La vida de Valeria da un giro inesperado cuando descubre la infidelidad de su novio, Alex. Desolada y herida, decide marcharse sin decir una palabra, buscando refugio en la casa de su amiga. Alex, al darse cuenta de su ausencia, se embarca en una búsqueda frenética para encontrarla, convencido de que puede reparar su relación. Sin embargo, su mejor amiga, Claudia, está decidida a proteger a Valeria del dolor que su ex le ha causado y se niega a revelar su paradero.
A medida que Alex se enfrenta a obstáculos y a la interferencia de su amante, Valeria comienza a redescubrirse y a sanar. Pero cuando el amor verdadero está en juego, las decisiones del pasado pueden amenazar el futuro.
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Capitulo 7: Sara interviene
Sara observaba desde la esquina del café donde Alex y Valeria solían pasar sus tardes. Tenía una sonrisa seductora y una mirada calculadora, un aire de confianza que la hacía destacar. Sabía que había ganado una batalla, pero no estaba dispuesta a dejar que Valeria interrumpiera su juego.
Esa mañana, tras enterarse de que Valeria había desaparecido, decidió actuar.No podía permitir que su relación con Alex se viera amenazada. Mientras disfrutaba de su café, se dio cuenta de que había llegado el momento de intervenir.
Con un ligero movimiento, se levantó y se acercó a la barra, donde el barista le ofreció una sonrisa. Sara sabía cómo hacerse notar.
—Hola, ¿me puedes dar información sobre Alex? —preguntó con un tono casual, pero en su voz había un subtexto que no pasaba desapercibido.
El barista, un poco confundido, se encogió de hombros.
—No estoy seguro. Creo que ha estado un poco… distraído últimamente.
Sara sonrió, como si entendiera más de lo que él pensaba.
—Ah, ya veo. Debe ser por Valeria.—dijo, dando un toque de desprecio a su tono. ¿Crees que volverá?
El barista frunció el ceño, sin saber exactamente qué responder.
Sara sintió que había captado su atención. Mientras hablaba, su mente trabajaba en un plan. Sabía que Valeria tenía amigos, y que Claudia sería su primera línea de defensa. Pero podía jugar con eso.
Sin perder tiempo, decidió visitar a Claudia. No tardó mucho en encontrar su departamento. Al tocar el timbre, sonrió al pensar en lo que iba a hacer. Sabía que debía ser astuta; las mujeres como ella siempre tenían un plan.
Cuando Claudia abrió la puerta, se sorprendió al ver a Sara.
—Sara. ¿Qué haces aquí? —su tono no ocultaba la desconfianza.
—Hola, Claudia. Vengo a hablar contigo sobre Alex y Valeria.—Sara hizo un gesto para entrar, como si fuera un asunto urgente.
Claudia cruzó los brazos, manteniendo su postura defensiva.
—No estoy interesada en hablar de Alex. Valeria está pasando por un momento difícil, y no necesito que tú intervengas.
Sara sonrió, su tono se volvió persuasivo.
—Entiendo que te preocupes por ella, pero creo que deberías escucharme. —Miró a Claudia directamente a los ojos—. Alex no tiene intenciones de dejarme. Lo que pasó entre ellos fue solo un desliz. Él está más interesado en seguir adelante.
Claudia frunció el ceño, sintiendo la manipulación en el aire.
—Eso no es cierto. Alex está buscando a Valeria porque se siente culpable.
Sara rió suavemente, como si le contara un secreto.
—Culpable o no, eso no va a cambiar lo que siente realmente. Además, Valeria necesita saber que es mejor seguir adelante. No debería regresar con él.
Claudia la miró con desdén.
—Y tú crees que eso es lo correcto. ¿A costa del dolor de Valeria?
Sara se encogió de hombros, su actitud despreocupada contrastaba con la gravedad de la conversación.
—A veces hay que ser realista. Y si puedo ayudar a que ella se aleje de él, lo haré.
Claudia sintió que la ira la consumía.No podía permitir que Sara manipulase la situación.
—No tienes derecho a intervenir en la vida de Valeria. —dijo, su voz firme—. No la usarás como una pieza de tu juego.
Sara sonrió, una sonrisa fría.
—Oh, querida, no estoy aquí para jugar. Estoy aquí para ganar.
Claudia cerró la puerta de un golpe, sintiéndose impotente. A medida que Sara se alejaba, su mente se llenaba de inquietud. No podía permitir que Alex se dejara manipular, ni que Valeria se sintiera sola.
Mientras tanto, Sara regresaba a su casa, satisfecha.Sabía que había sembrado semillas de duda. Ahora solo tenía que esperar y observar cómo todo se desarrollaba a su favor. No iba a dejar que Valeria regresara, sin importar el costo.
La noche caía, y Sara sonrió ante la idea de lo que estaba por venir. Había jugado bien sus cartas, y la partida apenas comenzaba.
Sara llegó a su apartamento, sintiendo la adrenalina correr por sus venas. Había disfrutado de la confrontación con Claudia; cada palabra que había lanzado era una pieza de su estrategia para mantener a Valeria alejada de Alex. La emoción de manipular la situación le daba una satisfacción inigualable.
Se acomodó en el sofá y sacó su teléfono. Tenía que asegurarse de que Alex siguiera creyendo que estaba en control. Comenzó a enviarle mensajes, dándole un giro a la narrativa.
—Hola, cariño. Solo quería saber cómo estás. Debes estar preocupado por Valeria...—escribió, con un tono que pretendía ser amable pero que ocultaba su verdadero propósito.
No pasó mucho tiempo antes de que Alex respondiera. Su mensaje llegó lleno de ansiedad.
—No estoy bien, Sara. No sé dónde está. Estoy tratando de encontrarla...
Sara sonrió al leer su respuesta. Era la oportunidad perfecta para sembrar más dudas.
—*Quizás sea mejor dejarla en paz por un tiempo. Tal vez necesite espacio para sanar, tú sabes, después de lo que pasó...
Las palabras eran veneno, y le encantaba la forma en que resonaban en la mente de Alex. Estaba segura de que él comenzaría a cuestionar sus propios sentimientos.
Mientras esperaba su respuesta, se sintió satisfecha. Había creado un camino en la mente de Alex que lo llevaba a la incertidumbre. Pero su objetivo no solo era mantener a Valeria lejos; también quería que Alex dependiera de ella, que la viera como su única salvación.
Finalmente, recibió un mensaje.
—No sé si puedo hacer eso. Valeria...—su respuesta era dubitativa, mostrando su vulnerabilidad.
Sara supo que había tocado la fibra sensible. Ahora, debía presionar un poco más.
—Alex, creo que debes pensar en lo que es mejor para ti. A veces, alejarse es el primer paso para sanar. Te estoy apoyando en esto.
La respuesta de Alex llegó rápidamente.
—Tienes razón. Solo quiero lo mejor para ella, pero no sé si puedo. La extraño...
Sara no pudo evitar una risa suave. Era un juego que ella dominaba.
—Quizás deberías tomarte un tiempo para ti. Podemos salir, distraernos un poco. Te ayudaré a olvidar. Esto también te beneficiará
La manipulación era clara, y estaba ansiosa por ver cómo Alex caía en su trampa. Quería que él se sintiera culpable y perdido, mientras ella se presentaba como la solución perfecta a su dolor.
Mientras tanto, en el otro lado de la ciudad, Valeria estaba sumida en sus propios pensamientos, alejada de la realidad que se desarrollaba a su alrededor. Con Claudia a su lado, intentaba encontrar consuelo en la amistad.
—No puedo creer que Alex haya hecho eso.—Valeria murmuró, aún en estado de shock.
—No es tu culpa, Valeria. Él te falló, y tú no mereces eso.
Las palabras de Claudia eran un bálsamo, pero la confusión seguía atormentando a Valeria.
—Siento que me arruinaron todas las certezas. No sé si puedo volver a confiar en él, pero aún así lo extraño.
Claudia la miró con preocupación.
—No pienses en eso ahora. Necesitas tiempo.
Sin embargo, en el fondo, Claudia sabía que Alex estaba buscando a Valeria. Y eso le preocupaba.
Mientras Sara seguía enviando mensajes a Alex, las piezas de su plan se alineaban. Estaba decidida a ganarse su confianza y a empujar a Valeria aún más lejos de su vida.
La noche se cernía, y con ella, la tensión aumentaba. Mientras Sara tramaba su siguiente movimiento, Valeria luchaba por comprender su nuevo mundo. Todo estaba en juego, y la batalla apenas comenzaba.