Enséñame A Amar Una Vez Más.

Noah fue echado del estudio por su padre, el joven no pudo evitar mirar con tristeza la puerta del estudio antes de alejarse.

Realmente no tenía ganas de volver a ver a esa mocosa Amelia, esa niña era como un tornado con pies, provocaba desastres donde quiera que fuese, y no solo eso, a la mocosa le encantaba tratarlo como un esclavo.

Su padre y madre siempre le dijeron que tenía que tratarla bien por qué así debía tratar un esposo a su esposa; sin embargo, ¿Por qué ella si podía tratarlo como un muñeco de carne andante? ¡Era discriminatorio!

Noah no pudo evitar apretar los dientes y alejarse dando pisotones, sin saber que su padre lo miraba desde la ventana del estudio.

Axel se rio en voz baja, aunque su hijo amaba comportarse como un adulto, ante la mención y la presencia de la niña Amelia su lado infantil siempre salía a flote ¿No que muy indiferente? ¡Ja, esa niña lo haría envejecer rápido!

Por otro lado, Noah fue a tomar un baño al arroyo cercano al campamento antes de volver a empacar algunas pertenecías, ahora que no estaría todos los días en el campamento, era innecesario dejar tantas de sus cosas aquí.

-No la has visto desde hace un año ¿Cómo sabes que no ha cambiado? Quién sabe, la niña talvez sea más linda y adorable de lo que ya era.- La voz de David llegó desde la puerta, haciendo que Noah le lanzará una mirada fría.

-Bien, bien, de cualquier modo, no es a mí a quién trata como sirviente.- Se rio David con diversión, viendo como el rostro de su hermoso menor se oscurecía.

-Por supuesto, no es a ti a quien hace pagar por las prendas y dulces que destroza o se come sin pagar en las tiendas, tampoco es a ti a quien agarra a mordiscos porque tiene la piel tierna y suave, tampoco es a ti a quien le tira del cabello porque es mucho más bonito y sedoso que el de ella.- Noah refunfuño con frialdad, lanzando dagas a su hermano con los ojos.

David levantó las manos en señal de rendición y se dio la vuelta con una sonrisa -Lo que tú digas ¿Quién te dijo que fueses más bonito que ella?- Dijo antes de alejarse silbando.

Los ojos de Noah se oscurecieron ¿Y ahora porque era su culpa? ¡Sus padres fueron los que lo hicieron ¿Qué culpa tiene él?!

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~Achuuu~ Un estornudo sonó, dejando desconcertada a Nany, la sirvienta personal de Amelia, ella no pudo evitar fruncir el ceño con preocupación.

-Esta es la novena vez que estornuda ¿Talvez está resfriada? Solo han pasado 2 días desde que despertó, no creó que sea bueno para usted practicar bordado en su estado.- Expresó preocupada, entregando un té de jengibre a su Señorita.

Amelia dejó a un lado el hilo y las agujas y tomó la taza de té con una pequeña sonrisa -Déjalo, alguien ha estado hablando de mí todo el día, solo déjalo que hable, en algún momento se le acabará la saliva y se le secará la garganta.- Dijo con una pequeña risa malvada.

En el campamento, Noah no pudo evitar estornudar, de repente, frunció el ceño -Tengo sed.- Murmuró.

-Señorita, su bordado es muy bonito, no tiene que esmerarse tanto, al joven Noah no le gustan estos detalles, su presencia es más que suficiente para él.- Dijo Nany con seriedad mientras miraba el bordado hecho por su Señorita, de hecho, era un desastre, sin embargo, no quiso desanimarla.

Si el Joven Noah viese ese pañuelo, es muy probable que lo deseche a la basura.

El dibujo bordado ni siquiera se lograba distinguir, sin saber si era flores o animales, Nany solo pudo descifrar una cara que parecía estar llorando, sin estar segura si era por lo chueco del dibujo o si solo se realizó así por gusto.

Si fuese por gusto, estaba claro que solo quería molestar a su joven prometido.

-Estoy haciendo este gran oso para demostrar lo valiente que es ¿Cómo puedo no dárselo?- Amelia se mostró inmediatamente frustrada al escuchar las palabras de su sirvienta ¿Tan horrible era su bordado?

Los labios de Nany se crisparon ¿Así que esa gran bola marrón era un oso? Que distinguido diseño.

Amelia miró a escondidas la expresión de Nany y luego miró su bordado con mucha seriedad, sus ojos se entrecerraron sobre el rostro del oso, pobre, parecía estar sufriendo una gran agonía.

-¿Sabes que? Mejor pintemos.- Sugirió Amelia, lanzando lejos el feo bordado, solo se humillaría a sí misma si le daba eso al hombre con el que se casaría.

Ambas salieron fuera y se sentaron bajo un árbol de manzano, mirando las hermosas flores del jardín, Amelia pensó detenidamente antes de comenzar a pintar. Tristemente, incluso luego de una hora, la inspiración no llegó, todo eran manchas verdes y moradas.

-¡¿Por qué demonios no puedo hacer ni siquiera un desgraciado dibujo?!- Gritó furiosa Amelia, su vestido, brazos y manos estaban todas manchadas, incluso su rostro era un desastre.

Simple y sencillamente no tenía el más mínimo deseo de hacer algo para ningún hombre, y mucho menos sabiendo que se casaría con él. Su mente y corazón estaba cerrado al hecho de conocer nuevamente a un hombre.

-Señorita, no se esfuerce, esta es la primera vez que la veo hacer un bordado tan extraño y una pintura tan... exótica ¿Por qué mejor no compra un regalo?- Recomendó Nany con una sonrisa gentil y persuasiva.

Amelia frunció los labios con tristeza, en su vida pasada siempre fue buena dibujando y pintando, nunca antes había bordado así que se entendía así misma ¿Realmente la reticencia en su corazón era tan grande como para no poder hacer un solo y pequeño dibujo?

-Esta bien, hagamos lo que dices. Salgamos y veamos que encontramos.- Dijo Amelia poniéndose de pie, si no fuese porque su madre le pidió hacer un regalo de bienvenida para Noah, no se habría molestado tanto.

De esa forma, Nany arrastró a su Señorita para cambiarse.