Sara: La Última Esposa

Después de que Mila se fue, Sara se sentó en la cama y comenzó a llorar, recordando el pasado y también temiendo el futuro en esa casa.

Es cierto que Sara fue prácticamente expulsada de la familia Alves, humillada y abandonada por su prometido, haciéndola temer por el futuro, pero nada de lo que pensaba se parece a lo que estaba viviendo.

Sara analizó los detalles de cada habitación, pensó y pensó, pero no llegó a una conclusión, ¿por qué la casa es así? ¿Es la avaricia de Anthony o porque tiene una discapacidad visual y sus empleados lo están engañando?

La cabeza de Sara estaba hecha un caos y por eso se sobresaltó con el sonido de su celular sonando, miró el indicador de llamada y se dio cuenta que la persona que llamaba no estaba en su lista de contactos, pensó en ignorarlo, pero el teléfono Llamó varias veces y ella contestó.

-¡Hola! ¿Quién es?—habló sin mucha delicadeza, Sara siempre fue amable con todos y tal vez por eso la gente jugaba con su corazón.

—Soy Alfredo, reserva mi número, pero llámame sólo en caso urgente - dijo el hombre, seguramente planeando colgar, pero Sara de repente habló:

—Señor Alfredo, ¿por qué esta casa es tan extraña? El empleado parece tener un tornillo flojo, la sencillez del lugar, el hecho de que no puedo decir que soy su esposa, vestir uniforme, todo, todo me llamó la atención, ¿quieres explicármelo?— Sara dijo que prácticamente sin respirar, Alfredo perdió la voz por unos segundos, probablemente tratando de recordar cuál fue la primera pregunta.

—Sara, sé que vienes de una familia rica y sabes muy bien lo que es el verdadero lujo, pero Anthony ha perdido interés en todo y si le gusta así la casa, que respétela — dijo Alfredo, dejando a Sara bastante avergonzada, tal vez No entendió nada de lo que dijo Sara, pero después de esta respuesta un tanto directa, Sara pensó que era mejor guardarse su opinión para sí misma.

—Está bien señor, me guardo su número, oh déjeme preguntarle una cosa, ¿cuándo empiezan a llegar los documentos?

—Solo la próxima semana, mientras tanto, aprende cómo hacer el servicio propuesto por Anthony, lee todo con atención y no olvides hablar en voz baja, conocer a los empleados y familiarizarte con todos.

Sara pensó en decir que solo vio a 3 guardias de seguridad, un jardinero y una mujer extraña en la mansión, pero recordó las palabras de Alfredo y al final no dijo nada, solo respondió con un Ok y luego cortó la llamada.

Después de esa conversación con Alfredo, Sara comenzó a revisar los armarios mencionados por Mila, allí había alrededor de 10 uniformes, compuestos por falda negra, blusa blanca y zapatos negros.

—Puedo usar los mismos zapatos por 10 días, no necesito 10, locos—murmuró para sí misma mientras analizaba todo lo que había en el armario.

Sara encontró una caja con varios artículos de higiene personal, todos de marcas desconocidas, ciertamente eran sumamente baratos, ¿fue por eso que las otras esposas se fueron? Tal vez no se involucraron en esto por la misma razón que Sara, por lo que simplemente no podían vivir de una manera tan simple.

Sara sigue revisando todo, encontró algo de ropa interior, pero pensó que era mejor no usarla, ya que los objetos no parecen nuevos.

Sabiendo que ya estaba tardando mucho, Sara corrió al baño al final, se dio una ducha rápida y luego se puso solo su uniforme, la blusa al ser blanca y fina dejaba ver los picos de sus senos, pero Sara no cuenta, en primer lugar porque solo está Mila allí y en segundo lugar porque Anthony no puede ver, así que no necesita preocuparse por la ropa.

Después de ducharse, Sara volvió a su habitación, se perfumó, tomó su celular y luego salió de la habitación.

Mila ya estaba apoyada contra una pared, fumando un cigarrillo y medio perdida en sus pensamientos, eso era realmente extraño, ¿cómo puede una empleada fumar en las instalaciones de la casa de su jefe?

No es que Sara sea estúpida y llena de reglas, es que en su antigua casa, Rebeca ni siquiera permitía que los empleados comieran la misma comida que los jefes, Sara creció viendo eso, los empleados no se quejaban así que se volvió normal para esa joven, de ahí el shock.

—Ya estoy lista Mila, ¿dónde están los documentos? ¿Y dónde está la oficina de Anthony? —dijo Sara y luego intentó hacerse el pelo hacia adelante, una raya a cada lado, para taparle los pechos, Mila tiene mucha curiosidad.

—Yo lo tomo, ve en esa dirección, te seguiré ahora—dijo Mila mientras señalaba en dirección a la puerta trasera, Sara estaba un poco confundida, pero no dijo nada y pronto siguió las órdenes de Mila.

Al abrir la puerta, Sara se topó con un jardín muy hermoso, del lado izquierdo había un gran árbol y debajo de él había dos mecedoras, además de un taburete aparentemente hecho de material reciclable.

Sara dio unos pasos hacia el árbol, tal vez iba a probar el columpio, pero Mila la llamó diciéndole:

—Oye Sara, ese es el camino — dijo y luego caminó con pasos largos por un estrecho sendero de piedra, pronto llegaron a una segunda casa, no era tan grande como la primera, pero por fuera era sumamente lujosa y tenía una hermosa vista del jardín, Sara sintió ganas de gritar de desesperación cuando Mila la miró, sonrió y dijo:

—De aquí te vas sola, te estoy apoyando—al escuchar esas palabras Sara no pudo contener la risa y luego dijo:

—No sé que broma estúpida sea esta, pero lo voy a descubrir ahora —dijo Sara para luego arrebatarle los documentos de las manos a Mila para luego abrir la puerta una vez y lo que vio la puso aún más nerviosa.