo hacía un oponente difícil de vencer.
El ambiente se tornó tenso y Daniela, deseando ayudar a Junior, se movió para intervenir, pero él la detuvo con una mirada seria. Sin embargo, por hacer esto, bajó la guardia. Ese fue su error. Ordóñez lanzó una bola de fuego que impactó a Junior, dejándolo herido. Medio quemado y escupiendo sangre, Junior escuchó a Karoth y Daniela gritar.
-¡SAAVEDRA! -gritó Daniela, desesperada.
-Estoy bien. Puedo seguir. No se muevan -ordenó Junior, aunque su voz denotaba dolor.
Se lanzó nuevamente al ataque y, con un puño eléctrico, mandó a Suárez volando. Luego se dirigió hacia Ordóñez, propinándole varios golpes y lo agarro con fuerza y lo llevo al cielo para luego estrellarlo contra el piso haciendo una gran explosión de tierra. Ordóñez vomitó sangre y quedó aturdido. Junior voló hacia Ricardo y le dio un golpe que lo estrelló contra un árbol. Junior sonrió, pero Ricardo se levantó rápidamente. Comenzaron a pelear nuevamente, pero Junior esquivaba todos los ataques. Sin embargo, Ricardo se apartó, permitiendo que Ordóñez lanzara un fuerte ataque de fuego. Junior se cubrió con su barrera, pero la intensidad del golpe lo dejó en el suelo, debilitado.
Suárez lo golpeó con un puño, luego Ricardo se unió y, por último, Ordóñez le lanzó otro ataque de fuego, igual de poderoso que el anterior que Junior recibió con una gran explosión. Junior quedó gravemente herido en el suelo.
-¡JUAN, DEJANOS AYUDARTE! -gritó Karoth, angustiada.
-¡SÍ, DEJATE SAAVEDRA! -clamó Daniela.
-Lo siento, Saavedra, pero tendremos que sacarte, y también a tus compañeras -dijo Ordóñez, con pesar.
-No. Creo que me equivoqué -susurró Junior, muy mal herido y vomitando sangre.
-¿En qué? -preguntó Suárez, confundido.
-Muy bien, esta pelea se acabó. Hora de salir de aquí.
Junior se dirigió hacia Karoth y Daniela, usando su velocidad al volar para agarrarlas de los brazos, aunque lo hizo con demasiada fuerza. Se alejó rápidamente de allí, llevando a las dos chicas a un lugar seguro, lejos del campo de batalla. Daniela, al darse cuenta de lo que había sucedido, le gritó:
-¡NO TE HABÍA DICHO QUE NO VOLVIERAS A HACER ESO! -gritó, furiosa.
-Lo siento mucho, pero creo que ahora les toca a ustedes dos -dijo Junior, antes de desmayarse.
-¡JUAN! -gritó Karoth, alarmada.
-Oh, no...
-¿Qué hacemos? -preguntó Daniela, mirando a su alrededor.
-Cuidarlo.
-Bien. Pero hay que estar atentas.
Junior yacía desmayado por la feroz pelea que había tenido. Había cometido un error al no permitir que Daniela y Karoth pelearan a su lado. Ahora, ellas debían cuidar de él mientras se recuperaba de sus heridas. Apenas había transcurrido una hora y media de la prueba. Así que se turnarían para cuidar a Junior y buscar algo de comer, manteniéndose alerta para no ser atacadas por otros equipos. Ya dos equipos estaban fuera de la competencia y se habían marchado a sus casas, lo que había hecho que el profesor Rubén los regañara severamente. Mientras tanto, tres chicas se acercaban, preparándose para atacar.