En el corazón del bosque de Lunasombra, dos clanes de lobos han estado en guerra durante generaciones: los Luminara y los Sombraluna. La historia sigue a Lyra, una joven loba del clan Luminara, que es valiente pero ingenua, y a Kael, el heredero del clan Sombraluna, cuya vida ha sido marcada por la venganza.
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Capítulo 7: El Pacto Secreto
Las reuniones secretas de Lyra y Kael se hicieron más frecuentes, a medida que ambos trabajaban incansablemente para construir un plan que pudiera traer la paz a sus clanes. Sabían que el tiempo era limitado y que un solo error podría poner en peligro todo lo que habían logrado hasta ahora.
Una noche, mientras Lyra se dirigía al lugar de encuentro, fue interceptada por Evelyn, quien había notado su comportamiento inusual.
—Lyra, ¿dónde vas? —preguntó Evelyn, con una mezcla de curiosidad y preocupación.
Lyra dudó por un momento, pero decidió que era hora de confiar en su amiga.
—Evelyn, necesito que guardes un secreto —dijo Lyra, con seriedad—. Estoy trabajando en algo importante con... alguien del clan Sombraluna.
Evelyn abrió los ojos con sorpresa, pero no interrumpió.
—Kael y yo creemos que podemos encontrar una manera de detener esta guerra —continuó Lyra—. Pero necesitamos tiempo y apoyo. ¿Me ayudarás?
Evelyn miró a Lyra durante unos largos segundos, procesando la información. Finalmente, asintió lentamente.
—Confío en ti, Lyra —dijo Evelyn—. Si crees que esto puede funcionar, te apoyaré.
Lyra sintió una oleada de alivio y gratitud hacia su amiga.
—Gracias, Evelyn. No te arrepentirás.
En el campamento Sombraluna, Kael también buscaba aliados. Se reunió con Thane en una cueva apartada, alejada del resto del clan.
—Thane, necesito tu ayuda —dijo Kael, con urgencia—. Lyra y yo estamos trabajando en un plan para detener la guerra, pero necesitamos más apoyo.
Thane lo miró con interés.
—¿Qué necesitas, Kael?
Kael explicó su plan para reunir a los líderes de ambos clanes en un lugar neutral, donde pudieran discutir un tratado de paz sin la interferencia de las facciones más beligerantes.
—Necesitamos un lugar seguro y alguien que pueda actuar como mediador —dijo Kael—. ¿Nos ayudarás?
Thane asintió, su expresión grave pero comprensiva.
—Haré lo que pueda, Kael. Esta guerra ha durado demasiado tiempo. Si hay una oportunidad de paz, debemos intentarlo.
Kael sintió una chispa de esperanza en su corazón.
—Gracias, Thane. Juntos podemos lograrlo.
La noche de la reunión secreta finalmente llegó. Lyra y Kael habían elegido una cueva oculta en el corazón del bosque, lejos de las patrullas de ambos clanes. A medida que los líderes y ancianos de los clanes Luminara y Sombraluna llegaban uno por uno, la tensión en el aire era palpable.
Lyra se acercó a su padre, quien la miraba con una mezcla de sorpresa y desaprobación.
—Lyra, ¿qué es esto? —preguntó él, con voz baja pero firme.
—Padre, por favor, escucha —dijo Lyra—. Estamos aquí para encontrar una solución pacífica. Kael y yo hemos trabajado mucho para llegar a este punto. Solo te pido que escuches.
El padre de Lyra suspiró, pero finalmente asintió.
—Muy bien, Lyra. Escucharé.
En el otro lado de la cueva, Kael estaba hablando con Damon, quien había aceptado asistir a regañadientes.
—Damon, sé que esto es difícil para ti —dijo Kael—. Pero necesitamos encontrar una manera de detener esta guerra. Te pido que escuches con mente abierta.
Damon frunció el ceño, pero asintió lentamente.
—Está bien, Kael. Escucharé.
Con todos reunidos, Thane tomó la palabra como mediador.
—Hemos venido aquí esta noche para discutir un posible tratado de paz —dijo Thane, con voz firme—. Esta guerra ha causado sufrimiento y pérdida para ambos clanes. Es hora de considerar una nueva dirección.
Los líderes de ambos clanes intercambiaron miradas, la desconfianza aún palpable. Pero a medida que la noche avanzaba y las discusiones se intensificaban, algo cambió. Los líderes comenzaron a escuchar, a considerar las palabras de sus antiguos enemigos.
Lyra y Kael miraban con esperanza mientras las tensiones se desvanecían lentamente, reemplazadas por una frágil pero creciente comprensión.
Horas después, cuando la reunión llegó a su fin, había una sensación de cambio en el aire. Los líderes acordaron continuar las conversaciones en los días siguientes, con la esperanza de que pudieran encontrar una solución duradera.
Lyra y Kael se encontraron afuera de la cueva, observando las estrellas que brillaban en el cielo nocturno.
—Lo hicimos, Kael —dijo Lyra, con una sonrisa—. Es solo el comienzo, pero es un buen comienzo.
Kael asintió, tomando la mano de Lyra.
—Sí, Lyra. Juntos, podemos hacer que funcione.
Y así, bajo el cielo estrellado, Lyra y Kael se comprometieron a seguir luchando por la paz y la reconciliación, sabiendo que el camino sería difícil, pero también que valía la pena.
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