En el pintoresco pueblo de Santa Lucía, Mary, una joven de veintiún años siente un profundo vacío causado por la falta de afecto de su padre, don Jaime, quien parece preferir a sus hermanos. Determinada a ganarse su amor, Mary inicia un viaje emocional donde descubre que el verdadero amor comienza por uno mismo. Con la ayuda amorosa de su madre, Mary busca entender las razones detrás del distanciamiento de su padre mientras aprende valiosas lecciones sobre aceptación y fortaleza interior. En su búsqueda, Mary encuentra que el amor verdadero puede manifestarse de formas inesperadas y en momentos cruciales de la vida familiar y personal.
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Decisiones y Descanso
Durante una pausa en la música, Carlos se acercó tímidamente a Mary, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho.
—Mary, me alegra mucho que estés aquí hoy. Eres increíble en lo que haces —dijo Carlos, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que sentía.
Mary lo miró con cariño y gratitud.
—Gracias, Carlos. Y gracias por todo esto. Me encanta cómo has hecho feliz a Tiffany esta noche. Eres un hermano maravilloso —respondió Mary con sinceridad, sin darse cuenta del conflicto emocional que Carlos estaba experimentando en ese momento.
La conversación se interrumpió cuando la música comenzó nuevamente y Mary regresó a la pista de baile con Bryan. Carlos se retiró a un rincón, sumergido en sus pensamientos mientras intentaba entender las emociones que lo abruman. Se dio cuenta de que lo que sentía por Mary iba más allá de la amistad, y esa revelación le hizo sentirse tanto emocionado como vulnerable.
En el transcurso de la noche, mientras Mary y Bryan seguían bailando con gracia y alegría, Carlos enfrentó la realidad de sus sentimientos. Por primera vez, comenzó a considerar la posibilidad de que Mary también pudiera sentir algo más que amistad hacia él. Sin embargo, sabía que necesitaba tiempo para comprender y procesar estos nuevos sentimientos antes de tomar cualquier decisión.
Mientras tanto, Mary continuaba disfrutando de la noche, agradecida por la amistad de Carlos y la oportunidad de expresarse a través de su pasión por el baile. No tenía idea de cómo los eventos de esa noche cambiarían las dinámicas entre ellos y los llevarían por un camino de descubrimiento y emociones aún más profundas.
Carlos se encontraba en un torbellino emocional desde aquella noche en la fiesta de quinceañera. Había descubierto que sus sentimientos por Mary iban más allá de la amistad. Decidió que no podía dejar pasar la oportunidad de intentar conquistar su corazón, a pesar de los posibles obstáculos que pudieran surgir.
te días, Carlos reflexionó sobre cómo expresar sus sentimientos hacia Mary. Sabía que Bryan, su amigo cercano, también sentía algo por ella. Sin embargo, Carlos sentía una determinación creciente de seguir adelante con sus sentimientos. Necesitaba ser honesto consigo mismo y con Mary.
Mientras tanto, Mary disfrutaba de un merecido descanso después de los ensayos agotadores para la fiesta de quinceañera. Había puesto todo su corazón y su creatividad en la coreografía, y ver el éxito del evento la llenó de satisfacción. Finalmente, tenía un momento para relajarse y recargar energías.
Sentada en su rincón favorito del jardín, Mary contemplaba el cielo azul y dejaba vagar sus pensamientos. Se sentía contenta y en paz consigo misma, aunque una parte de ella seguía reflexionando sobre su propio camino y las relaciones que había cultivado últimamente, incluida la amistad con Carlos.
Una tarde soleada, Carlos decidió hablar con Mary. La encontró en el jardín, disfrutando del sereno ambiente. Con el corazón acelerado pero decidido, se sentó a su lado y comenzó a hablar.
—Mary, hay algo que he estado pensando desde la fiesta de quinceañera —dijo Carlos, buscando las palabras adecuadas para expresar sus sentimientos.
Mary lo miró con curiosidad, notando la seriedad en su mirada.
