Katherine es una joven que tiene un pasado secreto, decide escapar de Argentina y llega a Italia donde tiene parientes lejanos. consigue trabajo cuidando una abuela, pero el nieto de esta es el mayor mafioso Siciliano de la historia.
Siendo dos personas completamente opuestas, de mundos distintos, pero con un corazón que ha pasado por muchas cosas... ¿Puede haber algo más entre ellos?
¿Podrán encontrar juntos el amor? ¿O ella volverá a escapar?
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Narra Katherine
Me sorprendió verlo parado al principio de la escalera, como si estuviese esperando a alguien. Por más que los recuerdos de la noche anterior volvían a mi mente, lo cierto es que era el nieto de Amelia y debía ser respetuosa con él. Subí los escalones en el mayor silencio posible y vi como se daba la vuelta para retirarse, ni siquiera se había percatado de mi presencia. Llegué más rápido de lo que él se marchaba así que lo salude, con la misma sonrisa que saludaba a todos, pero su silencio me incomodo, es como si se hubiese quedado estático de un momento a otro. Pase por su lado y sentí su mano aferrarse a mi brazo, gire para encargarlo, si planeaba faltare el respeto nuevamente iba a tener que defenderme, sin embargo, sus disculpas me sorprendieron. Fueron tan sinceras y cargadas de tristeza, que solo pude asentir y darle una sonrisa que dijera que todo estaba bien. Me soltó y seguí mi camino.
Golpeé despacio la puerta de la habitación de Amelia.
Adelante- se escuchó del otro lado.
Muy buenos días, abuela- le dije acercándome a ella con una gran sonrisa, no había duda que el poder llevarme bien con todos los miembros de la familia le producía una felicidad que no podía explicar - ¿por qué aún no te levantas?-
Desayune temprano en la cama y me dispuse a terminar de leer aquellos libros que me recomendaste, debo admitir que tanto Los Árboles Mueren De Pie, como Mi Planta Naraja Lima, son unos libros maravillosos mi pequeña- me dijo sonriendo.
Me alegro de que hayan sido de tu agrado, ahora no perdamos tiempo, pase por la cocina y en 40 minutos estará listo el almuerzo, así que a bañarse abuela- le dije mientras dejaba los libros en la mesita y la ayudaba a levantarse.
luego de ayudarla con el baño y cambiarla, nos dispusimos a bajar a almorzar con el resto de la familia. íbamos muy concentradas en nuestra charla, pues el día estaba hermoso y quería que ella pasara el mayor tiempo en el jardín, no solo por que el aire libre le hacía bien, sino también por que el poder compartir momentos con su familia era tan beneficioso como un abrazo.
hoy podemos, si quieres, pintar en el jardín antes de merendar- le dije.
al parecer te gustan mis pinturas- me contesto sonriendo.
siempre envidie a la gente que saber dibujar y pintar, yo no se hacer ninguna de las dos cosas- hice un puchero.
pero cocinas como los dioses, a mi se me quema cualquier cosa, cada uno posee dones distintos a los demás. lo que yo se de pintura es parecido o menos a lo que tu sabes de cocina ¿puedo pedirte un favor?- me dijo cuando nos detuvimos para empezar a bajar las escaleras.
sabes que puedes pedirme lo que desees- le conteste y empezamos a bajar.
hoy me gustaría que hicieras tus famosas pepas- me dijo alegremente.
por supuesto que si, mientras tu dibujas, buscaré a mi gran ayudante para cocinar- le dije.
pues mi nieto podría ayudarte ¿ o no?- volteo a penas la cabeza para tras y recién ahí me di cuenta de que el venia atrás nuestro. ¿Cómo había sido posible que ni siquiera lo haya escuchado caminar?¿ Acaso estaba tan concentrada en la charla?.
me encantaría poder ser de utilidad y probar eso de lo que hablan- dijo mirando solo a Amelia.
no tengo problema- dije sin desviar la mirada hacia el frente - pero debo avisarle a mi ayudante o no me perdonara-.
¿quién es tan importante que no puedes cocinar sin el?- me pregunto con un poco de enojo en su tono de voz.
pues la persona que siempre me ayuda, tu sobrina sofia- le contesté reprochado sus ¿celos quizás?.
mi querida Kat no cocina nada sin la ayuda de su mejor alumna, pero hoy también puedes tener un alumno nuevo a tus clases- me dijo apretando más el agarre de mi brazo.
Por suerte ya habíamos llegado al comedor y no era necesario contestar a lo que ella había dicho, la ayude a acomodarse en su silla y luego procedí a sentarme en mi lugar de siempre. Para mi mala suerte Fabritzio se sentaba frente a mí del lado izquierdo a su abuela que iba siempre en la cabecera de la mesa. No tardaron mucho en unírsenos Nataly y Sofía. Y por primera vez desde que yo había llevado Isabella y Mario también se unieron, eso sí me pareció sumamente extraño, de hecho ese tarado conversaba como si nada con todos.
El almuerzo dentro de todo fue bastante tranquilo, así que una vez que todos terminamos de comer tanto la comida como el postre, me fui a ayudar a las cocineras con los cafés que siempre tomaban luego de comer.
Estaba demasiado concentrada en acomodar todo prolijamente en la carrito cuando de repente su voz me sobresalto.
¿Siempre estás pendiente de ayudar en la cocina?- me dijo tan cerca que podía sentir su aliento en la nuca. Lo malo de haberme asustado así, es que sin querer tire la taza de café que tenía en las manos - déjame ayudarte-
No gracias- le conteste sin mirarlo, limpie bien todo y me dispuse a preparar nuevamente otra taza con café. No quiera ni verlo, sé que me había asustado apropósito, sin embargo, se quedó en la isla del medio de la cocina esperando pacientemente a que terminara con todo.
No vas a contestar mi pregunta- me dijo ya con tono serio, este hombre pasaba del amor al odio con solo un chasquido de dedos.
no se que deseas que te responda, disfruto de cocinar y ayudar a los demás, si eso para vos en un problema, entonces te recomiendo que no me veas- le di una mirada asesina, detestaba que alguien fuese tan egocéntrico como él.
Lamento haberte incomodado- me dijo y sentí como un puñal se clavaba en mí, realmente pareciera que quería conocerme.
No está bien, disculpa mi contestación, me gusta poder ayudar a los demás en lo que necesiten, aun sin que me lo pidan- le dije terminando de acomodar el carrito.
¿Tienes todo listo para lo que vas a preparar a la tarde?- me pregunto mientras se apoyaba en el marco de la puerta.
sí, compre todo antes de venir para acá- le dije encogiéndome de hombros.
¿Con tu plata?- me miro sorprendido.
¿Y con que más?, si sabías no que tengo dos trabajos, con eso me alcanza para todo lo que yo desee y me da diferencia para ahorrar- le dije ya encaminándome hacia la puerta con el carrito.
Quiero que renuncies a tu otro trabajo- no termino de decir eso que me di vuelta a verlo de nuevo con mala cara, en serio pensaba ¿qué podía decirme lo qué tenía que hacer?- no me malinterpretes, no me molesta que trabajes, es solo que no me gustan que digan que me aprovecho de la necesidad de la gente y pago poco por su trabajo-
Te voy a dejar en claro dos cosas, primero no me interesa lo que piensen, digan o sientan los demás que no sean allegados a mí y segundo no creas que tienes derecho a decirme que hacer y que no, no me confundas no soy una de esas mujeres a las que estás acostumbrado- voltee a agarrar el carrito y salí de la cocina.