Fantaseo Con Esas Curvas

Sofía

Y a medida que el tiempo pasa, siento cómo esa conexión especial que nos une se va fortaleciendo cada vez más. Es como si, poco a poco, Alejandro fuera abriéndome una puerta a un mundo que había permanecido cerrado para mí durante tanto tiempo.

Mientras lo escucho hablar con tanta pasión sobre sus sueños y proyectos, no puedo evitar sentir una emoción indescriptible. Su entusiasmo y su positividad ante la vida son tan contagiosos que, por momentos, me olvido de mis propios miedos y prejuicios.

En su compañía, me siento libre de ser yo misma, sin tener que preocuparme por encajar en un molde que no me corresponde. Alejandro me acepta tal y como soy, con mis virtudes y defectos, y eso me hace sentir increíblemente especial y valorada.

Conforme pasan las horas, la atmósfera entre nosotros se vuelve cada vez más íntima y cálida. Nuestras miradas se cruzan con una frecuencia que roza lo hipnótico, y puedo sentir cómo la tensión sexual entre nosotros va en aumento.

En más de una ocasión, tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no sucumbir a la tentación de acercar mi rostro al suyo y besarlo con toda la pasión que siento.Pero, al mismo tiempo, el miedo a ser rechazada una vez más me frena, impidiéndome dar ese último paso.

Finalmente, llega el momento de despedirnos. Alejandro se ofrece a acompañarme hasta mi apartamento, pero yo me niego cortésmente, alegando que prefiero tomar un taxi. Sé que si me acompaña, la tentación de invitarlo a subir será demasiado grande, y no estoy segura de poder controlarme.

Durante el trayecto en taxi, no puedo dejar de pensar en todo lo que hemos vivido esta tarde. La invitación a la cabaña, sus palabras llenas de comprensión y aceptación, esa mirada ardiente que parece querer desnudar mi alma... Todo ello me tiene completamente embriagada.

¿Acaso Alejandro realmente estaría dispuesto a esperar el tiempo que sea necesario para que yo me sienta lista? ¿O, tarde o temprano, terminaría cansándose de mi inseguridad y de mis miedos?

Sacudo la cabeza, intentando alejar esos pensamientos pesimistas. Alejandro ha demostrado una y otra vez que es un hombre paciente y respetuoso, que antepone mis necesidades a sus propios deseos. ¿Por qué habría de cambiar ahora?

Cuando llego a mi apartamento, me siento exhausta, pero a la vez, llena de una energía que no puedo definir con palabras. Me dejo caer sobre el sofá, cerrando los ojos por un momento, y siento cómo una sonrisa tonta se apodera de mis labios.

Sé que debo tener cuidado, que no puedo dejarme llevar por ilusiones que podrían terminar en decepción. Pero, por una vez, me permito soñar con la posibilidad de que, quizás, Alejandro sea diferente a todos los demás. Que tal vez, sólo tal vez, él sea capaz de romper con los prejuicios y aceptarme tal y como soy.

Esa noche, me cuesta conciliar el sueño. Mi mente no deja de dar vueltas a todo lo que ha ocurrido, a las promesas que parecen reflejarse en los ojos de Alejandro y a la increíble sensación de bienestar que me embarga cada vez que estoy a su lado.

Finalmente, logro dormirme, y cuando despierto a la mañana siguiente, siento que he recuperado las fuerzas y la determinación necesarias para enfrentar mis miedos.

Durante los días siguientes, Alejandro y yo nos mantenemos en contacto a través de mensajes y llamadas telefónicas. Nuestra comunicación fluye con una naturalidad abrumadora, y siento que cada vez nos vamos conociendo más a fondo.

Hablamos de todo, desde nuestros sueños y aspiraciones, hasta nuestras inseguridades y frustraciones. Y en cada uno de esos momentos, Alejandro demuestra una empatía y una sensibilidad que me dejan sin aliento.

Poco a poco, me voy atreviendo a abrirle mi corazón un poco más, compartiendo con él recuerdos y experiencias que nunca antes le había confiado a nadie. Y cada vez que lo hago, Alejandro me escucha con una atención y una concentración que me hacen sentir que, realmente, soy la persona más importante en su vida.

Finalmente, llega el tan esperado fin de semana, y con él, la decisión de aceptar la invitación de Alejandro a la cabaña en las montañas. Sé que será un gran paso, que me expondrá a situaciones que aún me cuesta enfrentar. Pero también sé que, si Alejandro está a mi lado, podré encontrar la fuerza necesaria para superarlo.

El día de la partida, me despierto con el estómago revuelto por los nervios. ¿Qué pasará una vez que lleguemos a la cabaña? ¿Seré capaz de mantener el control de la situación o terminaré huyendo aterrada?

Sacudo la cabeza, intentando alejar esos pensamientos pesimistas. Debo confiar en Alejandro y, sobre todo, debo confiar en mí misma. He llegado hasta aquí gracias a mi valentía, y no permitiré que el miedo me paralice una vez más.

Cuando Alejandro llega a recogerme, mi corazón late desbocado en mi pecho. Pero al verlo, con esa sonrisa radiante y esa mirada llena de cariño, siento cómo una oleada de tranquilidad me inunda.

-Estás preciosa -murmura, acercándose para depositar un suave beso en mi mejilla.

Siento cómo mis mejillas se sonrojan ante su gesto, pero mantengo la compostura, regalándole una tímida sonrisa.

-Gracias -respondo, sintiendo cómo poco a poco voy relajándome en su presencia.

Durante el trayecto hasta la cabaña, Alejandro se encarga de mantener una conversación amena y distendida, evitando que la tensión se apodere del ambiente. Hablamos de todo un poco, riendo y disfrutando de la compañía del otro.

Finalmente, llegamos a nuestro destino, y no puedo evitar quedarme boquiabierta ante la belleza del lugar. La cabaña se alza imponente entre los árboles, rodeada de un paisaje natural que parece sacado de un cuento de hadas.

-Bienvenida a mi humilde morada -anuncia Alejandro, con una sonrisa orgullosa.

-Es... es precioso -logro articular, todavía maravillada por la escena que se despliega ante mis ojos.

Alejandro me ayuda a bajar del auto y, una vez dentro de la cabaña, me indica que puedo dejar mis cosas en la habitación que será nuestra durante estos días.

Al entrar en la estancia, siento cómo mi corazón se acelera. La cama, amplia y cómoda, parece gritarme que esta situación va a requerir de toda mi fortaleza y determinación.