Su hermano comete un gran error al robarle a un mafioso, y solo ella puede salvarlo de la cárcel. Solo que no espera lo que un malvado mafioso tiene pensado para ella y termina cayendo en un laberinto sin salida.
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Capitulo 7
En medio del silencio el timbre sonó, ambas se miraron y Julieta se levantó de la silla automáticamente dirigiéndose a la puerta.
-¡Amiga espera! - La bloqueó Selene preocupada mientras que Julieta solo la miro a los ojos sin decir ni una palabra. -Juli... ¿Estás segura?-Pregunto afligida.
-Es lo que debo hacer amiga...-Contestó mientras una lágrima caía sobre su rostro.
-Dimelo y terminamos todo aquí.
-¡No sele! -Exclamó. -Ya está, es lo que yo he aceptado.- Y quito las manos de su amiga suavemente ya que la bloqueaban saliendo de allí.
Fuera había un auto y Julieta al cerrar la puerta apresuró el paso para que el chófer no se enojara por hacerlo esperar, para su sorpresa Dante fue quien abrió la puerta del auto pidiéndole que ingresara, Julieta se sentó rápido en el asiento trasero y Dante volvió a subir en el asiento del acompañante. Cuando el auto se puso en marcha Julieta sintió una sensación en el estómago, estaba muy nerviosa, tan nerviosa que se tomaba la falda con fuerza, sin percatarse que Dante la observaba con pena por el espejo retrovisor.
Durante el viaje todos se mantuvieron callados, aunque Dante se sentía muy apenado por Julieta, algo le decía que la joven no merecía lo que estaba por suceder. Ya en la mansión, Dante ayudó a Julieta a bajar del auto y lentamente fue subiendo por las escaleras de la entrada de la mansión, los zapatos eran tan altos que le era dificultoso subir con fluidez esas largas escaleras.
Dante abrió la puerta y la hizo ingresar a la mansión, ella con timidez entró mirando hacia el suelo, mientras que Dante no le sacaba los ojos de encima, de lo bella que se veía. Con la mano le señaló las escaleras para que vaya directamente hacia la habitación de Bruno mientras que Julieta Suspiraba profundamente tomando valor para lo que estaba por hacer.
Al llegar a la puerta golpeo y Bruno abrió haciéndola ingresar, su rostro se veía aún más sombrío que la primera vez, incluso nisiquiera se sorprendió al verla, había tenido tantas mujeres bellas en su cama que Julieta solo era una más.
En el momento que Bruno cerró la puerta tras su espalda Julieta se sobresaltó por la fuerza con la que cerró, pero intentó reincorporarse haciendo de cuentas que nada estaba sucediendo.
Bruno llevaba puesto una camisa blanca y unos pantalones negros muy ajustados, haciendo resaltar cada músculo de su cuerpo aunque Julieta no lo notaba por los mismos nervios que tenía, solo miraba hacia abajo.
-¡Bien! - Exclamo Bruno asustando a Julieta. Ella levantó la mirada y observó a Bruno, sintiéndose atraída por sus músculos. -Ven, siéntate aquí. -Le ordenó, señalando la cama. Julieta asintió e hizo lo que él le pidió, pero para su sorpresa el busco un trípode de un armario y lo colocó frente a la cama.
-¿Y eso para que es?- Pregunto con temor.
-¿Para qué crees?-Ironizó Bruno con una sonrisa.
-¿Grabarás?-Indago sintiéndose incómoda.
-¡Claro que sí!
-Pero... ¿Y eso por qué? Nunca me dijiste que harías esto.
-Mira niña, yo pongo mis reglas. Si no quieres ahí tienes la puerta y puedes irte. - Le hablo con brusquedad apuntando la puerta.
-No, no está bien. Pero... ¿A quién le mostrarás?-
-A ti eso no te interesa...
- Pero yo estaré en ese video.- Contestó con un nudo en su garganta.
-¿Quieres o no? - Presiono Bruno, mientras Julieta no sabía hacia dónde mirar con los ojos llorosos.
-Está bien, sí. -Contestó ella resignada.
-¡Bien! -Contestó Bruno haciendo un paso hacia atrás y prendió la cámara. Rápidamente, comenzó a quitarse la ropa quedando en ropa interior y se abalanzó sobre ella tirandola a la cama, comenzó a besarla, ella no reaccionaba solo dejaba que él hiciera lo que quiera con su cuerpo y eso le molestaba a Bruno que presionaba con fuerza las piernas de Julieta. Mientras la besaba, subía y bajaba la mano que acariciaba la pierna de ella y apenas se separó de su cuerpo procedió a arrancarle la blusa, ella por instinto tapó sus pechos, pero el quito las manos de Julieta para tomarlos con sus propias manos y poner uno en su boca succionando y mordiendo haciendo que ella se quejara del dolor.
-¡Por favor no seas tan brusco!- Suplicó Julieta.
-Como si no estuvieras acostumbrada a esto... - Replico Bruno burlándose.
-No, esta es mi primera vez. -Contestó con dificultad cerrando con fuerza sus ojos, ya que Bruno continuaba mordiendo sus pechos. Bruno se separó de ella rápidamente y la observó extrañado.
-¿Primera vez?
-Sí...
-¿Tú me estás hablando en serio?
-Sí...
-No te creo...
-Es la verdad... Por favor solo quisiera que no sea tan brusco.
-Estás mintiéndome... - Decía Bruno sin poder creer en Julieta.
-No le miento...- Contestó ella tapando sus pechos. Bruno se levantó de la cama y la observó, nunca había estado con una joven virgen para saber a simple vista si lo era o no, pero había algo en ella que lo hacía considerar que esto era verdad.
-¿Por qué no me lo dijiste antes?
-¿Qué cambiaría?
-¿Qué cambiaría? ¡Pues todo! Te he dicho que quiero una ramera en mi cama, no una mojigata.- Contestó exaltado.
-Yo puedo complacerlo...-Contestó intentando levantarse.
-¡No! Vístete...-Le ordenó.
-¿Qué? ¡No! Déjeme quedarme señor, yo prometo complacerlo. -Suplicaba Julieta en la cama.
-Te dije que te vistas...
-¡Por favor no le haga nada a mi hermano! Si quiere mañana vuelvo sin ser virgen y me acuesto con usted...
-Tú pagarás cuando yo te lo diga, hoy no. Así que vístete y Lárgate de mi vista. -Ordenaba sin más.
-Señor yo puedo hacer cualquier cosa que usted me pida...-Intentaba convencerlo.
-Ahora solo quiero que te vayas...- Contestó sin mirarla a la cara.
-¿Y mi hermano?
- ¡Vete! -Grito asustando a Julieta quien aún continuaba arrodillada sobre la cama. -Toma tu maldita ropa y Lárgate de mi vista. -Le ordenó abriendo la puerta, Julieta como pudo tomó su blusa y salió rápido de la habitación y tras ella Bruno cerró la puerta con brusquedad.
Al levantar la mirada se encontró con varios guardias observándola que aún estaba semi desnuda por la casa y se giró para poder poner su blusa rápido, tras ella apareció Dante quien la observó perplejo, pero entendió que seguramente ella había hecho algo muy malo para que Bruno se enoje y la eche de esa forma.