Susana caminaba esa mañana en la playa en la cual apenas apuntaba el alba, pero una silueta tirada le llamo la atención, al parecer era una mujer con largos cabellos negros, pero al acercarse, se dio cuenta que era una sirena con diversas heridas en el cuerpo, que apenas lograba respirar.
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Tu tienes en tus brazos el corazón de mi amada
-¿Que restaurante sugiere que vayamos?
No conozco donde se podría comer productos del Mar. - señalo el señor Lars Marés el CEO de Posseidón.
Susana había desviado su mirada revisando su reloj ⌚, el tiempo que tenía en si no era demasiado, pronto saldría su hijo del colegio.
Pero también necesita fraternizar con el señor Lars Marés.
-¿Tiene algún pendiente? Si es así, siento que le estoy forzando aceptar está invitación.- Dijo Lars que mientras observaba a Susana Gali, su presencia era diferente a cualquier otra mujer o Sirena.
Susana levantó su cabeza y lo vio directamente a los ojos.
Y una sonrisa se le escapó de sus labios, esa sonrisa era natural.
-Si, hay un restaurante de productos del Mar, se encuentra cerca del colegio Cambridge, es un lugar sencillo, pero su menú es excelente.
Y de muy buena calidad, si a usted no le incomoda ir a un lugar así, le aseguro que le agradara.- dijo Susana, pensando que le quedaría cerca del colegio para recoger a su hijo a tiempo, así mataría a dos pájaros de una sola pedrada.
-Me parece bien, espero que los mariscos estén frescos, ya ve que está ciudad está lejos del Mar - dijo Lars, sin embargo le había escuchado a Susana decir que estaba cerca del colegio Cambridge, quizás esa era la mejor oportunidad de conocer a Darío.
Lars miraba con atención a Susana y de repente pensó si la hubiera encontrado hace diez años, ¿La habría tratado igual?
Acaso no le hubiera obligado a Susana a entregarle al niño...
Pero quizás, suponiendo que Serena había sentido algo en esa mujer, que por eso se esforzó llegar a la playa para entregarle al niño. ¿Vio acaso algo especial?
-¡Sr.Lars!... Ya llegamos a donde está el restaurante - dijo Susana pero al ver que no le contestaba.
Susana extendió su mano y le tocó el brazo, al sentir eso él, tomó la mano de Susana manera inercia.
Susana lo miro fijamente.
Lars se dió cuenta que tenía tomada la mano de esta.
-Disculpe Sra.Gali, no fue mi intención, estaba distraído en mis pensamientos.- dijo Lars pero realmente al tocarla sintió un maná puro y fuerte, así como se siente la energía del Mar.
-No, disculpe usted a mí es que yo me atrevi a tomar su brazo, como no me contestaba...- dijo Susana nerviosa, esquivando la mirada de Lars.
-Entonces le parece bien si entramos al restaurante - dijo Lars disolviendo ese momento, que habían interactuado más cerca.
-Si, estoy de acuerdo - dijo Susana.
"Tranquila, estás en una comida de negocios, no es una cita, recuerda no se enamora uno de los socios, por Dios que me está pasando", decía en sus pensamientos Susana.
Así que el lugar era un restaurante sencillo, pero los aromas desde que ingresaban impregnaban el ambiente, abriendo el apetito.
-Mi padre me solía traer aquí, me decía que era el mejor lugar de la ciudad para comer mariscos frescos - decía Susana entusiasmada, llenándose de recuerdos pasados a lado de su padre en este restaurante.
-Su padre debe ser un gran hombre - dijo Lars observando como le brillaban los ojos a Susana al hablar de su padre.
-Si, el fue un Gran Hombre, Un grandioso Padre, lamentablemente falleció hace más de diez años.- dijo Susana nostálgicamente.
-Lo lamento, comprendo ese sentimiento de pérdida, mi padre era poderoso y muy estimado, pero cuando falleció, nunca me imaginé que lo habría de extrañar muchísimo - dijo Lars mientras ojeaba el Menú.
Susana lo miraba, realmente era un hombre agradable, sus cabellos negros eran brillantes, semi ondulados, le recordaba al cabello de Darío su hijo, por un momento pensó que si tocara el cabello de Lars se sentiría igual a de Dario.
"Me preguntó si el padre de Darío...
sería un tritón así de guapo como éste hombre" en eso estaba sus pensamientos de Susana, cuando se repente fue pillada en su mirada.
Susana se sonrojo, y miró la carta del menú del restaurante que tenía en sus manos.
Lars sonrió al verla, le parecía una mujer rara pero tan radiante y fresca como la brisa del Mar.
Después de escoger los platillos, se quedaron mirando fijamente.
-Sr. Lars sino es indiscreción cuanto tiempo se va a quedar en la Ciudad- dijo Susana tratando de romper ese momento de silencio que había quedado después que el mesero se fuera.
Lars la miró fijamente.
Su mirada era penetrante, en si está sofocaba a Susana.
-Pienso quedarme el tiempo suficiente para ver si el colegio y el lugar es ideal para mí hijo, pero si no...
Me llevaré a mi hijo a otro lugar.- dijo Lars mientras tomaba la copa 🍸 que le habían servido.
Susana de repente sintió que se lo decía a ella.
Pero eso era ilógico, él tenía su propio hijo que iba a traer a vivir aquí.
-¿Que dice su esposa al respecto Sr.Lars?- dijo Susana sin analizar sus palabras.
-Mi esposa falleció., poco después del nacimiento de mi hijo.- dijo Lars mientras observaba la copa que tenía en sus manos.
-Lo lamento mucho- dijo Susana sintiéndose avergonzada.
-¿Y su esposo Señora Gali?- pregunto Lars.
-Mi esposo... Falleció antes que naciera mi hijo, comprendo muy bien que es quedarse solo criando un hijo, en común que las mujeres críen solas a sus hijos por diversos motivos, pero es elogiable que un padre vele por sus hijos y seguridad, tal como usted lo ha hecho. - dijo Susana de manera sincera.
Pero esas palabras, le resultaron dolorosas a Lars, él tenía ese remordimiento de haber fallado en proteger a Serena y a su hijo,
¿Porque se confío tanto?
Había ciertas lagunas de sobre como llegaron esos tiburones blancos atacar el lugar, y arremeter contra su amada, aunque fue defendida, no fue lo suficiente y fue herida de gravedad en el momento después de dar a luz.
Por lo cual tuvo que huir y llegar a esa playa donde los tiburones no podrían atacarla más, pero solo fue para fallecer y convertirse en espuma de Mar.
Dejando al niño con Susana.
Esa mujer con quien en este momento estaba compartiendo alimentos, tiene en sus brazos, una parte del corazón de Serena.
Decía eso en sus pensamientos pensando en Darío, el hijo de Serena.
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Me tenías triste pensé que nos habías abandonado