Desde que tiene memoria, Catalyn Spencer ha tenido poderes que la han llevado a ser discriminada incluso por su propia familia, pero solo su mejor amigo, Derek, la ha aceptado tal y cómo es. Sin embargo, cuando se encuentra con la bruja Victoria, su futura mentora, y la invita a unirse al aquelarre Eclipsis, descubrirá que Derek guarda más secretos de los que esperaba y podrían estar relacionados a una maldición mucho más oscura y peligrosa.
Los caminos de las personas están conectados por algo mas que el destino. Las mejores historias de amor a veces no tienen un final, a veces, ni siquiera tienen un comienzo y el hilo rojo podría romperse más de una vez.
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Capitulo 6: Curiosidad y Ambición
Catalyn creyó estar escuchando mal, pero Derek parecía bastante serio sobre su pregunta. ¿Había dicho "tu poder"?
Al ver su rostro, ella empezó a caer en cuenta del peso de sus palabras. ¿Hace cuánto que sabía que Catalyn tenía magia?, ¿la había descubierto?, ¿más personas lo sabían?, ¿por qué aún no la había delatado? Y ahora, ¿cómo se suponía que debía reaccionar?
Hizo lo mejor que se le ocurrió. Mentir.
- ¿A qué te refieres? - dijo entre risas, como si él hubiera dicho una broma -. ¿Poder?, sé que soy bastante especial, pero no creo que tenga poderes curativos.
- No quería decírtelo, pero ahora mismo empiezo a sentirme desesperado. No había sentido esto antes - continuó hablando él, ignorandola por completo -. ¿Puedes?
- ¿De qué estás hablando, Derek?, ¿acaso también te terminaron tus neuronas?
- Auch, no tienes que hacerme recordar eso de nuevo -. Derek sonrió, aunque aún sus ojos lucían agotados y marcados por el llanto -. Catalyn, sé que tienes habilidades muy especiales. Tienes magia. Eres una bruja.
Catalyn tragó saliva y sintió que un sudor frío le recorría la espalda. Derek estaba totalmente convencido de su poder y no sabía cómo evadir sus preguntas. Sintió náuseas y su malestar se intensificó con los nervios, sí sabía que tenía poderes... ¿por qué seguir siendo su amigo?, ¿no tenía miedo de lo que podía hacerle? Toda su vida había tenido miedo de revelar su poder, y después de lo sucedido en su preparatoria con Mary..., ¿cómo poder confiar en que Derek podía guardar su secreto y no sentirse aterrado de la rareza que era? Él parecía tranquilo y cómodo teniéndola cerca, pero aunque supiera que era más "especial" que los demás, no sabía el alcance del peligro de sus poderes. Ni siquiera ella sabía. Seguía descubriendolo, y temía que en realidad nunca terminaría de aprender a controlarlos.
Peor aún, ¿qué tal si intentaba hacer un hechizo con Derek y resultaba hiriendolo? Nunca se lo perdonaría. Le dolía el pecho de resistir las lágrimas y se sentía mareada por la tormenta de pensamientos. Ya sabía la respuesta, ya sabía lo que tenía que hacer. Siempre era la solución, había pasado en su preparatoria y pasaría de nuevo.
Tenía que alejarse de él antes de hacerle daño. O que él se alejara de ella.
Empezó a ponerse de pie y tomó su mochila.
- No sé de qué estás hablando -. Tenía la cabeza demasiado saturada y le dolía demasiado el pecho como para siquiera hacer una broma o decir algo que pudiera aligerar el ambiente -. Mejor me voy a mi casa. Creo que necesitas tiempo a solas.
Derek le agarró la muñeca y Catalyn sintió un chispazo en todo su cuerpo. Su poder reaccionando ante él. Su magia siempre se enloquecia cuando Derek estaba involucrado. Lo odiaba. Odiaba sentir eso.
- Quédate - dijo él y Catalyn se asombró al ver sus ojos rogando porque ella no se fuera. Parecían más claros, color miel. No, tal vez incluso heizel. Verde. ¿O era la luz?
Demonios, ¿ya estaba empezando a alucinar?
- Yo... - tartamudeo Catalyn.
- Sé que tienes magia. Sé que tienes miedo -. Su voz se escuchaba más dulce, suave, pero también más grave -. Sé que no quieres hacerme daño y que no sabes como dominar tu poder por completo. Solo quédate, y déjame explicarte.
Catalyn sintió que una lágrima le rodo por la mejilla.
Nadie le había dicho que la ayudaría con su magia. Todos corrían. Todos se aterraban o terminaban por tacharla de fenómeno. Incluso su mamá. Solo una persona la había hecho sentir como una persona normal, y hace unos años que yacía bajo tierra. No había escuchado que le enseñarian a controlar su magia desde que su padre lo había dicho por última vez.
Él la vio limpiarse las lágrimas y sonrió con una compasión que no había conocido en Derek. Catalyn se sintio ridícula y se apresuró por recomponer su rostro e intentar calmarse.
Tal vez lo mejor fuera reconocerlo. Quitarle importancia.
- Bueno, puedo mover objetos y prenderle fuego a las cosas. Pero nada muy impresionante -. Se sentó de nuevo y esperó que él contestara.
- Acabas de reconocer que tu poder tiene dominio bajo los elementos y eso ya es bastante impresionante.
- Está bien, tengo poderes - reconoció, aunque las palabras se le hacían extrañas, ajenas, como si diciendolas pudiera crear un caos -. ¿Y qué? No sé cómo quitar el dolor emocional..., no es algo que pueda tocar o ver.
Derek volvió a suspirar y Catalyn pudo haber jurado que se estaba arrepintiendo de haberle dicho que sabía que ella tenía poderes. Parecía dudar de si mismo.
- No sabía si era buena idea contarte que sé la verdad sobre ti, pero... ya que lo hice, te ayudaré.
- ¿Sabes sobre magia?
- Más de lo que me gustaría.
Catalyn tenía una avalancha de preguntas a punto de salir de su boca, pero debía ser consciente. Derek seguía siendo el protagonista de ese momento y ayudarlo estaba en sus prioridades.
- Podemos hablar de eso después -. Se tragó la ansiedad y la curiosidad que tenía, aunque aún el malestar la hacía sentirse inquieta -. No sé cómo quitar el dolor y no quiero experimentar cosas nuevas contigo. Por ahora solo puedo regular tu corazón y...
- Piensa en tu momento más feliz - la interrumpió -. Piensa en el cielo, en la luna. Siempre te ha encantado. Piensa en el poder y la tranquilidad que sientes al verla. El abrazo de tu mamá, la risa de los niños, el sabor de tu postre favorito, el recuerdo de tu padre. El dolor se apacigua con sonrisas y se contrarresta con felicidad. Piensa en cuando eres feliz e intenta... - la voz se le quebró -, intenta transmitirme eso.
- ¿Cómo lo sabes?
- Como dije, sé mucho de magia.
Catalyn quería preguntarle por todo lo relacionado a su poder. Quería saciar su curiosidad y su emoción por poder hablar y preguntar todas las dudas que tenía a alguien que sabía de su naturaleza, y que no la consideraba un fenómeno. La ponía nerviosa que alguien más notara que no era una chica normal y que podía ser tan peligrosa como para lastimar a alguien con solo pensarlo, pero le fascinaba la idea de poder hablar con él sobre su poder.
- ¿Necesito hacer un hechizo? - le preguntó, sintiendo su magia picar en la punta de sus dedos.
- ¿Usas hechizos?
- A veces, me ayudan a concentrarme.
- ¿Dónde los aprendiste?
- En ninguna parte, realmente. La mayoría del tiempo solo vienen a mi, como una vieja canción que recuerdas de algún lado.
Derek abrió un poco más los ojos.
- Vaya, te has vuelto más poderosa de lo que creía - exclamó y Catalyn sintió sus mejillas encendiéndose.
- Primero haré el hechizo contigo y luego me enseñarás todo lo que sepas, ¿trato hecho?
Derek le ofreció su mano y la apretó alrededor de la suya. La corriente de su magia fluyendo por su cuerpo siempre se intensificaba y Catalyn se estremeció, aunque reconocía que era una calidez que le gustaba experimentar. No le gustaba lo que significaba, pero... debía reconocer que sí cómo se sentía.
Derek le sonrió y se acercó a ella. Cogió sus manos y se sentó frente a Catalyn, cerrando sus ojos.
- Primera lección, la magia funciona mejor cuando fluye en un circuito cerrado. Los círculos canalizan el poder en su interior y lo mantienen fluyendo a su alrededor.
Catalyn, está vez, sonrió y le apretó las manos. Se sentía extrañamente bien no tener que esconderse y que alguien le enseñara como usar su habilidad. Cerró sus ojos también y se concentró solo en el melódico tono de la voz de Derek, sonaba más tranquila, aunque áspera por haber llorado.
- Piensa en lo que te hace feliz.
Catalyn recreó la imagen de los picnics que tenía con su familia cuando aún eran unidos, no madre e hija que apenas si podían comunicarse. Los juegos en la calle donde hacían carreras, los momentos en los que su padre la felicitaba por hacer florecer una rosa, los instantes donde le leía cuentos con su mamá trenzando su cabello. Al menos su infancia había estado llena de risas, los recuerdos amargos se eclipsaban con la felicidad que le recordaba tener a su padre a su lado. Sintió una punzada de dolor en el pecho al recordarlo con más intensidad y las lágrimas picaron en el borde de sus ojos, pero la memoria de un ser querido se mantenía intacta por los momentos de felicidad, no por los de desdicha. Apartó las lágrimas y siguió con la secuencia de sus memorias. De vez en cuando, Alice y Derek aparecían en ellas. Su primer año de universidad, su primer día en clase. Incluso, los momentos a solas con él. Las salidas a comer, los ratos solo para leer. Una vez cuando hizo florecer todas las plantas de su mamá y ella no pareció aterrorizada por su poder. Los juegos que tenía con Mary cuando apenas eran niñas. Aquella noche frente a su ventana mientras aprendía a encender una vela. Las tardes de películas con su madre, los únicos momentos donde no se sentía como una oveja negra. Sonrió, no era tan mala su vida. Había reído y disfrutado, después de todo.
- Cat - la llamó Derek, pero ella sentía su voz lejana. Estaba en paz, sentía su magia recorrer su cuerpo con calidez -. Catalyn - repitió, pero más fuerte.
Ella abrió sus ojos y parpadeo varias veces. Veía luces, pero luego lanzó un grito ahogado cuando se fijó en lo que había hecho.
Las plantas de Derek habían crecido tanto que colgaban del estante y se enredaban por los libros, un par de pajaritos se habían posado en la ventana y parecía haber más rayos de sol iluminando la habitación, a pesar de que estaba anocheciendo. Los rastros del llanto en el rostro de Derek desaparecieron y él sonreía con un brillo bastante particular en sus ojos. Todo parecía más vívido, tranquilo, más pacífico.
- Tu poder es hermoso, Cat - le dijo, suave, como si pudiera romper el momento -. No tienes que asustarte de él.
Catalyn tuvo ganas de llorar de nuevo, pero esta vez de emoción y felicidad.
- Hay pajaritos - dijo entre risas -. Atraigo animales.
- Eres una princesa Disney, tal vez un conejo te hable - bromeó Derek y ella soltó una carcajada.
No creía haberse sentido así antes.
- ¿Te sientes mejor? - le preguntó, sin querer separarse. Aún el tacto de las manos de él sobre las suyas la hacían sentir... a salvo.
Él asintió, pero... ¿por qué siempre tenia ese reflejo de tristeza en su mirada? Ahora podía entenderlo, pero siempre, desde que lo conocía, parecía vagar entre un mar y un océano que lo ahogaban.
- Puedo seguir haciendo esto cuando te sientas mal - se ofreció, era la única oportunidad que tenía para practicar su magia y, además, de ayudarlo.
- Por favor -. Derek apartó sus manos y Catalyn sintió un vacío.
- Tú solo dime cuándo me necesitas e intentaré estar contigo - Se aclaró la garganta y luego sonrió -. Pero tiene un precio.
Derek terminó de alejarse de ella y Catalyn lo vio apretar sus manos, pero no le dijo nada. No quería molestarlo ni hacerlo sentir presionado, aunque su cabeza estuviera llena de preguntas. Le daría su espacio, lo que necesitara para ser él de nuevo.
- ¿Y cuál es el precio?
- Conocimiento.
- Bien, pero vamos por pasos. ¿Sabes encender velas? -. Catalyn arqueo una ceja -. Entendido, lecciones de magia para principiantes no sirven contigo. ¿Qué tal si te enseño a defenderte?
- ¿De qué forma?
- Hay mucho que puedes hacer, y aún no lo sabes. Puedes usar los elementos a tu favor, puedes forzar la voluntad de alguien e incluso puedes controlar su cuerpo. Tu poder es más grande de lo que crees.
- ¿Cómo haría eso? - Catalyn se sentía extrañamente más atraída a él. Le encantaba la forma en la que hablaba sobre su magia, parecía ser un experto.
- Te lo enseñaré.
Pero había un par de preguntas que no dejaban de rondar por su cabeza.
- ¿Cómo lo descubriste?, ¿y por qué sabes todo esto?
Derek lanzó un suspiro, como si respirar de repente le doliera. Catalyn temió haber preguntado algo que iluminara un recuerdo doloroso en su cabeza, pero no se disculpó. Necesitaba respuestas.
- He estado con brujos antes, viejos amigos. Me enseñaron bastante y aprendí a reconocer ciertas señales.
- ¿Qué amigos?, ¿hay más gente como yo en la ciudad?
Derek negó con la cabeza.
- Cuando vivías en Milán - dijo Catalyn, entendiendo a que se refería -. Claro, Europa. ¿Dónde más habría brujas?
- Hay muchísimas en América, solo que están más escondidas.
- ¿Por qué?
- Demasiadas preguntas y se esta haciendo tarde. No queremos que tu mamá se enoje.
Catalyn sintió que su corazón se hundía. ¿Tan difícil era responder una pregunta? Aunque si que tenía razón, su mamá estaría a punto de llamarla...
- Entiendo - aceptó y se puso de pie -. Pero, por favor -. Sin embargo, no iba a permitir que la ignorara, ya era bastante con vivir bajo la sombra de un crucifijo que no le permitía explorar su poder -, responde cada pregunta. No voy a aceptar que evadas más lo que te digo. Quiero aprender.
- Algunas preguntas son peligrosas, Catalyn.
Ella sonrió y estiró su mano derecha, las velas en el escritorio de Derek se encendieron.
- Soy una bruja, ¿qué puede pasar?
-Victoria (2024)
¿Es normal que las shippee?
*Motivational Música intensified"
De día: Call Center de portabilidad de Claro :v
para unos, una extraña
para mi, mi diosa
mi aire vital para respirar
mi corazón palpitante
mi medicina
mi uso de razón