Novela en emisión! No está terminada... No se impacienten.
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Cap 11
Me había puesto un ridículo pijama estilo anciano, ese lo había rodado, era de mi padre y hacia años dormía con esa cosa desgastada y vieja, pero adoraba lo suave que era. Camine por el pasillo y fui a la cocina, Jasper estaba de espaldas sacando una bandeja del horno.
—Hola. —¿Hola? Me había distraído con su manera de moverse en la cocina, viendo su precioso trasero y solo dije hola. — ¿Te ayudo?
Me ofrecí a ayudarlo, aunque probablemente me cortaría nuevamente si lo intentaba. Jasper estaba cortando la pizza en rebanadas.
—No, Cassie. Ya descubrí que eres un peligro con objetos corto punzantes. —Sonrió. — Mejor vamos a la sala y miremos una película.
—Sobre lo que paso… — Intente decir, pero alzo su índice para que me calle.
—No hablaremos de lo que ya paso y de lo que ninguno de los dos se lamenta. Dejémoslo así, sabemos que tarde o temprano va a pasar. —Me señalo la nevera. — Se enfría la pizza, mejor toma algo para los dos.
Tarde o temprano va a pasar.
Saque dos cervezas y lo seguí hasta la sala, se había instalado en los sillones y encendió la tele. Me senté a su lado y deje las dos bebidas sobre la mesita de vidrio, donde también estaba la pizza, olía bien, pero no tanto como él.
—Cassie, come y deja de mirarme así.
Fruncí el ceño y lo enfrente con la mirada.
—Así ¿Cómo? — No había diversión en mi voz como hace un rato.
—Como si yo fuera la pizza, Cassie. — comerlo era lo que as quería, lo que no me había dado cuenta era que yo lo hacía tan evidente.
Entonces, para cambiar el tema de conversación me acomode en el sillón y abrí mi lata de cerveza.
—¿Sales con alguien, una novia, una esposa, ex esposa? — Quería conocerlo, saber quién era en realidad. La respuesta que me dio, sí que la hizo con un tono enfadado.
—¿Crees que si estuviera con alguien hubiera hecho todo lo que hice hasta ahora? ¿Traerte aquí, besarte y querer romper esa estúpida regla que tienes respecto a mi edad? — Abrió su lata y bebió de ella. — No, Cassie, no soy esa clase de persona. A diferencia tuya, yo no juego con las personas. Si estuviera con alguien nunca hubiera ido a esa fiesta, no te hubiera hablado y definitivamente no te hubiera traído a mi casa.
Sonreí, y no debería haberlo hecho, porque me estaba regañando, pero la realidad era que me alegró mucho saber que no había nadie en su vida. ¿Por qué? Porque no iba a negar que el maldito me gustaba.
—No era una pregunta para que enojes. —Me serví un trozo de pizza y empecé a comer, pero después de notar el ambiente tenso que había, seguí. — Solo quiero conocerte un poco más, eso es todo. ¿Qué puesto tienes en esta empresa?
Estábamos en la cima de ese edificio con su nombre, obvio tenía que preguntar.
—Soy el dueño. — No dio más detalles y mientras buscaba una película yo no hacía más que mirarlo. Yo también tenía una buena parte de la empresa de mi familia, solo que nunca le había dado importancia, porque mientras que otro hace mi trabajo, yo recibía los beneficios.
—¿Solo tuyo o de tu familia? — No tenía ganas de hablar, porque después de comerse dos trozos y terminarse la cerveza recostó su espalda y se cruzó de piernas subiendo los pies en la mesita.
— Jasper… — No respondió, ni tampoco me miro. ¿Qué le pasaba? — Si dije algo que te molesto, lo siento
Dejo que pasaran varios minutos sin decir nada y no le puse atención a la película de acción que había elegido. Creí que lo mejor era dejarlo solo y que yo me fuera a la cama a descansar ya que tenía planeado al otro día ir a hacer compras, necesitaba ropa, una Macbook y artículos de librería para la universidad. También tenía que pasar por hi para buscar la lista de libros y las materias que iba a tener para adelantarme al menos un poco ya que estaba súper atrasada.
Entonces me levante para ir a mi habitación.
—Que descanses, Jas… — No termine de hablar porque me había agarrado de la mano y termine sobre el e una posición comprometedora.
—No es lo que dices, bebé, es lo que haces. — Su rostro estaba muy cera del mío pero no se movió. — ¿Quieres que tengamos una sana convivencia o quieres que se vaya todo al diablo y tengamos una convivencia placentera por sesenta días? Porque esta tensión sexual entre ambos no me agrada y no soy un crio que se aguanta el dolor de polla y después se toca. — Joder… repito el mantra otra vez pero sus ojos están clavados en los míos y no soy capaz de emitir ni un triste sonido. — Así que dime, bebé. ¿Qué dices? Si te decides por la primera te comportaras y no me provocaras, pero si eliges mandar a mierda esa ridícula regla, tu y yo la pasaremos muy bien. ¿Qué elijes?
¿Qué decidía? Yo estaba a punto de morir por combustión espontánea y él lo sabía. —Me gustas, Jasper. Pero ya no quiero ser esa chica de los sesenta días.
—Entonces olvida tus reglas y déjate llevar, porque no tengo intenciones de hacerte daño, pero tampoco me lo hagas a mí. — Levanto la pelvis y sentí lo que había debajo del pantalón de su pijama y me estremecí por completo. — Tu también me gustas, Cassandra ¿Quieres ser mi bebé?
Si decía que si, tenía que olvidar todas mis reglas, las que me mantenían a salvo y me hacían sentir segura. Pero, también me daría la oportunidad de aprender a ser otra persona. ¿Me gustaba tanto Jasper como para dar ese gran pasó? Sí, me gustaba. ¿Estaba lista para abrirme con alguien que apenas conocía? No. Era un rotundo, no.
—No habrá dos meses, ni reglas, pero quiero que nos conozcamos mejor antes. No puedo aceptar ser tu chica cuando no sabemos nada del otro ¿Entiendes?
Entonces, sonrió, me acerque más a él y lo bese. Lo bese porque me moría por hacerlo, no quería un simple roce, no quería quedarme con las ganas de descubrir a que sabía su boca, como besaba y como me acariciaba la espalda mientras lo hacía.