Matrimonio Por Contrato

Estoy en la oficina de la empresa y mi padre recibe una llamada misteriosa, no quiere decirme quien es, pero voy a seguirlo, algo me dice, que es de mi mujer, el se comporta muy nervioso se cita con la persona que lo llamo, me puso a sospechar, ya que cuando recibió la llamada se paró y se fue hacia el ventanal, para que yo no escuchará y hablaba en parábolas, eso me puso caucioso, porque mi padre no es de comportarse así, no le dije nada, pero decidí seguirlo, llamé a mi chófer y le pedí tuviera el carro listo que teníamos que salir, le dije a mi padre que tenía que bajar al cafetín que me esperará y él solo me dijo que estaba bien, baje al sótano y subí al carro, luego bajo mi padre como escondido y salió rumbo al centro donde recogió al señor Noel Lizcano eso me decía que esos dos ocultaban algo, salieron rumbo a las afueras, cuando veo una pequeña casa de jardines, ellos se bajaron y entraron. Se les notaba muy preocupados, al rato llegó una ambulancia la cual seguí al hospital, mi sorpresa que Zulay Mendoza mi amiga de bachillerato que hoy día es médico salió a recibir la paciente que no es otra que mi bella mujer, que va inconsciente, me bajo y corro a su lado cuando veo su gran barriga y recuerdo que está en los meses de parir, esto me lleno de alegría y al mismo tiempo de preocupación la acompaño hasta la puerta del quirófano, me quedo viendo a mi padre y le pregunto cuando me lo iba a decir, este solo me dijo me enteré hoy, el señor Noel me dijo, ella no quería que lo supieras, yo aprovecho de decirle que quiero el divorcio con su nieta, ya que me tengo que casar con Noelia la madre de mis hijos y la mujer que realmente amo.

Es cuando mi padre me dice que Nohelia es mi esposa la nieta de Noel, me siento y me río de mi mismo, ya que la mujer que buscaba era a mi legítima esposa.

Ya han pasado cuatro horas y veo salir a dos enfermeras con dos niños muy grandes y gordos y mi amiga Zulay detrás de ellos y me dice con una gran sonrisa, aquí están los herederos Contreras Lizcano, yo no tenía palabras de la emoción tan grande que tenía. Mí padre me abrazo y el abuelo de Nohelia lloraba en ver a sus bisnietos, luego me dejaron pasar a la habitación donde la bese como loco , estaba dormida, el parto la tenía muy estresada y tuvo varios días que no podía dormir, ya que mis niños le dieron guerra.

La Nana llegó con ropa para la madre y los niños, solo dijo yo sabía que eran dos, cargo a los niños y los vistió, tenían mi lunar en el hombro izquierdo, eran mis hijos, papá llamo a mi madre y le contó, los Lizcano llegaron a conocer a sus nietos y bisnietos.

Zulay pidió que saliéramos, yo no quise salir tenía miedo que despertara y se escapara de nuevo y más ahora que sé que es mi esposa, mi bella fugitiva.

La tenía de la mano, dándole muchos besos, era el hombre más feliz, cuando despertó y pregunto que había pasado, yo le señale la cuna de mis niños, le pase uno a uno y ella se quedó abismada, en ver lo grande y gordos que eran, hablé con mi padre, ellos no podían regresar a esa casa tan pequeña, ellos tenían que estar a mi lado, ellos eran mis grandes tesoros y no quería perderlos.

El abuelo Noel me dio la razón y me dijo que hablaría con ella, mandé a decorar en tiempo récord el cuarto de mis hijos, tenía que estar listo para la llegada de mis príncipes, ya que no los dejaría solos nunca más.

Mi padre seguía preocupado, no me decía nada, yo no aguante más y le pregunté que estaba pasando y fue que me dijo que mi mujer y mis hijos corrían peligro, que Katrina había escapado de la cárcel y andaba fugitiva, que la policía lo habían llamado ya que le encontraron a otra reclusa, un plan de secuestro para mí mujer. Eso me desesperó y me hizo reflexionar sobre lo que tenía que hacer para protegerlos, ahora entendía la seguridad desplazada por el hospital por parte de los Lizcanos.